30 julio 2025

El tuerto es rey

(Publicado en Brújula Digital y Agencia de Noticias Fides el sábado 29 de julio de 2025)

Tengo desde hace varios meses certeza sobre mi voto el domingo 17 de agosto. Ya lo he sugerido en varios artículos anteriores: aunque ningún candidato me entusiasma, votaré por aquel que haya aglutinado a su alrededor al mejor grupo de profesionales y de personas. En otras palabras, votaré por el candidato que tenga una mejor lista de diputados y senadores, pero también por aquel que haya convocado como asesores a los mejores especialistas en economía, en recursos naturales, en medio ambiente, en turismo, en derechos humanos, en comunicación, en educación y en salud, en cultura, en relaciones internacionales. 

Infografía de Los Tiempos

Sólo hay uno que lo ha hecho, entonces votaré por él porque es lo más responsable que puedo hacer en estas elecciones generales. En este análisis explico en detalle el razonamiento de mi voto con la esperanza de que otros votantes razonen de la misma manera y no malgasten sus votos.      

Nunca antes, desde que existe la papeleta multicolor y multisigno, hemos tenido franjas políticas tan chuscas, donde los partidos y las alianzas no tienen ya nada que ver con su ideología original. La venta de siglas para las elecciones generales del 2025 ha sido bochornosa. El ballet de oportunistas de una esquina a otra del espectro político provoca lástima por la degradación de nuestro sistema político. 

Los viejos partidos y alianzas tenían algo de coherencia ideológica, pues cada uno correspondía a una manera de ver el país. UDP, PC, PCML, POR, APRA, MNR, MIR, PDC, ADN, MNRI, MITKA, y otras siglas históricas bastaban para saber en qué lado del espectro se ubicaban. Hoy todo es confuso y sólo parecen contar las caras de los cuatro o cinco candidatos “conocidos”, cada uno de ellos acompañado por una multitud de improvisados que pretenden añadir a su curriculum su breve paso por la “alta” política (llena de bajezas). Ahora ya no hay “izquierda” o “derecha” como en el siglo pasado, pero podemos hablar de conservadores y progresistas.

Dibujo de Abecor 

A mi entender, un gobierno “progresista” sería, en estos tiempos, uno que respeta la democracia, la transparencia de gestión y la participación ciudadana, que alienta la inclusión y los derechos humanos (diversidades, indígenas, mujeres, infancia, etc.), que protege el medio ambiente y desarrolla energías renovables, que dedica mayor presupuesto a la educación, a la salud y a la justicia, y menos a las armas y a los militares.      

En cambio, un gobierno “conservador” sería el que abandona las funciones del Estado como rector de la economía, de la educación, de la salud y de la justicia, y usa el aparato estatal sólo como instrumento de coerción, como aparato represivo, sin respeto por las leyes y los derechos de las personas, de las comunidades y del medio ambiente. En ese lado del espectro están tanto los “populistas” que se aferran al poder en Venezuela, Bolivia o Nicaragua, como a los que pretenden desaparecer al Estado para que gobierne la empresa privada, como Javier Milei en Argentina. 

No existe el menor indicador que permita colocar en la izquierda del espectro a las propuestas populistas masistas que se entienden muy bien con los populismos ultra liberales conservadores. A pesar de ese panorama tan deplorable y desmotivador, es más importante que nunca participar en las elecciones generales del 17 de agosto, y ahora que ya se tiene cierta certeza sobre los candidatos a diputados y senadores, ya sé por quién voy a votar. 

Manfred Reyes Villa.- Este excapitán del ejército tiene cola de paja por haber participado en dictaduras militares, pero también por su anterior gestión como alcalde de Cochabamba, de donde salió fuera del país con varios juicios encima por tráfico de tierras (si mal no recuerdo). Cuando vio los toros de cerca decidió perderse varios años en Miami (tenía dinero suficiente) donde manejaba cifras de varios millones de dólares en negocios inmobiliarios. ¿Alguien cree que un migrante que apenas llega a Estados Unidos puede hacer rápidamente fortuna como agente inmobiliario? Cuando regresó a Bolivia, lo hizo porque ya tenía algún acuerdo con la “justicia” digitada por el MAS para que sus juicios pasaran a la historia y él pudiera seguir haciendo política y volver a la alcaldía. 

Hizo un buen trabajo como alcalde en su nueva gestión, Cochabamba está mejor que nunca, es una ciudad agradable, pero eso no borra sus vaivenes políticos. El año pasado, el 25 de junio de 2024, dijo: “No soy candidato a nada; yo soy alcalde de Cochabamba y estoy enfocado en eso, entonces vamos a seguir avanzando…” Pero ya en ese momento estaba adquiriendo parlamentarios fáciles de comprar, de UCS y de Creemos. Luego compró otros de Comunidad Ciudadana, dispuestos a venderse por migajas. Aunque seguía negando su candidatura, de la noche a la mañana logró que el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) acreditara su nuevo partido político, Súmate, sin una auditoría certificada de los libros de firmas.        

Rodrigo Paz.- El hijo del expresidente Jaime Paz se presenta como candidato de “juventud” (que ya no es) para atraer a una generación intermedia, pero todas sus declaraciones son muy vagas. Por ejemplo, una gran enfermedad de este país es la corrupción, pero no estoy seguro de que en ese rubro puede ser un buen ejemplo. No olvido mi perplejidad cuando, hace muchos años, Rodrigo y su hermano fueron electos diputados por el MIR, cuando tenían apenas algo más de veinte años de edad. Mi asombro no fue porque fueran electos siendo tan jóvenes, sino porque, según la declaración de bienes que ambos hicieron, cada uno tenía una fortuna de un millón de dólares. Es algo que nunca entendí. 

Han pasado varias décadas y Rodrigo es ahora un hombre maduro cuyo patrimonio desconozco, pero gracias a su puesto de senador (entró en las listas de Comunidad Ciudadana), ha hecho campaña electoral sin respiro desde hace más de dos años, usando recursos del senado para viajar por todo el país, lo cual constituye un desvío de fondos públicos. Todavía no me queda claro en qué quedó su imputación formal por “conducta antieconómica, enriquecimiento ilícito de particulares con afectación al estado” por el caso del llamado “puente millonario” de Tarija, donde fue alcalde.        

Según el gobernador de Tarija, Oscar Montes, Rodrigo Paz le decía “papá Evo” al cacique del Chapare. Lo indudable es que hizo campaña en favor de Evo Morales y del “Si” en el referendo del 21F en 2016, algo que está registrado en video, de modo que no lo puede negar. Aunque nos digan que ha usado su fortuna personal para innumerables actos de campaña (diariamente, durante dos años), podemos deducir que ha desviado para otros fines el tiempo (pagado por los ciudadanos) que debería consagrar a sus labores como senador, lo que también constituye abuso de bienes del Estado. 

Eva Copa.- Ha sido acusada de frivolidad por algunos y de traición por otros, pero no son delitos tipificados. Es alcaldesa de una de las ciudades más difíciles de Bolivia, El Alto, donde se concentra un alto porcentaje de la informalidad económica y laboral y donde logró impulsar algunas obras a pesar de la acérrima oposición del que fue antes su partido: el MAS. Dentro del propio Concejo Municipal tiene enemigas tan venenosas como Wilma Alanoca, también conocida como “Miss Molotov” porque utilizaba dependencias del ministerio de Culturas para fabricar esas bombas caseras. 

