10 junio 2025

Gobierno de sombras

(Publicado en Brújula Digital y ANF el sábado 31 de mayo 2024)

Entre las características perversas de los gobiernos del MAS, una de las más notorias es la falta de transparencia. Este gobierno (y los anteriores de Evo Morales) se mueve en las sombras, como las dictaduras militares. Todo lo que hace está  rodeado de misterio y engaño, no hay nada directo, claro, o transparente. Cada día tenemos pruebas de cómo se oculta la verdad a la población, cómo se miente descaradamente y cómo no se responde a acusaciones muy serias y fundamentadas.        

A fines de mayo, por ejemplo, se han conocido pruebas irrefutables del gigantesco negociado de ejecutivos de YPFB a través de la empresa fantasma Botrading (que tiene apenas tres empleados pero maneja cientos de milllones), creada en territorio paraguayo para estar fuera del alcance de la justicia boliviana (de todas maneras inexistente). Según el informe presentado por la comisión de diputados que investigó este caso de corrupción en el que estaría involucrado el hijo del presidente, Marcelo Arce Mosqueira, el daño económico al Estado superaría los 355 millones de US$ dólares. Pero el gobierno ni siquiera pestañea, y el presidente de YPFB sigue tan tranquilo en su puesto, sin responder a las acusaciones. 

Otro hijo del presidente Arcínico, Rafael Arce Mosqueira, compró en 2021 por 3,3 millones de US$ dólares la propiedad “Adán y Eva” en Santa Cruz, cuando tenía apenas 25 años de edad, según la investigación periodística realizada por Connectas, Plataforma Periodística para las Américas, donde participan  medios de información prestigiosos como La Nación (Argentina), La Prensa Gráfica (El Salvador), El Espectador (Colombia) y Aristegui Noticias (México). Luego de la compra y contrariando disposiciones legales sobre el uso de la tierra, procedió a liquidar los bosques para cultivos extensivos de maíz y soya, y obtuvo en un abrir y cerrar de ojos luz verde de la Autoridad de Bosques y Tierras (ABT) para ampliar los desmontes a mil hectáreas. La investigación ha sido debidamente documentada con base en fuentes del propio Estado, pero hasta ahora ninguna autoridad ha abierto la boca. El presidente sigue sonriendo en las fotos, como si no tuviera nada que ver con este caso de corrupción que, una vez más, lo involucra directamente. Su cinismo no tiene límites.         

Meses atrás, un periodista boliviano reveló, con documentos en mano, que el gobierno había escondido la impresión de varias toneladas de nuevos billetes para ponerlos en circulación en un momento en que el país está en una espiral inflacionaria que ya no puede ocultar. A raíz de esas revelaciones los burócratas del Banco Central amenazaron con juicios al periodista que filtró lo que el gobierno ocultaba detrás de la burda explicación de que los billetes eran para remplazar a los que serán retirados de circulación progresivamente (como si no tuvieran en qué más gastar). ¿Con qué cara se pretende judicializar a analistas políticos y económicos, o a periodistas que revelan las barbaridades que hace el mal gobierno masista?         

En estos y en otros casos, el régimen del MAS miente una y otra vez, ya sea en las declaraciones de sus voceros o ministros (para quienes todo es “normal” en el país) o en películas de propaganda producidas por anónimos cineastas empleados del ministerio de Gobierno, algo impensable en países democráticos. Tan grotesco es el “documental” que presentaron el 10 de abril pasado, que tuvieron vergüenza de poner nombres en los créditos y se refugiaron en el anonimato. La sarta de mentiras difundidas en ese bodrio sería suficiente para enjuiciar al gobierno y pedir resarcimiento económico a las personas cuya reputación fue afectada. 

Hay muchos otros ejemplos de la corrupción y de falta de transparencia del régimen masista, el actual y los anteriores (que son la misma porquería corrupta). Podemos remontarnos a la adquisición de vacunas rusas Sputnik durante la pandemia, cuyo costo hasta ahora no conocemos porque todos los contratos de los gobiernos del MAS, especialmente con China y Rusia, tienen cláusulas que esconden las cifras del costo para los bolivianos. Esa falta de transparencia debería ser penada por ley, pero como no hay un sistema judicial probo, se salen con la suya y pretenden enjuiciar a quienes se dan modos para descubrir las mañas y mentiras de los “servidores” del Estado.           

Desde 2023 el gobierno se niega a dar a conocer el informe las reservas probadas de gas, que fue entregado por una empresa especializada a la que se le pagó una suma astronómica para hacer esa evaluación. Hasta ahora se mantiene en secreto ese informe, porque no le conviene políticamente al gobierno, pero es inútil esconderlo porque todos ya sabemos que no hay más gas para exportar y pronto no habrá ni para el consumo interno. 

