21 noviembre 2014

De Cúcuta a Pamplona

En las ciudades visitadas no quedan grabadas las huellas de los caminantes, pero en la memoria del caminante siempre quedan impresiones de los lugares que recorre, sobre todo si lo hace con pasos que tejen nuevas relaciones.

A mediados de noviembre estuve en la Universidad de Pamplona (Colombia) para dar una conferencia sobre “Sistematización de experiencias en comunicación para el cambio social” y para facilitar un taller en el marco de la XI Semana de la Comunicación. Adriana Vega, la organizadora, me había invitado dos veces en años anteriores, pero recién ahora pudimos hacer coincidir las agendas y disfrutar el encuentro.

Pamplona es una población de 60 mil habitantes, cuya actividad gira en torno a la universidad pública. Las calles están repletas de estudiantes que saludan al pasar como si lo conocieran a uno de toda la vida. Ayuda el hecho de que sus profesores les hubieran dado a leer algunos textos míos como Haciendo Olas o El cuarto mosquetero. Es como para sentirse en casa (mejor, en muchos sentidos).

Las conferencias centrales de Rosa María Alfaro, Iñaki Chaves y otros colegas garantizaron el éxito de la participación. El interés de los estudiantes puede medirse por el hecho de que tenían que pagar aproximadamente 30 dólares para inscribirse, y no dudaron en hacerlo. En Bolivia los estudiantes de comunicación están acostumbrados a que los eventos sean gratis, por eso quizás no los valoran.  

Estuve años atrás en el Norte de Santander, en Bucaramanga, a 124 kilómetros de distancia de Pamplona por la ruta 66 (como la de la famosa canción). Ahora aterricé en Cúcuta, a una pedrada de distancia de la frontera con Venezuela. La frontera natural es el río Táchira, de pocas aguas pero mucha historia. Sobre el puente que une a ambos países ofrecieron un “Concierto por la paz” Juanes, Miguel Bosé, Juan Luis Guerra, Carlos Vives, Ricardo Montaner y Alejandro Sanz el 16 de marzo del 2008. Ahora no registra mucho movimiento porque la crisis económica de Venezuela hace que para los venezolanos resulte demasiado caro cruzar a Colombia, y para los colombianos ya no es interesante llegar a Venezuela y encontrar los supermercados vacíos.

A la izquierda Colombia, a la derecha Venezuela
Gracias a William Javier Gómez, director del Departamento de Comunicación Social, pude hacer esa visita fugaz a Venezuela. Quería vivir la experiencia de estar en la mitad del puente, sobre la línea fronteriza, donde si uno extiende el brazo para mirar la hora, en el lado venezolano es media hora más tarde que en el lado colombiano, (según una disposición del Comandante Chávez que nadie se atrevería a discutir). Así, el cuerpo está a un lado de la frontera y el brazo en el otro, adelantado.

Mientras Cúcuta tiene un clima cálido, a veces asfixiante, Pamplona está 2 200 metros de altitud y su clima se parece al de Bogotá: cambia cada cinco minutos entre lluvia y sol. A Pamplona llega además la niebla que invade de pronto el pequeño valle y baña los cerros de melancolía. Esta es una de las ciudades más antiguas de Colombia, fundada en 1549 por Pedro de Ursúa, y ha tenido a lo largo de su historia varios títulos extraoficiales: Pamplona de las Indias, Ciudad de Ursúa, Ciudad de las Neblinas, Ciudad Patriota, Ciudad Mitrada, Ciudad Estudiantil, Pamplonilla la Loca, entre otros.

Astrid Gómez y William Javier Gómez 
De haber sido mejor gobernada Pamplona tendría aún la belleza arquitectónica colonial de Villa de Leyva, Popayán o Mompox, pero lamentablemente ha perdido una buena parte de ese encanto, aunque quedan en el cuadro central algunas casas que conservan sus características de origen. Precisamente dos de ellas, la Casa Águeda y la Casona, donde se realizan actividades culturales, pertenecen a la universidad. Parte de las actividades de la Semana de la Comunicación tuvo lugar en esos espacios, mientras que las conferencias principales las dimos en el Teatro Jáuregui.

A diferencia de otros eventos de comunicación en los que me ha tocado participar, donde las actividades se superponen y los minutos se encogen, en la Semana de la Comunicación de Pamplona se privilegia el tiempo para los intercambios. Cada conferencia magistral ocupó la mañana entera, incluyendo el espacio de preguntas y comentarios, así que no era necesario apresurar el ritmo de la exposición.

William Gómez, Rosa María Alfaro, Alfonso Gumucio, Iñaki Chaves y Adriana Vega
Rosa María habló de “La importancia de la ciudadanía en los procesos de cambio social”, Iñaki se refirió a “La comunicación y las discusiones de fronteras” y Miguel Urrutia al “Cine recursivo, aprende a inventar”. Algo interesante es que durante las conferencias se pedía a los estudiantes poner sus celulares en modo silencioso, pero mantenerse activos enviando tuits con frases de los expositores, con fotos o comentarios propios.  Al final de cada conferencia, se dieron premios a quienes habían enviado más tuits. Es una manera inteligente de hacer que los estudiantes estén alertas y desarrollen su capacidad de escuchar y de sintetizar conceptos. Los tuits se iban proyectando en una pantalla lateral, a la vista de todos.

En la Universidad de Pamplona noté un interés creciente por la comunicación vinculada al cambio social y a los procesos de desarrollo participativo. El último día de mi estadía, antes de partir, tuve una reunión con cinco grupos de estudiantes que compartieron conmigo sus experiencias de trabajo en comunidades. El Colectivo de Comunicaciones Construyendo Historia, de la Universidad San Francisco de Paula, por ejemplo, trabaja en la localidad de San Faustino (en el oriente de Cúcuta) con niños y jóvenes de 12 a 16 años en un programa de construcción de paz a través de fotografía, teatro y danza. Solo se puede entender la importancia de un programa de esta  naturaleza cuando se conoce la historia de violencia de estos municipios donde tanto la guerrilla como las autodefensas llevaban adelante reclutamientos forzosos de niños.

Las demás experiencias, llevadas adelante por grupos de estudiantes de la Universidad de Pamplona, abordan proyectos que tienen que ver con economía solidaria y reciclaje de desechos sólidos, sensibilización sobre medio ambiente urbano, trabajo con adultos mayores, apoyo a las juntas de acción comunal y colaboración con radios comunitarias en Arauca. En todos estos proyectos hay elementos centrales de comunicación, aunque en algunos se la entiende como campaña antes que como proceso. En todo caso destaca la voluntad de estos grupos de estudiantes de proyectar hacia la sociedad que los rodea aquello que van aprendiendo en las aulas.

En el trayecto de regreso de Pamplona a Cúcuta para tomar el vuelo a Bogotá, iba pensando en lo mucho que se puede hacer con estudiantes motivados por la realidad que los rodea, estudiantes que son conscientes del privilegio de llegar a la universidad y de la responsabilidad social que esto significa.
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Nunca he encontrado una persona tan ignorante
de la que no pueda aprender algo.
—Galileo Galilei