Entre los méritos de Eva Copa, destaca el haber viabilizado una salida democrática a fines de 2019 (después del monumental fraude electoral de Evo Morales), respaldando en su calidad de presidenta de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) la legitimidad de la sucesión presidencial constitucional, que llevó a la presidencia a la senadora Jeanine Añez. Eso es algo que los masistas no le perdonarán nunca. No podrá obtener un porcentaje mínimo de votación, entre otras cosas porque su candidato a vicepresidente es un oportunista bochornoso.  

Andrónico Rodríguez.-  La pesadilla de Evo Morales y de Luis Arce Catacora representa una supuesta lavada de cara para el masismo agonizante. Este candidato ha llegado a la papeleta con una estrategia hábil: no abrir la boca. Solamente cuando ya estuvo seguro de que tenía amarrada la candidatura, comenzó a hablar con un tono conciliador hacia el masismo de base, como diciendo a los desencantados: “miren, van a desperdiciar su voto con el candidato Castillo”. Si Evo Morales fuera inteligente, ya hubiera pactado con Andrónico para garantizar su impunidad ante la lluvia de procesos que le van a caer encima. Pero como Evo es ego, no ha parado de acusar a Andrónico de traidor, recibiendo como respuesta una sonrisa de conmiseración. 

Se equivocaron quienes durante todos estos años decían que las peleas en el masismo eran puro teatro, y que iban a unirse al final. Y también se equivocan los que ahora dan por muerto al masismo. Al igual que en 2020, ese 15% a 20% de indecisos y votos que hoy aparecen “blancos”, elevarán el porcentaje de votación en favor de este senador que ha desviado recursos del Estado para su campaña. Las bases masistas desencantadas de Arce y Morales, votarán por Andrónico con la esperanza de conservar sus pegas en el Estado.       

Jorge “Tuto” Quiroga.- Algunos creyeron que Tuto Quiroga podía ser la carta de unidad de la oposición, pero nadie le quita la cola de paja que tiene por haber sido soldado de Banzer (y haberlo traicionado, según sus examigos adenistas). Colaborar con una dictadura no es pecado menor, son hechos que no proscriben en la memoria colectiva. Más adelante, cuando controlaba el senado a través de su agrupación Podemos, le facilitó las cosas a Evo Morales para que se saliera con la suya aprobando (entre gallos y media noche en un cuartel) la Constitución Política del Estado (2009) de la que dependemos ahora. 

Hay que reconocer que en el poco tiempo que ha vivido en Bolivia en años recientes, se ha enfrentado al MAS. Sus declaraciones han sido acertadas, contundentes y lapidarias. Se expresa bien y podría ganar debates públicos, pero ha demostrado en meses recientes ser un demagogo sin sustancia. Lo que menos le favoreció en la opinión pública fue su deslealtad en el bloque de oposición, cuando de la noche a la mañana y sin avisar a sus colegas, apareció brindando por la recién “adquirida” sigla del FRI, en un acto que lo pintó de cuerpo entero como traidor, al igual que a los dirigentes del FRI, comerciantes de siglas.      

Luego vino su jugada trucha de proponer una encuestadora argentina casi inexistente, Casa 3 (a lo que ya me referí en otro artículo), y que motivó que me cerraran las puertas de uno de los medios digitales “independientes” donde publicaba regularmente. A la proclamación por el FRI siguió el acuerdo con Demócratas para asegurar algo de votación en Santa Cruz, y con otras agrupaciones políticas menores, lo que no hace sino subrayar su angurria de llegar de nuevo al poder como sea, y no precisamente para “salvar” Bolivia. ¿De dónde saca el dinero para proclamaciones y viajes? ¿Quién financia a este político que afirma que no tiene fortuna? “Tengo tres títulos universitarios, esa es mi riqueza”, dijo, saliendo por la tangente. Tampoco ayuda que su candidato a la vicepresidencia lo haya hecho quedar mal con varias declaraciones desubicadas y su desconocimiento sobre el Estado. 

Samuel Doria Medina.- Algunos han escarbado en su pasado para establecer si se hizo millonario aprovechando puestos en la función pública, pero no se han presentado pruebas, que hubieran sido rápidamente usadas por el MAS para inhabilitarlo como candidato. Al margen de ello, Doria Medina no ha entendido que el dinero no lo hace más carismático. 

Ya me he referido en otros artículos al papel lamentable que cumplió en 2020 como aliado político y consejero de la presidenta Añez, convenciéndola de que debía ser candidata a la presidencia (y él a la vicepresidencia), uno de los dos grandes errores de ese periodo de transición. El otro error fue el nombramiento de Arturo “Pillo” Murillo como ministro de Gobierno. Para nadie es un secreto que Murillo salía de las filas de Doria Medina.  Resultado: la expresidenta está presa desde hace cinco años y Doria Medina sigue bailando en TikTok. 

Sin embargo, a pesar de su conducta errática, hay que reconocer que Doria Medina ha vivido todo el tiempo en Bolivia, no es un paracaidista de última hora, ha estado siempre activo en la política nacional y ha sido desde hace muchos años un empresario con sensibilidad social, preocupado realmente por invertir en el país. Al César lo que es del César… Doria Medina ha apoyado proyectos de pequeños emprendedores, dándoles la posibilidad de obtener para ellos y para sus familias lo que el Estado ha sido incapaz de ofrecerles: apoyo a sus iniciativas económicas, formación técnica y administrativa, dignidad en el trabajo, estabilidad económica hacia el futuro, entre otras. También apoya una importante iniciativa dirigida a los jóvenes: la Casa del Adolescente. Además, ha apoyado varios proyectos culturales, en especial de producción cinematográfica, si bien su apoyo es a cineastas individuales y no al desarrollo de la institución del cine en nuestro país. Ojalá apoye a instituciones cinematográficas como la Cinemateca, si llega a la presidencia.      

Por su alianza con la social democracia internacional, su candidatura representa la única opción racional en el centro progresista del espectro político, con el que yo me identifico. Su ventaja, además, radica en la gente que será parte de sus listas de diputados y senadores: Soledad Chapeton, Cecilia Requena, Paulino Guarachi, Alejandro Reyes, Andrea Barrientos, Toribia Lero, Carlos Alarcón (varios heredados de Comunidad Ciudadana), Luis Revilla y Juan del Granado (que tiene en su prontuario simbólico el haber apoyado durante demasiado tiempo a Evo Morales). Lamentablemente, en estos cinco años he notado que muchos de los que destacaron por su valentía y su accionar, aspiran ahora a una versión descafeinada de sí mismos con tal que permanecer en ese espacio de poder y privilegios que es la Asamblea Legislativa. 