El oro se ha esfumado del país al mismo tiempo que los dólares. El Banco Central de Bolivia (BCB) debería emitir cada semana un estado sobre las reservas internacionales pero lo hace apenas cada cuatro meses. En su página web de “estadísticas semanales” la última corresponde al 8 de febrero de 2023… Se burlan de los bolivianos, son descarados y no tienen ninguna excusa pero no les importa. Y qué decir de la información sobre el cambio del dólar, esa sí “actualizada” cada día… por debajo de 7 Bs por dólar, cuando en las casas de cambio y en la calle llegó a topar 19 Bs por dólar a mediados de mayo.           

El gobierno de sombras inventa lo que le da la gana y esconde lo que le conviene. Ha vuelto a la actualidad (con motivo del documental trucho sobre el “golpe” igualmente trucho) el teatro montado para hacer creer al mundo que hubo un amago de asonada militar el 26 de junio de 2024. El ministro de Gobierno desplegó hasta la saciedad falsedades sobre el supuesto golpe, pero cada vez que hacía una conferencia de prensa solamente confirmaba su incapacidad para ejercer el cargo de la seguridad nacional: según su propia admisión recién se enteró del golpe cuando las tanquetas estaban en la Plaza Murillo. En cualquier país racional lo hubieran echado del cargo a patadas, pero aquí lo nombran candidato a la presidencia (su ambición política es inversamente proporcional a su inteligencia).   

En el tema ambiental, todo es sombras. Las licencias a cooperativistas mineros en parques nacionales, la falta de fiscalización, el contubernio con avasalladores y depredadores…La falta de transparencia es total, y solamente nos enteramos gracias a las investigaciones de instituciones de la sociedad civil que se toman el trabajo de fiscalizar y transparentar situaciones que demuestran la hipocresía y corrupción del gobierno.          

El estudio Incendios forestales 2024: tras las huellas del fuego, realizado por la Fundación Tierra y presentado en la última semana de mayo, prueba con documentos incontestables que 12,6 millones de hectáreas de bosques y pastizales fueron calcinadas, de las cuales el 66 % de manera intencional, es decir, con la complicidad del gobierno “defensor de la Pachamama”. El bocón del vicepresidente, el pajpaku de la plaza Murillo, alias Choquehuanca, anda muy silencioso últimamente. Mientras tanto, el ministro de Medio Ambiente, Álvaro Ruiz, advierte que nuevamente se autorizarán los “chaqueos”. 

_________________________   
Toda dictadura, sea de un hombre o de un partido, 
desemboca en las dos formas predilectas de la esquizofrenia: 
el monólogo y el mausoleo.
—Octavio Paz 
 

05 junio 2025

El cuarto mosquetero

(Publicado en Brújula Digital y ANF el miércoles 28 de mayo de 2025) 

Una experiencia reciente en Colombia me hizo llegar a la conclusión de que la vida me ha regalado más satisfacciones fuera de Bolivia, que en mi propio país. Es una constatación, no una queja (además a quién le importa). Una constatación alentadora, puesto que el mundo es ancho y ajeno y he podido recorrerlo bastante y trabajar en desafíos que mi propio país no me hubiera permitido abordar, porque el rango de oportunidades es mucho más estrecho y está cruzado por intereses político o personales, y mezquindades de pueblo chico.            

Escribo lo anterior como exordio para hablar del trabajo formidable que realiza en Colombia el colectivo de comunicación popular El Cuarto Mosquetero, que adoptó ese nombre a partir de un texto mío del mismo nombre publicado en agosto de 2004 en la revista académica Investigación & Desarrollo, que edita la Universidad del Norte en Barranquilla. 

Por algún motivo que no logro entender a cabalidad, ese texto tuvo un mayor impacto que otros que he publicado sobre comunicación y cambio social. Se estudia en las universidades como texto de referencia e indujo a un grupo de jóvenes mujeres de Villavicencio, la capital del departamento del Meta, a crear en febrero de 2015 el “Colectivo de Comunicaciones Gumucio Dagron”, aunque luego optaron por conservar el nombre del texto y no del autor. Hicieron bien, lo que importa es el texto. Según me contaron cuando estuve con ellas en Villavicencio, a principios de mayo, no alcanzaban a pronunciar correctamente mi segundo apellido, lo cual no me extraña, me ha pasado muchas veces.         

Tuve la oportunidad, gracias a una invitación de la Universidad Javeriana de Bogotá para presentar mi libro El cuarto mosquetero (Plural, 2024), de viajar a Villavicencio y conocer de cerca el trabajo del colectivo de comunicación a los diez años de su creación. Aunque no pude visitar sus proyectos, quedé impresionado por la cantidad y calidad de las actividades realizadas en una década.         

