24 junio 2013

Camino de Santiago

Menos de dos años atrás, en noviembre del 2011, tuvimos el XII Congreso Iberoamericano de Comunicación (IBERCOM) en Bolivia; nos recibió la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA) y fuimos acogidos por Ingrid Steinbach, la organizadora del evento. En ese congreso me tocó ofrecer a los participantes la conferencia magistral de inauguración  sobre “El derecho a la comunicación, articulador de los derechos humanos”, y recibir de manos de Martha Paz y de Mary Torrico el Premio ABOCCS.

En un contexto muy diferente, bajo una lluvia fina participé a fines de mayo en el XIII Congreso de IBERCOM en Santiago de Compostela, "la ciudad-símbolo del viaje como transformación", donde nos esperaba Margarita Ledo, organizadora y anfitriona impecable, como suelen ser buenos anfitriones los gallegos. De esas atenciones y la fuerte identidad cultural de Galicia me gustaría escribir más adelante, por ahora me limito a referirme a IBERCOM. 

El congreso organizado por tres universidades gallegas —Santiago de Compostela, Vigo y La Coruña— se desarrolló sobre el tema general de “Comunicación, cultura y esferas de poder” con sesiones plenarias en las mañanas y trabajos de las Divisiones Temáticas de IBERCOM (DTI) en las tardes. 

El propósito del evento era analizar “el ejercicio del saber como forma de poder, la reconfiguración de la esfera pública como lugar para la diferencia, la interculturalidad y la construcción de la igualdad” como retos para los investigadores iberoamericanos.

Miquel de Moragas, Muniz Sodré, Moisés de Lemos y Guillermo Orozco  


Me tocó intervenir en dos momentos del programa, la primera vez para presentar el libro Cine comunitario en América Latina y el Caribe, resultado de la investigación que coordiné para la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL), y la segunda vez, al cierre del congreso, para rendir un homenaje a la memoria de Octavio Getino, fallecido el 1º de octubre del 2012.

Durante la presentación del libro me referí a la investigación como el primer y por ahora único estudio que aborda la situación regional del cine y el audiovisual comunitario a través de un recorrido por 14 países, para desentrañar el pasado y el presente del cine comunitario desde sus raíces históricas más profundas hasta sus proyecciones actuales. Destaqué la importancia del cine comunitario como una manifestación del derecho a la comunicación y no solamente como partícipe del séptimo arte, señalando que su referente principal no es la industria cinematográfica sino la comunicación como reivindicación de los excluidos y silenciados.

En el homenaje a Octavo Getino me limité a mencionar algunos hitos de nuestra amistad de casi 40 años y a mostrar diez minutos de una larga conversación que tuvo Octavio con Daniel Desaloms en 2011 en el programa “Vidas de película”. Esa es probablemente la última entrevista de fondo que Octavio concedió.

IBERCOM es un espacio de diálogo importante para los investigadores ibéricos y latinoamericanos, donde pueden ponerse al día sobre sus investigaciones, intercambiar ideas o simplemente encontrarse, lo cual es de por sí vivificante.  Me consta porque mis re-encuentros con colegas y amigos del campo de la comunicación suelen ejercer en mí el mismo efecto que una pócima energizante.

Más de 370 ponencias fueron presentadas durante el congreso, distribuidas en la programación de las Divisiones Temáticas de IBERCOM (DTI): “Políticas culturales, tecnologías y esferas de poder”, “Estructuras y soportes de comunicación: producción, consumo y recepción”, “Comunicación estratégica, organizacional y publicitaria”, “Teoría y métodos de investigación”, “Educomunicación”, “Los discursos de la comunicación: migración, género, movimiento ciudadano, folkcomunicación”, “Estudios cinematográficos y audiovisuales”, e “Historia de la comunicación y de los medios”. Además se programaron diez mesas temáticas, presentaciones de libros y revistas, y otros eventos paralelos. Demasiado para escoger, uno tendría que multiplicarse para asistir a más de una docena de sesiones que se realizaban cada tarde en simultáneo. 

Una de las sesiones más interesantes, antes de la inauguración oficial del evento, fue sobre la definición de una agenda iberoamericana –científica y política- de cooperación con la Asociación Internacional de Estudios sobre Comunicación Social (AIECS), conocida como IAMCR por su siglas en inglés. Precisamente se habló de las limitaciones impuestas por la AIECS a la diversidad lingüística, lo cual coloca a los investigadores de nuestra región en una posición de desventaja en esa organización dominada por anglófonos.

Mientras los latinoamericanos hacemos el esfuerzo de hablar inglés y de leer en su lengua original los libros de nuestros colegas anglófonos, estos no le dedican la menor energía a aprender castellano, uno de los idiomas más hablados en el planeta, y todavía pretenden que nosotros traduzcamos al inglés nuestras obras porque de otro modo, armados de una coraza de soberbia, no nos leen. Al no leernos se pierden la oportunidad de acceder a las contribuciones más importantes en el campo de la comunicación contemporánea, pues América Latina es el polo más activo en la generación de un conocimiento renovador y comprometido con el cambio social, como se pudo constatar en los trabajos presentados durante este congreso de IBERCOM.

Entre Xosé Ramón Pousa y Marcelo Martínez Hermida
Los congresos, como todos sabemos, son importantes no solamente por las ponencias que se presentan o por las discusiones que tienen lugar, sino por los encuentros con nuevos colegas y los re-encuentros con colegas y amigos a los que a veces uno ha dejado de ver durante varios años. Me agradó por supuesto ver a Margarita Ledo Andión en su propia tierra, Galicia, y conocer a colegas tan estupendos como Xosé Ramón Pousa Estevez y Marcelo Martínez Hermida, a quienes cuento ya entre los amigos. Y los re-encuentros abundaron: Thomas Tufte, Miquel de Moragas, Paco Sierra, Clemencia Rodríguez, Gabriel Kaplún, Cicilia Peruzzo, Luis Humberto Marcos, Raúl Trejo Delarbre, Carlos Arroyo, Eliana Herrera y varios otros con los que he recorrido caminos ya sea en aventuras editoriales o académicas.

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Lo más importante de la comunicación 
es escuchar lo que no se dice. 
—Peter Drucker