Me alienta que entre los asesores de Samuel haya profesionales muy valiosos, que laboran en instituciones de investigación y desarrollo que han sido fundamentales en estos 20 años de oscurantismo y destrucción sistemática de los valores en la sociedad y del Estado. Pero no todos los que lo apoyan son trigo limpio, hay varios “pasa-pasa” intragables, lo que demuestra que no se rodea de la mejor gente, y también hay en las listas decenas de nombres absolutamente desconocidos, de los que ojalá no se arrepienta más adelante cuando se le den la vuelta en la Asamblea Legislativa.

Para concluir 

Como puede leerse en los párrafos anteriores, más que los programas, me importa la honestidad y la limpieza de la trayectoria de los candidatos, y me horroriza la mala memoria de los bolivianos, incapaces de revisar el pasado. Pero bueno, esto es lo que tenemos en el panorama político. Tengo la impresión de estar frente a una legión de zombis, pero en el país de los ciegos, el tuerto es rey. Samuel ha metido varias veces la pata, y se ha hecho merecedor del apodo “qencha” (mala suerte), pero su equipo es sin duda el mejor. Parece haber aglutinado a gente con convicción, no todos están apoyando su candidatura para figurar en las listas de senadores y diputados, sino porque consideran que es la opción más honesta. 

Han quedado lejos los tiempos de los grandes líderes políticos de Bolivia (Gualberto Villarroel, Germán Busch, Ricardo Anaya, Paz Estenssoro, Únzaga de la Vega, Siles Zuazo, Juan Lechín, Walter Guevara, Guillermo Lora, Paz Zamora, Sánchez de Lozada, e incluso los dictadores Barrientos y Banzer). Con sus virtudes y defectos eran parte de la historia con gran H. Pero ahora vivimos los tiempos pequeños de las ambiciones personales y de la mediocridad. 

No pedimos mucho: necesitamos un presidente honesto, con voluntad política, firme en sus decisiones y comprometido con devolver a los ciudadanos algo de confianza y dignidad, de manera que el país deje de ser una víctima de las mafias de la in-justicia, de la corrupción, del extractivismo y del agronegocio. Dignidad para los bolivianos, en primer lugar, y dignidad en el concierto internacional, para recuperar el lugar que perdimos durante las dos décadas de regímenes del MAS, que nos convirtieron en los payasos de la región (con perdón de los payasos profesionales). 

Mi decisión ya era pública hace varios meses y ahora la ratifico. Lo dije en varios artículos anteriores: votaré por quien esté acompañado del mejor equipo de diputados, senadores y asesores. Sin entusiasmo excesivo, pero es lo que tenemos. 

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La política es más peligrosa que la guerra, 
porque en la guerra sólo se muere una vez. 
—Winston Churchill 
 

25 julio 2025

Las dos voces de Diana/Artemisa

(Publicado el miércoles 16 de julio de 2025 en Brújula Digital y Agencia de Noticias Fides) 

Aunque no volví a verla después, pues sus caminos la llevaron a Cochabamba y a mí a otras partes, guardo un grato recuerdo de Georgette —y de Edgar Camacho Omiste— que se remonta a 2004 o 2005, cuando coincidimos en Brasilia durante un año o más. Edgar estaba allí como embajador, mientras mi hermano Pedro era ministro consejero en la embajada. Poco después ganaría las elecciones Evo Morales y comenzarían los veinte años de corrupción y de deterioro acumulado en Bolivia.

Georgette Canedo de Camacho falleció el domingo 13 de julio, en Cochabamba, a los 85 años de edad.  Era escritora, con estudios de literatura y lingüística en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Pontificia Universidad Católica del Perú. Fue miembro de la Academia Boliviana de la Lengua, directora de Cultura del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz y fundadora en 1987 del Centro de Cultura Summa Artis. Su obra literaria incluye La máscara de Artemisa (2003) y la novela Tan solo en su agonía. 

El 10 de agosto de 2005, hace ya 20 años, publiqué un comentario sobre su obra La máscara de Artemisa. Es el momento de volverlo a publicar en homenaje a su trayectoria literaria. 

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Uno no puede sino abordar con curiosidad la obra de Georgette Canedo de Camacho, La Máscara de Artemisa (Plural, 2003), que transcurre en Bolivia durante los meses previos a la Revolución Nacional del 9 de Abril de 1952. Al fin y al cabo es escueta la narrativa sobre ese periodo, pero más aún, aquella que reconstruye la manera de pensar y de vivir de las familias feudales de la época.     

Es sabido que la novela hace la sociología de la historia. A través de personajes ficticios o inspirados en personajes reales, se reconstruye el tejido de las relaciones humanas que generalmente queda ausente de los textos de historia. La novela es, en ese sentido, testimonial, aunque se escriba 50 años más tarde, porque refresca la memoria, recuerda la vida y el pensamiento de quienes no llegarán a ingresar en las páginas de la historia oficial. Los libros de historia, a pesar de nuevas tendencias y enfoques, siguen siendo una sucesión de personajes que hacen y dicen cosas que los hacen famosos. Detrás de ellos, como comparsa, el resto de los mortales, cuyo protagonismo es muchas veces escatimado. 

El rasgo más interesante de la novela poética de Georgette de Camacho es que la voz del relato la lleva Diana, una joven adolescente que vive en un mundo de referentes literarios que para ella es más real que la realidad que la rodea. A través del cristal poético y a veces saturadamente libresco de Diana, vivimos los últimos meses de armonía y tranquilidad de la familia Daneri del Castillo, dueña de la mejor casa de la ciudad (que suponemos es Cochabamba) “construida por los Marqueses de Arándula”, y de la finca “La Asunta”, donde suelen pasar largos periodos, como el que cubre la novela. Periodos de varios meses, que en este caso abarca las festividades de San Juan (24 de junio) y las de Carnaval (fines de febrero), además del estallido político de abril de 1952. Casi un año, entonces, en un espacio feudal que parece flotando en un limbo, fuera del tiempo, al menos según los ojos de Diana, la inquieta adolescente. 

La familia Daneri del Castillo vive con el confort de una familia europea, mejor dicho, de una familia europea acomodada, ya que la vida de los europeos de clase media en esos años distaba de ser apetecible. Los privilegios parecen garantizados pues la familia, como otras familias feudales de esos años, es parte de los círculos de influencia. A “La Asunta” llegan de visita autoridades civiles y religiosas cuya presencia subraya el rol central de las familias adineradas de la época y la compleja trama de relaciones con el poder político y religioso. 

La vida de Diana está marcada por eventos sociales familiares. Las prolongadas vacaciones llevan a la familia a “La Asunta” con dos camiones cargados de víveres, e incluso un piano. Los Daneri del Castillo tienen a su disposición innumerables “pongos”, empleados de hacienda, que se ocupan de todos los menesteres que garantizan el confort y la armonía de sus amos. Hay, como en toda relación feudal, cierto paternalismo de los amos hacia los vasallos. Las relaciones se tejen con rasgos de intimidad al paso de los años, pero los peones y los indios ocupan el lugar que tienen asignado desde que nacieron. Diana, dotada de una curiosidad inmensa, ve todo esto con absoluta naturalidad, pues es el único mundo que conoce. Sus otros referentes, aparte de los literarios, son las ciudades europeas que ha visitado (“¡Oh Niza!, ¡Oh Cannes!, ¡Oh Lido!”). Vive el racismo que la circunda con la normalidad de quien no ha conocido otra cosa. Se permite comentar, por ejemplo, sobre “un nativo ascendido a la categoría de mayordomo”.       