El Cuarto Mosquetero tiene líneas de trabajo marcadas: paz, género, territorio, medio ambiente y cultura, y ha florecido hasta tener presencia en 28 de los 32 departamentos de Colombia, multiplicando sus procesos de comunicación popular al punto de que cuenta ahora con más de 200 voluntarios en diferentes municipios. Uno de sus proyectos importantes, con el que comenzaron su trabajo las fundadoras, es la capacitación de más de 920 “Reporteritos y reporteritas populares”, es decir, niñas y adolescentes que se convierten en comunicadores en sus comunidades. Otro proyecto significativo es la “Escuela itinerante de comunicación para la paz”, que ha llegado a más de 675 personas. Su papel fue muy importante durante el proceso de paz colombiano, difundiendo a nivel comunitario los ideales de la convivencia pacífica aún antes de la firma de los Acuerdos de Paz en 2016.       

Los principios que guían su trabajo están expresados en su misión: “Amplificar las voces de la pluriculturalidad, de quienes habitan en la periferia y ruralidad y en general de quienes tienen dificultad para acceder a medios de comunicación, desde el periodismo y la comunicación alternativa y popular”. Su visión hacia el 2030 es “tener presencia permanente en 5 de los 10 departamentos de la Amazorinoquía, que es la mitad del país y en donde más importancia tiene el trabajo de El Cuarto Mosquetero y su rol de amplificar las voces de la pluriculturalidad de quienes habitan en la periferia y ruralidad, para aportar a procesos de defensa de los derechos humanos y de transformación social”.       

Una parte importante del trabajo que realizan es audiovisual. Cuentan con una nutrida programación en radio, video y presencia permanente en las plataformas virtuales más importantes: Instagram, Facebook, Twitter (ahora X), YouTube, etc. aunque también publican impresos, por ejemplo, la serie de cuadernos de cuentos sobre temas ambientales escritos por las reporteritas y reporteritos, y la revista “Tinta violeta”, con breves textos sobre violencia de género, que es otro tema central en su actividad. Otras publicaciones se producen en los proyectos de formación que apoyan en diferentes municipios, como “Al día con Inedju” de la Institución Educativa La Julia del municipio de Uribe, o “El colectivo”, una producción de Medellín que ya llegó a su número 107, “periodismo para la utopía” producido por El Colectivo Comunicación Popular, otro grupo muy activo y comprometido.        

En su desarrollo ha sido fundamental su vinculación con organizaciones sociales departamentales y nacionales, en particular aquellas que lucha por los derechos humanos y el medio ambiente, como ACER Agua Viva, Red Prodepaz, Comisión de la Verdad, Fundación Gabo, entre muchas otras. 

La política editorial del colectivo es explícita: “Como organización que hace comunicación y periodismo alternativa y popular de manera independiente, tenemos unos principios éticos y editoriales que deben cumplirse a cabalidad en cada una de las áreas de trabajo de El Cuarto Mosquetero. Es deber de la dirección, el equipo editorial, pero en general de cada uno de las y los integrantes de nuestro equipo, velar por su cumplimiento, pero también de nuestras audiencias y las comunidades con las que trabajamos, ayudarnos a garantizar siempre que vayamos por el camino trazado”.        

En la práctica destaca su compromiso con un periodismo con enfoque de género que rechaza contenidos homofóbicos, que perpetúen estereotipos, o justifiquen el machismo o las violencias basadas en género: “No solo hacemos comunicación, periodismo e investigación, sino también pedagogía para aportar a la erradicación de violencias basadas en género en nuestro país”. 

La rigurosidad y el compromiso con comunidades y poblaciones históricamente vulneradas son ejes de trabajo de ese periodismo que piensa en el territorio, con un decidido enfoque de DDHH: “La comunicación y el periodismo no pueden ser indolentes ni justificar las violaciones de derechos humanos, los hechos de desigualdad e incluso el beneficio de unos pocos a costa de las comunidades o los bienes comunes”. 

A ocho años de su fundación, en 2023, El Cuarto Mosquetero condujo una sistematización con el apoyo de entidades financiadoras cuyo acompañamiento fue fundamental para el crecimiento de la experiencia. Una batería de 46 preguntas, divididas en cinco categorías, fueron planteadas a aliados, líderes sociales, participantes en procesos formativos y a las propias protagonistas, un total de 67 entrevistas en profundidad y 14 encuestas y grupos focales que contribuyeron a construir un informe de sistematización que ha permitido a la organización plantearse objetivos y actividades hasta el año 2030.      

A lo largo de esos primeros ocho años de actividad el colectivo ha recibido varios reconocimientos y becas que han permitido consolidar su trabajo. La Fundación Gabo, el Premio de Periodismo SUMA, varios festivales de cine, el ministerio de Cultura y la propia Presidencia de la República figuran en la lista de instituciones que han otorgado premios. En noviembre de 2024, el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, su 49 versión, entregó su galardón en la categoría Multimedia a El Cuarto Mosquetero por la investigación “Crisis, desarraigo y hambre: en el Guayabero nadie compra coca”.      

Al cumplir su primera década en 2025, El Cuarto Mosquetero recibió la certificación del Journalism Trust Initiative (JTI), desarrollada por el Comité Europeo de Normalización (CEN) y promovida por Reporteros Sin Fronteras (RSF), consolidándose como “una fuente informativa confiable y alineada con los más altos estándares de ética y transparencia periodística”.       

