12 noviembre 2012

Archipiélago 77


Un número capicúa de la suerte: 77. Los siete días de la semana, las siete puntas de la estrella, los siete colores del arco iris, los siete grandes mares del planeta, las siete notas del pentagrama…  Si el 7 ya es significativo en la numerología, el cabalístico 77 lo es en mayor medida. Con ese número la revista Archipiélago celebra 20 años de pensar la cultura latinoamericana sin fronteras. Esa LA que aparece de manera prominente en el nombre de la revista, subraya esa voluntad de promover el espíritu de una Latinoamérica culturalmente rica y diversa.

Archipiélago 77 destaca por una hermosa foto de portada con fondo blanco y textos de Nils Castro (Panamá), Eduardo Matos Moctezuma (México), Roberto Segre (Argentina), Fernando Martínez Heredia (Cuba), Alirio Liscano (Venezuela), Norman Girvan (Jamaica), Antonio Terán Cabero (Bolivia), entre muchos otros. La revista hay que comprarla, pues no existe en internet, lo cual, como le he dicho a Carlos Véjar varias veces, es una limitación innecesaria, casi inexplicable dadas las facilidades con que hoy se pueden subir PDFs a la red.

Carlos Véjar Pérez Rubio
Este no es un proyecto institucional cualquiera, sino el resultado del esfuerzo personal, titánico y casi mesiánico, de una persona: Carlos Véjar Pérez Rubio, arquitecto de profesión y de ejercicio, autor de varios libros entre los que menciono solamente Crónicas y relatos de la arquitectura y la ciudad (1992), Y el perro ladra y la luna enfría (1994), Utopía de cristal (2003), sobre arquitectura y urbanismo, Integración de América Latina y el Caribe (2000), y Globalización, comunicación e integración latinoamericana (2006).   

Archipiélago surgió como surgen muchos grandes proyectos culturales, de una conversación entre amigos. La idea inicial de una revista cubano-mexicana se transformó casi inmediatamente por iniciativa de Véjar en algo más amplio, con una mirada latinoamericana y caribeña.  Pero no solamente eso, Véjar se propuso abordar la cultura en su sentido más vasto, incluyendo no solamente las artes, sino también la política, la sociología y antropología, la ciencia y la tecnología.

Número "Cero", agosto 1992
Así se bautizó Archipiélago el 20 de agosto de 1992 en La Habana, a las cinco de la tarde, en Casa de las Américas, en un acto que encabezó su director Roberto Fernández Retamar y contó con la presencia, entre otros, del escritor Cintio Vitier, del embajador mexicano Mario Moya Palencia y del Director Regional de Cultura de la Unesco, el ecuatoriano Hernán Crespo Toral.

El número cero de la revista “nació en México, se bautizó en Cuba y se confirmó en Bolivia” suele contar Carlos Véjar a quien quiera escucharlo. Como toda aventura editorial independiente, ésta tuvo un parto difícil. El número cero cumple 20 años en 2012, pero el “número uno” de la revista, en el formato que conocemos hoy, se presentó en 1995, cuatro años después del bautismo inicial. Esa confusión de fechas la recuerda bien Cárlos Véjar, porque el columnista Nikito Nipongo, advirtió luego de la publicación del “número cero”, en su columna "Perlas japonesas", que cuando saliera el número 77, en realidad sería el 78:

“Y estrictamente, tenía razón. La verdad es que el número cero lo publicamos como prueba, para sondear el ambiente cultural y medir nuestras fuerzas, sabiendo que si se retrasaba en salir el número 1 no pasaría nada. Y en efecto, pasaron casi tres años para que pudiéramos sumar las fuerzas necesarias para editar ese número 1 y presentarlo en México, en la Casa Lamm, en mayo de 1995. A partir de ahí ya no podríamos fallar en la publicación periódica, porque el proyecto se moriría (o se convertiría en una revista ‘cristiana’, de esas que salen cuando Dios quiere, lo cual afortunadamente no sucedió). Incluso, tuvimos que hacer ajustes sobre la marcha debido principalmente a los problemas económicos, cambiando la periodicidad de bimestral a trimestral (además de editar algunos números dobles, como el dedicado a Bolivia).”

Luis Ramiro Beltrán, Carlos Castañón, Alberto Bailey, 
Carlos Véjar, Oscar Arze Quintanilla
Excelente conversador, memorioso y cuidadoso en el mantenimiento de una red de amistosos “corresponsales” a lo largo y a lo ancho de nuestra región, Carlos no puede evitar una cierta predilección por Bolivia, donde tiene amigos como Luis Ramiro Beltrán, Oscar Arze Quintanilla, Fili Azurduy, y Mariano Baptista Gumucio.  En México también ha frecuentado a lo largo de dos décadas a otros bolivianos, como Coco Manto y Mario Miranda Pacheco. Me cuento entre los amigos de Carlos y entre los colaboradores de Archipiélago. Cómplice en esa voluntad latinoamericanista de la publicación, he contribuido con artículos cuyos temas abarcan Bolivia, México, Ecuador y otros países. 


Creo que una de mis primeras contribuciones (además de ser un eficiente chasqui que llevó ejemplares de la revista a varios países), fue la nota sobre la muerte de Jorge Enrique Adoum, que se publicó en el número 65. En el número 68 escribí sobre el libro de Luis Ramiro Beltrán (y otros colegas bolivianos), La comunicación antes de Colón; y en el número 72 introduje las fotos del “ojo inquieto” de mi amigo ecuatoriano Cristóbal Corral. En el número 76 escribí “Me gustan los estudiantes”, precisamente, sobre lo que no me gusta de los estudiantes de ahora, que viven pegados a sus prótesis tecnológicas, pero cada vez leen menos o retienen menos de lo que leen. Incluso escribí para la sección de ciencia y tecnología del número 73, un texto sobre el médico pionero de la laparoscopía en México, el Dr. Sánchez Moreno. Este número de aniversario trae una nota mía sobre la muerte de Carlos Fuentes.  

Alberto Híjar, Gustavo Viniegra, Saúl Ibargoyen, Carlos Véjar,
Horacio Cerruti, Gustavo Vargas - Primer Aniversario  de Archipielago
Carlos Véjar tiene una mirada sobre América Latina y el Caribe que no tiene la mayoría de los mexicanos, demasiado encerrados en su propia grandeza cultural. México autosuficiente generalmente mira a su vecino del norte y menosprecia a sus vecinos del sur, lo cual explica en parte su chauvinismo: México para los mexicanos. Por ello el trabajo de Archipiélago es tan importante en México y desde México, y por ello también quizás, tristemente, no es muy fácil, demanda un esfuerzo mayor en un contexto tan ensimismado.

Para hablar de los 77 números de la revista, me reuní con Carlos Véjar en la Librería Rosario Castellanos, del Fondo de Cultura Económica, en la Colonia Condesa, y me contó lo que he consignado aquí y lo que él mismo dice en este video, Archipiélago, 20 años, que hice rápidamente como un regalito de aniversario.

Como dice Carlos Véjar recordando el poema de Antonio Machado en la nota editorial del número de aniversario: “se hace camino al andar”. 

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Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
               —Antonio Machado