Pero en algún rincón de la imaginación soñadora de Diana hay sensibilidad social, pues se extraña que se quiera castigar a las indias que se llevan entre los senos el cabello de las mazorcas de maíz, o que las mujeres tengan siempre que asumir un rol de “mujer de barro, sin cerebro”. La autora de la novela nos hace cómplices de ese incipiente cuestionamiento interior de Diana, con una cita de Franz Fanon en uno de los primeros capítulos. 

El título de la novela es sugerente. ¿Qué tiene que ver Artemisa con la sublevación de cientos de miles de indígenas y obreros cansados de siglos de explotación e injusticia? Por una parte, lo obvio: Artemisa, la diosa lunar, es Diana la Cazadora, la soñadora que narra esta historia, pero además el juego de nombres intercambiables nos remite a una constante de la novela, y es la inclinación de Diana a cubrirse con la máscara de los sueños que le permite ingresar a una dimensión menos angustiosa que la que a veces percibe a su alrededor. Así, Diana-Artemisa mira la realidad familiar siempre a la luz de sus referentes históricos y literarios. Si un personaje se llama Fausto, Diana evoca a Goethe, si otro se llama Rodolfo piensa en Rodolfo Valentino, y si otro se llama René, ella lo asocia a René Descartes. Diana mira la realidad detrás de un espejo a través del cual ella, solamente ella, puede transitar. 

La sonoridad de los nombres, la hace evocar acciones y deseos. Así, su padre Omar es para ella O-mar, y su bella tía Amanda es, obviamente, Aman-da. Son motivaciones esenciales las que encuentra al desmenuzar las palabras. Ambos personales, además, son centrales: en la medida en que Diana intuye los vientos de cambio social, también adivina las transgresiones que ocurren en esa familia que aparentemente vive una gran armonía.     

Georgette de Camacho tiene la habilidad describir el mundo de Diana sin abundar en juicios de valor, apenas algunas pistas que va sembrando para indicar que aquello no puede durar, que se avecinan cambios. Lo hace, además, cada vez con descripciones de muy cuidada calidad poética, incluso para referirse a las cosas que menos se prestan a ello, como una maestranza. Detrás de las puertas de los lugares inaccesibles, Diana (la cazadora de impresiones) imagina historias que construye como edificios sobre la realidad que la circunda. Vive, sin duda, una dualidad entre el confort artificial de la vida feudal, y el presentimiento o la certeza de que algo va a cambiar dramáticamente en su vida. Cuando se produce la revolución y su realidad ficticia se derrumba como un castillo de naipes, la adolescente no está preparada: “Yo no sé si abrir o cerrar los ojos…” dice el personaje. La incertidumbre la agobia: “Presiento que vamos perdiendo el futuro”. Ella misma sospecha que vivía en un limbo artificialmente apacible y armonioso: “¿Será que la magia del mundo en que vivíamos ha sido rota?…” 

Quizás el descubrimiento más interesante que puede hacer el lector es algo que no se ofrece en una lectura de primer nivel: no hay una sino dos voces que narran esta historia, dos voces trenzadas en una misma perspectiva, pero con muchos años de por medio. En efecto, la voz de Diana adolescente no es la única que lleva adelante el relato. Su voz se entrelaza con frecuencia con su propia voz adulta, como si la Diana-Artemisa adulta revisara varias décadas más tarde sus sentimientos e impresiones de adolescente. Esto se pone en evidencia en varios momentos del relato y en la abundancia de citas literarias de Diana, algunas de las cuales no corresponden a la época narrada, previa a abril de 1952. Por ejemplo, las referencias a Yo el supremo (1974) de Roa Bastos, y a El Siglo de las Luces (1962) de Carpentier son una pista para descubrir las dos voces, amén de otros momentos que indican dos tiempos de narración íntimamente entrelazados. La descripción de la llegada de la tía Amanda a “La Asunta”, por ejemplo, no corresponde a la voz adolescente sino a la Diana adulta: “… su generoso cuerpo, tangible, estremecido, semejante a una barca en la cual se puede bogar, días y noches enteras…”

De esa trenza narrativa a dos voces crece esta obra de Georgette de Camacho, y no termina con una nota absolutamente triste, sino con algo de sarcasmo y humor negro, en medio de esa realidad social convulsionada y de ese periodo histórico determinante. Pero descubrir ese final, y todo el libro, es tarea de los lectores.

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La atracción por el fuego nos inmoviliza; nos vuelve quiméricos o, tal vez, borra muchos dictados de nuestra memoria reciente, para transportarnos al tiempo del tiempo espectral, de la quietud del movimiento, de la hermandad sobre el vacío.
—Georgette de Camacho 
 

18 julio 2025

Elegir la seguridad alimentaria

(Publicado en ANF y Brújula Digital el sábado 12 de julio de 2025) 

El Comité Municipal de Seguridad Alimentaria (CMSA) es una de las redes ciudadanas que está haciendo un seguimiento de las propuestas de los frentes políticos que se presentan en las próximas elecciones generales, en lo que atañe específicamente a la agricultura, la alimentación y el consumo saludable. 

Un cuadro comparativo y un resumen de propuestas realizado por el CMSA, muestra a qué intereses responden los candidatos y cuál es su compromiso y sensibilidad con la problemática cuando incluyen, mal que bien, sus ofertas sobre seguridad alimentaria. Menos mal que algunos no llegarán ni a la esquina con los votos recibidos, porque hay propuestas que van a contramano de lo que se podría hacer para que Bolivia se alimente a sí misma en condiciones que promuevan una agricultura de alimentos sanos y suficientes para garantizar la seguridad alimentaria y combatir la malnutrición (que es más compleja que la desnutrición).     

Veamos, uno por uno, qué es lo que proponen los frentes políticos, de manera que los votantes sepan a qué atenerse. ¿Quieren los ciudadanos un gobierno que en sus políticas de seguridad y soberanía alimentaria ponga por delante el derecho a la salud y a una alimentación sana y accesible, o prefieren un gobierno que favorece a las grandes empresas agroindustriales enfocadas en la exportación de cultivos extensivos y no en el consumo interno? 

- La Alianza Fuerza Pueblo (FP) cuyo dueño es el alcalde de Santa Cruz, Johnny Fernández, muy criticado por su mala gestión edilicia, propone medidas que favorecen a la agroindustria cruceña y pasan por alto no solamente la necesidad de equilibrios ambientales y enfoque agroecológicos, sino que ignoran convenciones internacionales de protección de la naturaleza y programas mundiales que promueven la agricultura familiar (la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó la Década de la Agricultura Familiar para 2019-2028). A contramano de la preservación de bosques y territorios, el candidato Fernández propone el “aumento de la superficie destinada a cultivos para biocombustibles” (soya, palma africana), el “uso de biotecnología para incrementar la producción agropecuaria y su valor agregado”, así como la “liberación absoluta de los cupos de exportación e impulso a la exportación no tradicional, en sectores agropecuario y agroindustrial”. 