“Transformando el territorio desde la comunicación popular” es una de las frases con la que se autodefine el trabajo del colectivo El Cuarto Mosquetero. Ello significa procesos que abarcan un conjunto de temas que están entrelazados a nivel comunitario, incluyendo el medio ambiente, la paz y la convivencia, el respeto por los derechos humanos y la dignidad de cada persona, la lucha de género, las diversidades, entre otros, a partir de la democratización de la palabra.             

Han pasado diez años desde que Lina Álvarez y Melissa Quiroga, dos estudiantes del último semestre de la carrera de Comunicación Social y Periodismo de la Corporación Universitaria del Meta (Unimeta), iniciaron procesos de comunicación participativa en las comunidades Villa Lorena y La Nohora en Villavicencio. Diez años de crecimiento continuo y expansión por el territorio de Colombia sin haber cedido en ningún momento en los principios que animan al colectivo. Esa consecuencia, por el contrario, ha permitido posicionarse y obtener apoyo de muchos organismos de cooperación, tanto de Colombia (por ejemplo, el Fondo Lunaria Mujer), como de otros países (la cooperación alemana) que confían en la pertinencia y en la seriedad de su trabajo.            

La huella que deja El Cuarto Mosquetero en centenares de adolescentes y adultos ahora involucrados en procesos de comunicación participativa y comunitaria, es un signo alentador para el próximo futuro de Colombia, y su ejemplo debería conocerse en otros países de la región. 

______________________________   

La ética del periodismo es no olvidar nunca 

que estamos tratando con seres humanos y sus historias.

—Ryszard Kapuscinski   

 

31 mayo 2025

Alcalde majadero

(Publicado en Brújula Digital y ANF el 24 de mayo de 2025) 

Ciudad caótica 

No sé si el principal problema de la alcaldía de La Paz es la corrupción o la incapacidad de gestión, o quizás ambas, íntimamente trenzadas entre sí. En todo caso, desde que tengo memoria no ha habido peor alcalde, quizás con excepción de un pillo al que finalmente apresaron escondido en el ropero de su casa.           

Tenemos un alcalde majadero que no puede con La Paz (ciertamente, una ciudad complicada), y tampoco puede poner orden dentro de la propia alcaldía, que rebalsa de burocracia y funcionarios corruptos. Cualquier trámite es un via crucisque puede durar meses o años, porque los funcionarios están acostumbrados a pedir coimas (sobornos) y si no se satisface sus exigencias, dejan dormir los expedientes, sin apuro y sin cumplir con los plazos que figuran en la letra muerta de los procedimientos ediles. 

Veamos, por ejemplo, lo que sucede en las construcciones de edificios. Con el argumento de los desmanes y corrupción de constructores bribones como Harold Lora, amigote de varios concejales y del propio alcalde, se han detenido los trámites de otros edificios que cumplen con las normas. Justos pagan por pecadores: aquellas construcciones que están en regla son sancionadas sin motivo. Basta cualquier tontería detectada por un inspector corrupto, para que el trámite se detenga. Incluso cuando todas las autorizaciones están en regla, pasan semanas para que un expediente pase de un escritorio a otro. 

¿Cuántos escritorios hay? Demasiados. Cada uno es un metro cuadrado de poder abusivo y corrupto. Para poner un sello y una firma los burócratas piden dinero, a veces miles de dólares. No hay quien los supervise, porque los supervisores son también corruptos. Es una pirámide interminable. Nadie sanciona a los corruptos y cuando hay alguna queja probada, los cambian de escritorio, para que sigan ejerciendo su pequeño poderío corrupto desde otra esquina o ventanilla. Los ciudadanos pagamos los salarios y luego las coimas. Estamos indefensos. 

Así como hay edificios probadamente ilegales, que “arreglan” con la alcaldía para seguir construyendo fuera de norma (desde mi ventana veo varios y ya los he nombrado en otros artículos anteriores), hay otros que no han cometido ninguna irregularidad y que son penalizados de todas maneras. ¿Hay alguien que fiscalice? Supuestamente, el Concejo Municipal debería hacerlo, pero allí también se necesita alguien con un sentido muy fuerte de la ética y fuerza suficiente como para procesar a los funcionarios corruptos.          

Nadie mueve un dedo para que la alcaldía sea eficiente, para que cada trámite tenga una hoja de ruta con plazos claramente establecidos, y para que sean sancionados los funcionarios que no cumplen con esos plazos. 

El alcalde majadero parece un turista de paso, se dedica a frivolidades que al parecer son inherentes a su personalidad desde hace mucho tiempo. Su complejo provinciano lo hace erigir un costoso letrero para La Paz en el estilo de Hollywood, o arruinar plazas y parques cortando árboles y remplazándolos con troncos de cemento, mientras arguye que no tiene dinero para obras que realmente son importantes. 

