06 marzo 2015

Cine ecuatoriano en Bolivia

A veces nos quejamos de que no hay opciones en La Paz para ver cine de América Latina, y sin embargo, las hay cada vez más. Digo esto en relación a la Semana del Cine Ecuatoriano 2015, del 5 al 12 de marzo, una oportunidad única para los cinéfilos.

Lo extraordinario de la ocasión no es solamente la selección de películas que podremos ver, sino que para acompañarlas llegarán de Quito tres personalidades del cine ecuatoriano. Estará entre nosotros Juan Martín Cueva en su doble condición de Director del Consejo Nacional de Cine del Ecuador (CnCine) y de cineasta, pues presentará una película muy personal, autobiográfica, El lugar donde se juntan los polos (2002).

En la delegación ecuatoriana viene también Wilma Granda, Directora de la Cinemateca del Ecuador, con un cargamento de films que ella misma presentará: Con mi  corazón en Yambo (2011), Prometeo deportado (2010), A tus espaldas (2010), Abuelos (2010), Cuba: el valor de una utopía (2009) y Pescador (2011). 

Wilma Granda
Juan Martin Cueva
Pocho Álvarez
El tercer invitado especial es el documentalista Pocho Álvarez, de quien se exhibirá una retrospectiva de sus películas, hasta ahora desconocidas en Bolivia: Ale y Dumas (2008), Tóxico Texaco Tóxico (2007), A cielo abierto: derechos minados (2007), Jorgenrique (2010), Pieldolor (2011), y Luar Trocas (1987), varias de ellas sobre temas de medio ambiente y extractivismo.

Este intercambio con el cine de Ecuador fue motivado inicialmente por la edición ecuatoriana de mi libro Cine comunitario en América Latina y el Caribe, que se presentó durante la Feria Internacional del Libro de Quito y dos días más tarde en el marco del Encuentro Internacional de Cine Comunitario que tuvo lugar en Cotacachi a fines de 2014. La edición estuvo a cargo del Consejo Nacional de Cine de Ecuador y será ahora lanzada en Bolivia.

Hay más todavía… los amigos ecuatorianos ofrecerán en la Universidad Mayor de San Andrés, en la Cátedra IPICOM (lunes 9 de marzo), una conferencia magistral sobre la legislación de cine en su país, y tendrán también la oportunidad de intercambiar sobre ese y otros aspectos durante una mesa redonda (viernes 6 de marzo) en la que participarán cineastas bolivianos como Paolo Agazzi, Mela Márquez y Marcos Loayza.

Se trata entonces de un programa intenso que sin duda generará intercambios y acuerdos institucionales no solamente durante la semana del evento, sino después.

No he visto aún todas las películas que se exhibirán durante la Semana de Cine Ecuatoriano, pero conozco el cine de Pocho Álvarez, quien no ha parado de hacer cine, como lo prueban sus documentales. A diferencia de otros cineastas preocupados por el “mercado” y celosos de la circulación de las copias de sus películas, Pocho invita a piratear su propia obra, a veces de manera explícita: “La reproducción y distribución de este documental en su totalidad es un deber ciudadano”.

Jorgenrique 
Su obra Jorgenrique es un hermoso testimonio del poeta Jorge Enrique Adoum (fallecido en julio del 2009), a quien entrevistó junto a su hija Alejandra Adoum durante varios meses (de febrero a mayo de 2007). Este resumen de las 40 horas grabadas constituye un legado extraordinario del poeta más importante del Ecuador, quien habla con tanta sabiduría como modestia del “camino maldito de la literatura” y rememora su linaje libanés y su infancia en el Ambato, hasta su visión crítica más actualizada del país, pasando por etapas importantes que le tocó vivir, ya sea muy joven en Chile como secretario privado de Neruda, como diplomático en China o Japón, o como poeta en el exilio en el París que alumbró la revolución de los jóvenes en Mayo de 1968.

Ale y Dumas
A cielo abierto: derechos minados es un extraordinario y emotivo testimonio de las comunidades que en Ecuador resisten pacíficamente pero poniendo en riesgo sus vidas, a la penetración de compañías mineras. “El agua vale más que el oro, vale más que el cobre”, esgrimen quienes se oponen a los proyectos extractivos. Se enfrentan con palos y piedras a paramilitares y militares enviados por las empresas mineras y por el gobierno que a pesar de su discurso de “revolución ciudadana”, reprime a quienes se oponen. Una Ley de Minería favorece a las grandes empresas, sin respeto por el medio ambiente ni por los derechos de las comunidades afectadas. Pocho realizó un seguimiento minucioso de las luchas de resistencia, revelando la fuerza de dirigentes locales muy lúcidos y comprometidos con su pueblo. La cámara establece una relación solidaria con la gente y de enamoramiento con la naturaleza amenazada.

En Tóxico Texaco Tóxico el cineasta se une al Frente de Defensa de la Amazonía para denunciar y apoyar el juicio que durante 14 años se lleva adelante en contra de la empresa petrolera Texaco, responsable de uno de los mayores desastres ecológicos de América del Sur, al haber contaminado durante casi 30 años las tierras y los ríos de la Amazonía ecuatoriana, en el norte del país. La codicia de las empresas y de los gobiernos de turno durante las “fiebre del oro negro” dejó sin protección a comunidades indígenas que entre 1964 y 1992 padecieron enfermedades y pobreza por causa del desastre ambiental.

La tierra “agria” contaminada por 18 mil millones de galones de aguas tóxicas, cubierta por una capa espesa y pegajosa de petróleo, y las piscinas de desechos que la Texaco construyó y nunca limpió, dejaron inermes a los indígenas cofanes y de otras comunidades de la zona cercana a la frontera colombiana. Como un monumento fatídico a la indiferencia y prepotencia de la empresa petrolera, quedan todavía los “mecheros” que queman indefinidamente el gas superficial.


Toda una semana de cine ecuatoriano, y quizás sobre todo un ejemplo de pluralidad de las políticas de Estado que promueven el cine en el país hermano. 
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El cine es un espejo pintado.
—Ettore Scola