En el acápite agropecuario, su connivencia con el agronegocio es clara, ya que propone “fomentar la agroindustria y la transformación de materias primas en productos procesados” y “mejora de la infraestructura agropecuaria desde la producción de biodiesel, vinculación de energías renovables alternativas y mejoramiento caminero”. Como compensación, por lo menos en el discurso, promete la “vinculación del sector agrícola con el procesamiento de alimentos a través de pequeñas industrias que utilicen energía solar para su funcionamiento” y en al acápite de agricultura sostenible ofrece la “producción sostenible y diversificación de cultivos para reducir riesgos climáticos y de mercados”, y “prácticas agrícolas sostenibles que aseguren la conservación de los recursos naturales y la resiliencia frente a los cambios climáticos”, en flagrante contradicción con lo anterior, es decir, puro verso.     

- La Alianza Libertad y Democracia (LIBRE) que lidera Jorge Quiroga sí menciona el tema de la seguridad alimentaria, y lo hace además en sintonía con los ODS: “Plan Operativo de Mediano Plazo para cumplir con las 169 metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030” y “las políticas de salud apoyarán a mejorar los niveles de nutrición en la niñez”. En relación a la frontera agrícola y a la agroindustria no es muy diferente a otras propuestas que buscan satisfacer a los grandes empresarios e incluso a los grupos que hoy conocemos como “interculturales”, ya que propone no tanto un mejor uso del suelo, sino la “la expansión de la frontera agrícola según la vocación productiva del suelo”, lo cual puede decir cualquier cosa. Sin embargo, la oferta prevé algunos resguardos: “Biotecnología para mejorar la productividad, cuidando el medio ambiente y la salud de las personas” y “política estricta contra los incendios de bosques, e incentivos para un desarrollo agropecuario sostenible y amigable con el medio ambiente”. 

En cuanto a la propiedad de la tierra ofrece la “titulación de todas las tierras en Bolivia” sin especificar el destino de las tierras fiscales, y un “sistema de fomento productivo: alianza entre productores, entidades de servicios (no financieros y financieros) y el Estado”, sin mencionar sin embargo el apoyo concreto a la agricultura familiar y la agroecología. Como casi todos los programas que estamos resumiendo, las ofertas son a veces contradictorias y por lo tanto difíciles de compatibilizar.      

- La Alianza Libertad y Progreso cuyo núcleo es la sigla de ADN, es muy escueta en su planteamiento programático sobre soberanía y seguridad alimentaria. En realidad, no las aborda en absoluta puesto que en su pensamiento ultra liberal sólo ofrece “dejar de pagar los subsidios y liberar los precios de los alimentos” y “eliminar la regulación de exportaciones”. Que cada quien haga como quiera, sin intervención del Estado. No hay nada específico sobre políticas relacionadas con la biotecnología o el cuidado de la tierra. No tener políticas de Estado es lo que promueve este sector político, siguiendo el axioma: “La mejor política es la que no existe”. 

- La Alianza Popular (AP) articulada en torno al conflictivo Movimiento Tercer Sistema (MTS) de propiedad familiar, llevará como candidato a Andrónico Rodríguez. Su propuesta proteccionista desde el Estado aborda con mayor detalle la seguridad alimentaria, con ofertas como: “Sistemas de monitoreo, seguimiento a la producción y sectores productivos para mantener la seguridad alimentaria y mejorar las políticas de comercio exterior”, “Acuerdos con productores nacionales para fijar precios máximos solidarios en productos clave de la canasta familiar”, “Ferias del productor al consumidor”, “Subvención de insumos agrícolas esenciales fertilizantes, semillas, agua de riego, energía rural a pequeños y medianos productores que abastecen el mercado interno” y “Mecanismos de control de precios, fiscalización de almacenes y márgenes de ganancia de alimentos”. Apenas menciona la biotecnología, aunque está ya presente en nuestra agricultura extensiva y también familiar, pero sí aborda los biocombustibles en alianza con la agroindustria: “Red nacional de plantas de biodiésel y etanol priorizando alianzas con productores agrícolas”. 

La oferta sobre la frontera agrícola y los modos de producción implica al Estado como ente regulador: “Mejoramiento y planificación del uso de suelo de las nuevas áreas de apertura productiva para la desacelerar la ampliación de áreas de producción”, “Políticas regionales para la priorización de áreas productivas tradicionales y de alta de productividad para alcanzar nuevas metas de rendimiento y llegar a más mercados”, “La exportación de productos esenciales estará condicionada al abastecimiento pleno del mercado nacional”, “Fomento a la producción con valor agregado para la exportación en el sector de agroindustria y biotecnología”. Quizás su oferta más importante (en contradicción con lo que el MAS promovió durante veinte años) es la “Ley de Protección Integral de la Amazonia y la Chiquitana que prohíba la expansión extractiva en áreas sensibles, garantice presupuestos ecológicos descentralizados y fortalezca la gobernanza indígena territorial”.      

- El MAS-IPSP, cuya sigla le pertenece ahora a Luis Arce Catacora, llevará como candidato al ex ministro de Gobierno Eduardo del Castillo, cuya oferta electoral en cuanto a seguridad y soberanía alimentaria parece muy demagógica teniendo en cuenta que tanto el partido como su candidato son la expresión de un gobierno que ha sido responsable del desastre ambiental y de una potencial crisis alimentaria que ya ha mostrado síntomas alarmantes. Para empezar, la oferta electoral del MAS confunde seguridad con soberanía alimentaria: “Asegurar la soberanía alimentaria desde la economía comunitaria y cooperativa”. Demasiada responsabilidad para las comunidades productoras, sin que se indique en qué medida el Estado apoyará ese desarrollo. Como si predijera desde ahora el fracaso de esa política de “soberanía”, la misma oferta indica: “Mantener e incrementar el alcance de las subvenciones a los alimentos”. Quizás por un mínimo de vergüenza, la oferta electoral no se expresa sobre la expansión de la frontera agrícola o la biotecnología, ni tampoco sobre la política incendiaria… 

De manera general y más como proclama que como plan de gobierno, incluye frases que le han servido al discurso del MAS durante veinte años: “Promover patrones de producción y hábitos de consumo compatibles con la Madre Tierra”, o “Incentivos para una producción sostenible en la actividad agrícola e industrial que cumplan con los requerimientos ambientales necesarios para proteger el conjunto de los sistemas de vida”. Todo lo que no se hizo cuando tenían recursos para hacerlo, lo prometen ahora: “Nuevo marco normativo que garantice y proteja el derecho colectivo a la tierra y territorio de las NyPIOC, dotar tierras productivas en favor de las comunidades de pueblos IOC con enfoque productivo para garantizar la soberanía alimentaria”, “Desarrollo económico productivo para la industrialización y diversificación con complejos productivos integrales,  planificación del desarrollo económico productivo, fortalecimiento fiscal y consolidación de financiamientos e incentivos, promoción de la calidad, innovación tecnológica y formación”. No menciona políticas sobre la agroindustria, como si no existiera.        