No me cansaré de señalar el abandono de varias obras que quedan a medias y que no avanzan en muchos meses. Aquí van tres ejemplos, pero hay más:            

La avenida del Poeta sufrió en 2024 varios sifonamientos que primero fueron parchados “a la quete” (es decir muy mal), y ahora ni siquiera eso. Cualquiera que pase por encima en el teleférico celeste puede constatar que los trabajos de reparación de esa importante avenida no avanzan, no se ve obreros ni se ve maquinaria, y lo que sí podemos constatar gracias a esa negligencia, es enormes trancaderas de vehículos en las otras avenidas que vinculan el centro de la ciudad con la zona sur: la avenida Kantutani, la avenida del Libertador y la avenida de Los Leones. Mientras la avenida del Poeta siga clausurada, el caos en el tráfico no mejorará. Menos aun cuando en los cuellos de botella viales están instaladas gasolineras que contribuyen al caos vehicular y que nunca debieron haber sido construidas ahí. ¿Quién, cuándo y porqué autorizó la instalación de gasolineras en los lugares más perjudiciales?

Futura Avenida La Paz 

El otro ejemplo es continuación del anterior, una continuación en el sentido literal, ya que se trata de la nueva avenida La Paz, que une el final de la avenida del Poeta con el barrio de Obrajes, sobre el doble embovedado del rio Choqueyapu. Esta obra contribuiría a desahogar el tráfico desde y hacia la zona sur de la ciudad, pero que tampoco avanza desde hace años. Sucede allí exactamente lo mismo que hemos señalado antes: no se ve obreros trabajando, ni maquinaria, ni movimiento alguno. Este proyecto de vital importancia ya estaba muy avanzado cuando el ex alcalde Luis Revilla dejó su cargo. Iván Arias, que fue electo en su reemplazo, no ha hecho sino “entregar” cada año y con fanfarria la misma obra que no avanza. Díganme si no es un bribón.             

Av Abdón Saavedra 

El tercer ejemplo es la avenida Abdón Saavedra, en la zona de Sopocachi, que hace más de un año está patas arriba, sin adoquinado y sin solución. No se han respetado los plazos que estaban establecidos para su conclusión el 31 de octubre de 2024: “Estamos hablando de una obra que debería haber sido entregada hace meses y que hoy, no solo sigue inconclusa, sino que perjudica gravemente la vida diaria de vecinos, comerciantes y estudiantes de la zona”, denunció la concejal Roxana Pérez del Castillo, una de las pocas autoridades que fiscaliza ese desastre de alcaldía. Las irregularidades señaladas y las quejas de los vecinos no le hacen cosquillas al alcalde majadero, que sin embargo dilapidó recursos poniendo una nueva capa de asfalto sobre la avenida Ballivián de Calacoto, que no necesitaba semejante gasto.           

He utilizado la palabra “majadero” para referirme a un alcalde que ha demostrado ampliamente su falta de visión sobre nuestra ciudad, pero también su cinismo y su torpeza. En pleno año del Bicentenario de la república, tenemos la sede de gobierno en escombros, atosigada como un embudo sin salida, dilapidada por la mala gestión, la incapacidad y la frivolidad. En su momento, las auditorías le caerán encima al actual alcalde, pero será demasiado tarde para remediar lo que ahora sufrimos los ciudadanos: corrupción generalizada e irresponsabilidad. No pararemos de denunciarlo.       

_______________________________   
He knows nothing; and he thinks he knows everything. 
That points clearly to a political career.
—George Bernard Shaw 
 

26 mayo 2025

Necios volátiles

(Publicado en ANF, EjuTv y Brújula Digital el sábado 17 de mayo de 2025) 

En artículos anteriores escribí que la volatilidad de la política boliviana es tan grande, que los analistas se la pasan cambiando sus predicciones cada semana, modificando “la papeleta” electoral posible, aunque todavía falta bastante para las elecciones (una eternidad), y aunque las candidaturas se inscriban hasta el 19 de mayo en cumplimiento del calendario del Tribunal Supremo Electoral (TSE), es todavía posible que algunos partidos se bajen del tren para no perder su sigla con menos del 3% de votación.            

De aquí al domingo 17 de agosto faltan larguísimos 90 días… Si recordamos todo lo que ha pasado en los 90 días anteriores, nos daremos cuenta de que nada está escrito sobre el papel y menos sobre piedra. 

El panorama es cada vez más confuso, a pesar de que parece aclararse. Me explico: cada día se producen nuevos “reacomodos” de quienes pretenden aparecer en las listas de senadores y diputados. Cuando no les dan gusto, algunos arman berrinche y se van a otra tienda política sin el menor empacho, como si fuera lo mismo estar con una sigla que con otra. La coreografía del oportunismo no deja de sorprenderme porque la ideología brilla por su ausencia.          

Hay jóvenes que creen que, con diez días de “pititas” en 2019 y cinco años de curul, ya son dirigentes políticos importantes. En lugar de seguir aprendiendo y construyéndose como figuras con futuro potencial político, hacen gala de inmediatismo y de soberbia. Siempre hubo transfugio en el país, pero nunca tan veloz y extendido. Por eso respeto a quienes mantienen sus posiciones sin pretender cargos en un eventual próximo gobierno.

Comencé con estas reflexiones hace un par de meses y no quise publicarlas hasta que la confusión fuera más clara. Parece una contradicción de términos, un oxímoron como “inteligencia militar” pero no lo es: la confusión creciente es política e ideológica, y lo que se aclara cada día es el oportunismo voraz de quienes no se guían por la ideología sino por apetitos personales, escudándose a veces detrás de acusaciones de una gran pobreza ética contra líderes políticos con más experiencia. Quienes se consideran en una “lista negra” son tan arrogantes que no se dan cuenta de que no han hecho los méritos suficientes para estar en ninguna lista. “La culpa la tiene Carlos Mesa”, “la culpa es de Camacho”, “el culpable es Tuto”… o lo que fuera, son coartadas pueriles que sólo subrayan el carácter débil y adolescente de la nueva camada de políticos bolivianos, con honrosas excepciones que señalaré, y espero no morderme la lengua en los siguientes días o semanas. 

Me encantó la reacción de la diputada Andrea Barrientos hacia quienes lloriquean porque temen perder el tren electoral: “En la única lista negra que estoy es en la de mi ex, todo lo demás tiene puertas abiertas”, escribió con humor en Twitter. Claro que yo votaría por una mujer como ella. Otra valiente es la diputada Samantha Nogales, que dijo sin pelos en la lengua: “No busco una candidatura parlamentaria porque tengo otros planes, políticos y personales, y así se lo dije a Samuel: mi apoyo es total y sin condiciones. Los berrinches por no figurar en listas no deberían salpicar a quienes no tienen nada que ver”. También votaría por ella si queda en la misma lista que Andrea Barrientos, Cecilia Requena y otras que se han hecho conocer por su trabajo y no por sus berrinches. Vicente Cuellar también se manifestó con desprendimiento y consecuencia política: no quiere ningún puesto, pero mantiene su postura invariable. Mis respetos.        

En cambio, me apena que se cobijen bajo otras tiendas políticas (por las que no votaré ni muerto), personas que me parecían prometedoras como Luisa Nayar, Beto Astorga, José Manuel Ormachea, Luciana Campero y otras que llegaron donde llegaron gracias a Comunidad Ciudadana (y no gracias a Tuto Quiroga o algún otro veleta como él).        

A medida que se publicaban las encuestas truchas (incluidas las del empresario Claure), se produjo una coreografía pancista deplorable. Los que ya no tienen “palo donde arrimarse” (como dicen en Nicaragua), aparecen declarando que apoyarán a tal o cual candidato, como si a alguien le importara lo que puedan hacer los que siempre fueron satélites de otros. En el momento en que parecía que Reyes Villa o Chi tenían mayor intención de voto, en febrero, se apresuraban los otros candidatos a cerrar alianzas con grupos que ya no representan a nadie. Todos tratando de asegurarse una sigla, cualquiera que esta sea, porque ya no se trata de ideología, sino de oportunismo indecoroso. 

Dibujo de Abel Bellido

Tal como dije en el artículo “Pelotón de cantidatos” publicado el 1º de marzo del 2025, los espontáneos que se lanzaron al ruedo electoral autoproclamándose, lograron su objetivo principal: aparecer un día en los titulares. Otros se autoproclamaron para arrimarse a quienes les darán algún cargo (si ganan) o los protegerán de juicios que tienen pendientes. Branko Marinkovic, Rubén Costas y una fracción de Condepa se fueron a la botica de Tuto Quiroga (FRI), que terminará representando, en paralelo con Jaime Dunn, la posición populista extrema en la derecha del espectro, mientras que Carlos Bohrt, Toribia Lero o Amparo Ballivián (que ya se salió de la foto en la que aparecía sentada e incómoda), le ofrecieron su mínimo balance a Samuel Doria Medina. En cuanto a Manfred Reyes Villa, además de recibir inicialmente flores verbales del millonario dueño del Club Bolívar, recibió el beso envenenado del evangélico coreano Chi Hyun Chung (pero pronto se dio cuenta de la metida de pata y se distanció de él) y de diputados tránsfugas de Comunidad Ciudadana y de Creemos cuyos nombres ni siquiera habían trascendido antes, que no vale la pena mencionar (además ni me acuerdo).          