- El Movimiento de Renovación Nacional (Morena) de la alcaldesa de El Alto Eva Copa, en su primera (y probablemente última) participación electoral, articula una oferta que se refiere tangencialmente a la seguridad alimenta y no menciona siquiera a la biotecnología ni los incendios forestales. Su discurso refuerzas el rol proteccionista del Estado, sin especificar la proveniencia de los recursos para crear un ““Fondo Plurinacional de adaptación y mitigación climática para financiar sistemas de cosecha de agua, reforestación y agricultura sostenible”, el “Fondo Plurinacional de Crédito para la Producción de Alimentos con financiamiento de tasas preferenciales a proyectos de producción agroecológica”, “Líneas diferenciadas del Fondo Plurinacional de Crédito para la Producción de Alimentos dirigidas a mujeres rurales, jóvenes productores y pueblos indígenas”, y otro “Fondo Plurinacional de Crédito para la producción de alimentos destinado a financiar de manera directa y con bajas tasas de interés a pequeños y medianos productores agrícolas, comunidades indígenas, asociaciones campesinas y emprendimientos agroindustriales orientados a garantizar la soberanía alimentaria del país”. En el papel suena bien: “Fortalecer las capacidades y derechos de los pueblos indígenas y comunidades locales para gestionar bosques, agua, suelos y territorios de forma sostenible y con autonomía”, pero es más discurso electoral que programa de gobierno.  

Asusta la propuesta de crear una “Empresa Estatal de Pesca para impulsar la pesca en aguas continentales en alta mar, articular la empresa con productores pesqueros artesanales, establecer plantas de procesamiento, conservación y distribución de productos pesqueros”, no sólo conociendo lo que ha sucedido con todas las empresas estatales creadas por y para la burocracia del MAS, sino tratando de imaginar cómo sería organizada la cadena de producción para la “pesca en altamar”, algo absolutamente curioso, por decir lo menos.        

- El Partido Autonomía Para Bolivia-SÚMATE del alcalde de Cochabamba Manfred Reyes Villa, que también consiguió su sigla en un tiempo récord y con una auditoría superficial, se refiere a la seguridad alimentaria en estos términos: “Plan Nacional de Desarrollo Productivo del Agro incrementará la riqueza para reducir la inseguridad alimentaria”, “Fomento al consumo de productos agropecuarios autóctonos que amplíen el mercado interno y aseguren una dieta balanceada y sana”, “La seguridad alimentaria requiere la ejecución de un programa que eleve la productividad y promueva la reconversión de productores no aptos”… Lo de “productores no aptos” no me queda claro, como tampoco “Creación de macroregiones productivas dirigidas a incrementar la productividad del sector exportador no tradicional condicionada al incremento de la productividad porcentual”, aunque esto último parece vinculado a “Préstamos al sector productivo a bajas tasas de interés condicionados al incremento de la productividad y proporcionales al volumen de exportaciones. Priorizando soya, girasol, carnes, nueces, café, azúcar, madera y quinua”.    

La parte más interesante de la oferta se refiere a la agricultura familiar, que nos alimenta todos los días aunque cada vez menos por la competencia del contrabando: “Promoción de la unidad de producción familiar, desarrollando la agricultura sostenible, incentivando el consumo de productos locales o regionales, fomentando la agroindustria rural y la biocultura orgánica”, “Estrategias de recuperación y manejo sostenible de los recursos e impulso de procesos de micro industrialización rural descentralizada”, “Financiar  infraestructuras rurales comunitarias (centros de acopio, caminos productivos, silos)”, “Programas y actividades concretas de: caminos de producción, zonificación de cultivos, titulación rural, sistemas de riego, centros de acopio y manejo de post cosechas, sistemas de refrigeración y conservación de la producción, crédito agropecuario, entre otros”. Súmate es el único que al menos menciona: “Seguridad jurídica contra avasallamientos”. En este y otros programas electorales, parece que los candidatos han elaborado listas de necesidades, antes que políticas de gobierno.      

-  El Partido Demócrata Cristiano (PDC), cuya sigla usará en esta oportunidad el senador de Comunidad Ciudadana, Rodrigo Paz, carece de un plan de gobierno donde el tema de seguridad alimentaria tenga cabida. Según las fuentes consultadas, el sector agropecuario se reduce a una consigna: “Liberalización de exportaciones”, que parece en contradicción con otra consigna: “Lucha contra el contrabando y fortalecimiento de sectores productivos nacionales”. No debe ser fácil ser liberal y proteccionista al mismo tiempo.     

- La Alianza Unidad (UN-Creemos) de Samuel Doria Medina, es una de las que con mayor especificidad aborda el rol del Estado en la seguridad alimentaria y los derechos de los consumidores: “Entidades públicas destinarán un porcentaje mínimo obligatorio a programas y servicios orientados a garantizar derechos fundamentales como la alimentación” y “Se garantizará el derecho del consumidor al exigir un etiquetado obligatorio para productos que contengan organismos genéticamente modificados”, aunque esto último es restringido y no toma en cuenta la composición química de los ingredientes nocivos para la salud. UN también aborda el tema de la deforestación y las sanciones que hoy son de montos ridículos: “Agricultura extensiva con reglas de conducta relacionadas a la prohibición de quema de bosque y sanciones penales y pecuniarias en caso de incumplimiento”. 

En contradicción con políticas de protección de los consumidores y de los bosques, la oferta electoral busca complacer a la agroindustria latifundista: “Producción de soya mejorada con biotecnología sin restricción y con previa autorización” o “Desarrollo de semillas nativas resistentes al cambio climático y la producción de bioinsumos para reducir el uso de agroquímicos”, lo cual en cristiano quiere decir que los transgénicos tienen carta blanca. Lo mismo se aplica a la ganadería, que en otros países se somete a controles estrictos: “Mejorar genética de ganado”.     

La habilidad de la oferta de esta alianza electoral es que parece satisfacer a unos y a otros, de manera que el rol regulador del Estado se diluye. Al agronegocio le ofrece: “Nueva Ley de Exportaciones: exportación soya, carne y otros productos sin trámites burocráticos. Apoyo a 500 empresas agroindustriales para obtener sellos y certificaciones de calidad” o “Expansión del mercado del sector pecuario a Asia y se gestionará la habilitación de frigoríficos bolivianos para exportar carne bovina”, y a los pequeños también les endulza los oídos: “Modelo agroecológico, sostenible y con enfoque de género. Se establecerán fondos para mitigación y adaptación climática con perspectiva de género”, “Sistemas integrados de producción agropecuaria que maximicen el rendimiento por hectárea, bajo principios de sostenibilidad ambiental y uso racional de los recursos naturales”, “Apoyo a emprendimientos que aprovechen el conocimiento, los recursos naturales y culturales convirtiéndolos en bienes y servicios exportables bajo estándares de calidad y marca país”, “Créditos supervisados para mejora de la productividad de la tierra y la mano de obra en tierras altas”.

Esta última oferta del programa suena muy bonita, parece mejor pensada que las otras, pero nadie sabe si se traducirá en políticas de Estado y en planes de gobierno, ni cómo se salvarán las contradicciones que se revelan al contrastar las diferentes ofertas destinadas a satisfacer a sectores con intereses diversos. Hay cosas que son sencillamente incompatibles.     

- Quiero incluir, aunque ya no estará en la papeleta, a Nueva Generación Patriótica (NGP), cuyo candidato debía ser Jaime Dunn, que fue inhabilitado. El programa incluye (sorpresivamente) algunas propuestas sobre seguridad alimentaria que implican la intervención estatal, lo cual parece contradecir los discursos ultraliberales del candidato: “En materia de seguridad alimentaria se protegerán los suelos con el objetivo de no alcanzar el colapso agrícola que amenaza a muchas regiones del país”, “Programas Saludables en Escuelas y Mercados que incluirán el consumo de alimentos saludables”, “Mejorar la calidad de los desayunos escolares apelando a alimentos locales nutritivos”, “Bancos de Leche Comunitarios que incentivarán la donación por medio de canjes por alimentos nutritivos”. 

La oferta incluye legislación y regulación estatal sobre el medio ambiente: “Ley Marco de Transición Ecológica Justa que fijará metas para disminuir la deforestación y recuperar los saberes ancestrales de las comunidades indígenas campesinas para fijar reglas de la utilización responsable de los recursos forestales y un desarrollo efectivo de la agroecología”, “La Ley Anti Chaqueo. Créditos verdes con un porcentaje bajo de interés a quienes presenten certificación de prácticas sostenibles para productores y empresarios”, “Plan Integral para la Reducción de Quemas en Bolivia. Prohibición estricta para reducir en un 70% las quemas ilegales y dar alternativas para la producción de alimentos”, “Zonificación con áreas intangibles donde la deforestación estará prohibida y áreas de amortiguación controlada para  prácticas agrícolas sostenibles de conservación de la comunidad y su entorno”, “Ley de Suelos, que prohíba los monocultivos en exceso en zonas de alto riesgo al medio ambiente y facilite la transición hacia modelos agroecológicos innovadores”, “Seguro Agrícola Climático, un subsidio estatal para pequeños productores frente a catástrofes naturales”. 

De todos los programas, este aparece como el más progresista y más consciente del medio ambiente, incluso cuando se refiere a la agroindustria: “Creación de parques agroindustriales para la soberanía alimentaria con prioridad en la innovación y sostenibilidad de la producción con riego tecnificado, la adopción de energías renovables y limpias y el manejo de las cosechas adaptado a los efectos del cambio climático”, “Industrialización Sostenible: innovación tecnológica,  certificados y acceso a mercados diferenciados, integración de cadenas productivas cortas, incorporación de energías limpias”, “La agroindustria exportadora  trabajará para conseguir la certificación orgánica de los productos elaborados”. Las propuestas más afines al discurso liberal tienen que ver con la liberalización de exportaciones: “Eliminación de cupos, licencias y restricciones de exportación, cada productor podrá vender libremente al mundo”, así como la privatización de las tierras comunales: “Reconocer la propiedad privada de la tierra campesina. Las y los productores podrán vender, hipotecar o asociarse libremente”.                              

En síntesis…

El lector acucioso se habrá dado cuenta al leer este resumen de ofertas electorales, que pocas parecen programas de gobierno y muchas son puro discurso. Mi impresión es que ninguno de los programas aquí resumidos responde a una línea de pensamiento coherente. 

De cualquier modo, todo lo anterior son programas (promesas) electorales, de modo que nada garantiza su cumplimiento, para bien o para mal del país. Sin embargo, el valor que tiene esta revisión es el análisis de los discursos (o su ausencia) sobre temas tan importantes como los de la seguridad y la soberanía alimentaria. El sólo hecho de haber incluido un par de líneas en la oferta electoral, indica que los equipos de asesores tienen siquiera una mínima noción de los temas. En la mayoría de los casos, no la tienen. 

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Those who think they have no time for healthy eating 
will sooner or later find time for illness.
—Edward Stanley
 

13 julio 2025

Diez años, Luis Ramiro

Karina Herrera-Miller y Alfonso Gumucio Dagron

(Publicado en Brújula Digital y ANF el jueves 10 de julio de 2025) 

Esa noche, nos siguió con la mirada cuando salíamos de su habitación en el Hospital Arco Iris en Villa Fátima. No lo supimos en ese momento, pero era la despedida. Pocas horas más tarde, en la madrugada, Nohorita recibió la llamada fatal: Luis Ramiro ya descansaba. Era el 11 de julio de 2015, han pasado diez años desde aquel sábado. 

Dibujo de Pepe Luque 

Queremos recordar a Luis Ramiro Beltrán en sus múltiples facetas, sobre todo porque es importante que las nuevas generaciones de estudiosos y estudiantes de la Comunicación conozcan a un boliviano inigualable, que trascendió las fronteras y cuya actividad en todos los ámbitos que tocó fue ejemplar. A los 85 años, cuando falleció el “achachi 85” (como se nombraba a sí mismo cuando estaba con amigos), no había alcanzado todos sus anhelos, pero lo que había logrado ya era ejemplar.     

Hay por lo menos cinco áreas en las que se desarrolló con excelencia. Desde muy joven, el periodismo fue la primera de ellas. Su capacidad innata de reflexión lo llevó luego del periodismo a la Comunicación, hasta posicionarse internacionalmente como un pionero de la comunicación para el desarrollo. Desde esa perspectiva fue uno de los artífices en la concepción de políticas públicas de comunicación para el desarrollo propuestas por la Unesco y otros organismos en los que trabajó y de un modelo participativo de comunicación. Ese pensamiento se volcó en textos seminales que siguen inspirando a nuevas generaciones de académicos, especialistas y comunicadores en ejercicio. Entre sus libros destaca por su unidad y su originalidad La comunicación antes de Colón (2008), pero también escribió ensayos literarios, poesía y guiones de cine (y hasta la letra de un bolero). Finalmente, un quinto elemento de su personalidad creativa fue su calidad humana, que atraviesa todos los antes mencionados.       

Veamos brevemente cada uno de estos espacios profesionales y creativos en los que Luis Ramiro Beltrán destacó, siempre con humildad y sin prepotencia de ninguna clase. Nunca buscó reconocimientos, pero los obtuvo tanto fuera de Bolivia como en nuestro país.      

El periodismo.- Tenía apenas 12 años (en 1942) cuando hizo sus primeras armas en Oruro, quizás inspirado por la actividad de su madre, doña Betshabé “Becha” Salmón de Beltrán, feminista enérgica y algo autoritaria que destacó como fundadora y animadora de una revista excepcional para su época, Feminiflor. Luis Ramiro comenzó publicando sus artículos en La Patria, en La Mañana y en el vespertino Sajama. Con el tiempo llegaría a la redacción de La Razón, en La Paz, uno de los diarios más importantes en esos años, cuyo dueño era el potentado minero Carlos Víctor Aramayo. 

Poco después, pasaría al campo de la información institucional y, luego, al de la información educativa, incipiente campo todavía de la llamada comunicación para la modernización.     