En el grupo de perdedores (losers en inglés, para que se den por aludidos) que lanzaron sus candidaturas como quien lanza un anzuelo en una poza de agua estancada con la ilusión de pescar aunque sea un zapato viejo: Antonio Saravia, de un partido “liberal” inexistente que “le quita su apoyo” al candidato Dunn, como si eso le hiciera cosquillas; un sobrino (¿?) del exministro Carlos Sánchez Berzaín, José Carlos Sánchez Verazaín (que prometió extraditar a su tío); Carol Blenda Ilievski, que sacó a relucir sus estudios en “Jarvard” (pero no se acordaba de su campo de especialidad); Manuel Morales Álvarez, que renunció a su consecuente activismo en Conade y nunca más se supo de él; y el periodista Andrés “Chino” Gómez, que pisó el mismo palito de la ambición (o de la desesperación) con la ilusión de entrar en alguna lista. ¿Por qué las ambiciones de todos son tan cortoplacistas? ¿Por qué esa angurria de poder? ¿No podían trabajar 5 añitos más para construir su plataforma política? Lo cierto es que dan lástima. Eran perdedores desde que abrieron la boca para autoproclamarse, y desde que lo hicieron me pareció que sus actos eran ridículos, no exentos de soberbia, pero sobre todo desubicados políticamente.        

Nos aproximamos a paso de tortuga a las elecciones generales, descorazonados porque las opciones presidenciales dan pena. No hay un solo candidato que convoque nuestro voto entusiasta. Todos son una manga de oportunistas que prometen el cielo y la luna y que a lo largo de los primeros meses de 2025 han lanzado sus candidaturas con la misma consigna: “Yo soy el que puede salvar a Bolivia”, en cien días (Samuel), en un día (Quiroga) o en una hora (Dunn). La ciudadanía está desmoralizada frente a ese panorama desolador. Cuando algunos amigos que me leen me preguntan por quién voy a votar, ya no sé qué decir.          

¿Con que físico van a “salvar a Bolivia”, esos necios volátiles, esa manga de tarados? ¿Cómo es posible que no tengamos un candidato presidencial, aunque sea uno solo, por quien valga la pena votar, alguien que inspire admiración y respeto como los viejos líderes de hace cuatro o cinco décadas? Si ponemos en fila a los candidatos, ninguno merece mi confianza, y voy a decir detalladamente por qué en un próximo artículo que ya tengo escrito (porque si no lo hago público, mi hígado sufrirá severas consecuencias). Espero tener donde publicarlos, porque misteriosamente se siguen cerrando puertas cuando expreso lo que pienso. Parece que los medios “independientes” lo son cada vez menos.

Es un tremendo fallo de nuestro sistema democrático, que el calendario del sistema electoral no contemple las elecciones de diputados y senadores en otro momento que las presidenciales. Resulta una perversidad que uno tenga que votar por una “plancha” casada a un candidato. En otros países que han aprendido la lección, las elecciones parlamentarias se celebran en dos ocasiones durante un periodo presidencial, para renovar la mitad de los curules, lo que permite tomar el pulso a los cambios de percepción en la población.       

“Si las elecciones fueran ayer…” (pregunta absolutamente retórica) yo votaría por una lista ideal de potenciales diputados y senadores donde figuren Cecilia Requena, Luciana Campero, Toribia Lero, Andrea Barrientos, Luisa Nayar, Samantha Nogales, Alberto Astorga, José Manuel Ormachea, Janira Román, Carlos Alarcón, Lissa Claros, María René Álvarez, Alejandro Reyes, Mayra Zalles (y otras y otros, pero no “otres”) que representan a varios departamentos y varias áreas de debate público (medio ambiente, justicia, corrupción, indígenas, violencia, trata y tráfico, etc.) que tienen en común juventud y compromiso con el país. 

Pero como esa plancha ideal ya se ha dispersado, hasta las ganas de votar se me quitan. Más aún cuando el Bloque de Unidad (que ya no lo es) elige como candidato a la vicepresidencia a alguien que no va a aportar ni un solo voto, ni uno. Un funcionario internacional que ha vivido fuera de Bolivia muchos años, cuyo perfil técnico podría ser ideal para dirigir como ministro la economía del país, pero no el poder legislativo. Parece confirmarse que Doria Medina es “q’encha” y que su olfato político sigue atrofiado.      

Tuto Quiroga como Rodrigo Paz hacen algo parecido: eligen de acompañantes de fórmula a empresarios sin trayectoria política, que (quizás) aportan votos de sectores jóvenes. Clarito será. ¿Será que esa estrategia les servirá para ganar la elección equilibrando la juventud (pero no la habilidad política) de Andrónico? Yo lo dudo. 

Otros dirigentes políticos hicieron esfuerzos para vender al mejor precio el capital social que les queda. Eva Copa no tuvo mejor idea que plagiar para su nuevo partido político el nombre de Morena, que logró la certificación del Tribunal Supremo Electoral con la misma facilidad que Manfred Reyes Villa, y le dará a la alcaldesa de El Alto una buena posición negociadora: una sigla que se suma al hecho de ser mujer y líder de la segunda ciudad del país. Su decisión de no participar en las elecciones generales es sensata: perdería la sigla recién adquirida. 

Patzi, que se hizo proclamar el 4 de febrero por su partido MTS, tiene una sigla que venderá al mejor postor (si su exesposa se lo permite). El MNR hizo bien en congelar su sigla con dignidad, en lugar de buscar la sobrevivencia a cualquier precio. 