El pensamiento y la acción en comunicación.- Sus estudios de comunicación en la Universidad de Michigan y sus tesis de maestría y de doctorado asesoradas por Everett Rogers y David Berlo, dos grandes de la comunicación, lo posicionaron como un joven latinoamericano de pensamiento propio y rebelde, que tuvo la osadía de enfrentarse a las corrientes dominantes de las teorías de la comunicación mundial, generadas desde universidades de Estados Unidos. Sus ideas sobre una comunicación menos vertical y persuasiva y más horizontal y participativa llegaron incluso a influir en sus propios maestros. 

Sus primeros trabajos internacionales, como en el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) o en el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC, en inglés), entre varias organizaciones que lo convocaron, le permitieron aplicar esas ideas, al tiempo que encontraba eco en otros pensadores latinoamericanos vinculados tanto a la comunicación como a la sociología y a la educación. Era una época fértil para el pensamiento contrahegemónico (que años más tarde otros denominarán como “epistemologías del sur”), promovido por las teorías de la Dependencia. Paulo Freire, Orlando Fals Borda, Juan Díaz Bordenave, Antonio Pasquali, entre otros, hicieron grandes contribuciones a la comunicación con una perspectiva de desarrollo comunitario. Frank Gerace y Luis Ramiro la denominaron también “comunicación horizontal”. 

Estuvo también activo y lúcido en la denuncia internacional sobre las estructuras desiguales e injustas de la información y la comunicación en el mundo y aquel imperialismo cultural. El libro Comunicación dominada: Estados Unidos en los medios de América Latina, junto a Elizabeth Fox (1980) retrata el invasivo sistema mundial controlado por las corporaciones monopólicas del llamado “primer mundo” y los mecanismos de sometimiento cultural de la región. Ante tales evidencias, alzó las banderas por la democratización de la palabra, semilla que germinó con amplios frutos desde aquel entonces y cristalizó el denominado derecho a la comunicación.     

Políticas públicas.- Su actividad en el marco de la Unesco fue la culminación de su trabajo en la comunicación, pues le cupo aportar durante la década de 1970 y más adelante, en un proceso verdaderamente revolucionario al cuestionar los pilares de la comunicación hegemónica. Luis Ramiro fue instrumental en la preparación de una reunión en San José (Costa Rica), donde se gestó el planteamiento de un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC), que se vería reflejado en un documento cardinal: el informe MacBrideUn solo mundo, voces múltiples(1980), resultado del trabajo de una comisión de 16 expertos de todo el mundo, en la que participaron dos latinoamericanos prominentes: Gabriel García Márquez y Juan Somavía.

El aporte de Luis Ramiro Beltrán a las Políticas Nacionales Comunicación, concepto y programa de acción en materia de comunicación fue notable y ha sido reconocido en todo el mundo. Posteriormente, desde su puesto de Asesor Regional de Comunicación de la Unesco, con sede en Quito, apoyó numerosos programas de comunicación para el desarrollo en América Latina. En Bolivia también fuimos beneficiarios de ese apoyo. 

Los libros.- La mayoría de los libros que publicó Luis Ramiro Beltrán recogen sus ponencias en congresos y sus textos académicos sobre la dependencia informativa y comunicacional, la dominación teórica y metodológica en la investigación del área, la comunicación para el desarrollo y las políticas públicas.     

Quizás uno de sus ensayos más conocidos es “Un adiós a Aristóteles. La comunicación ‘horizontal’” (1980), en el que sustenta la antípoda propositiva al funcionalismo para concebir al proceso de comunicación en términos de acceso, participación y diálogo. En otro texto importante, “La comunicación para el desarrollo en Latinoamérica: un recuento de medio siglo” (2005) retrata y analiza la trayectoria de este subcampo, desde el nacimiento teórico hasta sus quiebres conceptuales y prácticos, en los que América Latina tiene un papel protagónico para la subversión de una comunicación afiliada a la democracia, a la participación y al bienestar de las grandes mayorías.  

La comunicación antes de Colón (2008) es quizás su obra más completa porque fue concebida como libro desde el inicio. No es una colección de textos sino un ensayo que es resultado de una rigurosa investigación sobre las formas de comunicación que existían en nuestra América antes de la llegada de Cristóbal Colón. Las culturas mesoamericanas y andinas ya contaban con tipos y formas de comunicación adelantadas, solo que incomprendidas y subalternizadas por la matriz eurocentrista que las trató, incluso, de destruir. El trabajo, bajo la conducción de Beltrán y en equipo con Karina Herrera-Miller, Erick Torrico y Esperanza Pinto, analiza con detalle documental y con profusión de imágenes las diversas manifestaciones de este rico mundo comunicacional prehispánico, documento que hoy se ha convertido en un referente fundacional en esta materia. 

Además, Luis Ramiro fue poeta y guionista de cine. Mucha gente no lo recuerda, pero fue el autor del guion de Vuelve Sebastiana (1953), la emblemática película que dirigió Jorge Ruiz con la comunidad chipaya. Su amistad personal con Ruiz se tradujo en otras colaboraciones como guionista. En la poesía, publicó el libro Pasos en la corteza (1987) y una importante antología publicada en Colombia: Panorama de la poesía boliviana (1982), una selección de 76 autores en 708 páginas, además de poemas de la época precolonial y colonial, todo ello precedido de 148 páginas de estudios críticos y reseñas. Para completar su versatilidad creativa, es autor de una canción que interpretó Raúl Shaw Moreno: Contéstame.    

En los últimos años de su vida su proyecto más acariciado era un libro que narrara la historia de su padre, fallecido durante la guerra del Chaco, y cómo su madre, años después, hizo el esfuerzo increíble de ir a Paraguay para encontrar y traer de regreso los restos de Luis Humberto Beltrán. Luis Ramiro trabajó con ahínco en la investigación que debía culminar con la escritura del libro. Quizás el afán perfeccionista que siempre lo caracterizó, fue el principal obstáculo para que no lograra finalmente escribir la obra: su investigación sobre la guerra del Chaco fue excesivamente meticulosa, mucho más allá de lo que requería para escribir el libro que nunca pudo terminar.

Luis Ramiro, Karina Herrera-Miller y Alfonso Gumucio 

El ser humano.-  Todos quienes hemos conocido a Luis Ramiro Beltrán y hemos disfrutado su amistad y su cercanía, tenemos el privilegio de habernos beneficiado y haber aprendido de su extraordinaria calidad humana y generosidad sin límite. El desprendimiento intelectual de Luis Ramiro era proverbial, siempre dispuesto a ayudar y a apoyar a proyectos de los más jóvenes, sin mezquindades ni altisonancias.      

Luis Ramiro era incapaz de decir “no” ante el pedido de cualquier persona que solicitaba su apoyo ya sea para presentar un libro o escribir un artículo para una revista. En sus últimos años, a su obsesiva productividad se sumó el progresivo cansancio y cierta inseguridad que le impedía improvisar: cada tarea, por pequeña que fuera, debía ser rigurosamente estudiada y escrita, así se tratara de una página para las palabras de ocasión de algún evento. 

A una década de haber cerrado los ojos y haberse despedido, Luis Ramiro sigue siendo luz brillante para el camino de diálogos, de encuentros y de la versión humana y liberadora de la comunicación.

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Viaja tiempo adentro,
cicatriz
por cicatriz,
en pos de la salida.
—Luis Ramiro Beltrán