Estos meses pre electorales también permiten que salgan de las catacumbas algunos zombis como el “Tata” Quispe (que ha pasado por varios partidos), quien decidió arrimarse a Reyes Villa porque cree que es el caballo ganador. El oportunismo tiene una larga escuela en Bolivia. 

____________________________
Éstos son mis principios; si no le gustan, tengo otros. 
― Groucho Marx  


21 mayo 2025

Gabo íntimo

(Publicado el miércoles 14 de mayo de 2025 en Brújula Digital, ANF y Público Bo)

Lo más interesante en Bogotá en este mes de mayo no es la Feria Internacional del Libro (FILBO) sino la exposición sobre Gabriel García Márquez en la Biblioteca Nacional de Colombia, que, bajo el título “Todo se sabe, el cuento de la creación de Gabo”, reúne infinidad de fotografías, cartas, documentos, comentarios, recortes de prensa, y primeras ediciones de sus libros, entre otros objetos personales muy valiosos como la máquina de escribir Smith-Corona eléctrica (con la que escribió Cien años de soledad y otras obras) o el “liqui-liqui” blanco (una guayabera larga) con el que recibió el Premio Nobel de Literatura el año 1982 (que no se había mostrado desde 2015 y que sólo puede exhibirse durante tres meses para preservar el textil), además del telegrama original donde le comunican que ha ganado el Nobel y la medalla bañada en oro de 24 quilates, que honra a toda la literatura de nuestro continente.            

La muestra ha sido organizada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, la Biblioteca Nacional de Colombia y la Fundación Gabo, en alianza con la CAF (banco de desarrollo de América Latina y el Caribe) y el Harry Ransom Center, que conserva una parte importante de los archivos personales del escritor colombiano (27.500 documentos ya digitalizados). Ese centro de la Universidad de Texas en Austin compró la colección personal de García Márquez por 2.2 millones de dólares el año 2014. 

El visitante puede recorrer la exposición en orden cronológico, pues cada sección hace referencia a una etapa importante de la vida de Gabo, desde el “Gabito” que dibujaba historietas antes de cumplir 12 años, hasta el premio Nobel, pasando por sus primeros años como periodista y crítico de cine, sus primeros libros y películas, su exilio en México, la escritura de su obra magna Cien años de soledad, y los siguientes libros, así como su intervención en política y su afinidad con la Revolución Cubana y amistad personal con Fidel Castro.          

En varias vitrinas de la muestra están ejemplares personales de las lecturas que influenciaron su escritura: Las uvas de la ira de John Steinbeck, Manhattan Transfer de John Dos Passos, Antígona de Sófocles, La metamorfosis de Kafka, Ulises de James Joyce, entre otras. 

El joven periodista que nunca dejó de ser, publicó a principios de la década de 1950 en El Heraldo de Barranquilla una columna diaria titulada “La Jirafa”, que firmaba con el seudónimo Septimus (personaje de la novela La señora Dallowayde Virginia Woolf). En más de 300 “jirafas” escribió sobre libros, cine, historias de sus amigos, hechos de la vida cotidiana y cuanto se le ocurriera, incluyendo concursos de belleza. Su inconfundible prosa ya es notoria en esos textos tempranos. Unos años más tarde, en 1955, encontró editor para su primera novela, La hojarasca. Inmediatamente después decidió irse por cuatro años a Europa, donde vivió en Ginebra, Roma y París. Tenía entonces 28 años y la firme convicción de que quería dedicarse a escribir. A pesar de las dificultades económicas escribió en Europa El coronel no tiene quien le escriba y La mala hora, que se publicaron en 1961 y 1962 respectivamente.          

El cine fue importante desde muy joven, al extremo de que quiso ser cineasta antes de encaminarse por completo a la literatura. En el camino no solamente elaboró varios guiones de películas, sino numerosas críticas que escribió sobre las obras que se estrenaban en Colombia. En cierta ocasión un cineasta se quejó de que G.G.M. (así firmaba sus comentarios de cine) no lo había tomado en cuenta, a lo que el aludido respondió en una siguiente columna: “Camilo Correa, inquieto cineísta de Medellín, fundador, gerente y director de Procinal, ha publicado en El Colombiano una carta abierta al director de esta sección, que es un cordial reclamo porque no se ha tenido en cuenta su producción. La respuesta es la misma de siempre: esta sección comenta películas vistas, y el autor de ella no ha visto aún ninguna producida por Procinal, aunque reconoce -por las fotografías que ha recibido de su director- que la empresa antioqueña dispone de un equipo material excelente, del cual saldrán seguramente excelentes películas. En realidad, en esta sección se dice que el cine japonés es bueno, sin conocerlo, pero la pequeña diferencia entre el cine japonés y las producciones de Procinal, es que aquel se está llevando desde hace cuatro años los primeros premios en los festivales internacionales”. Como si lo dijera entre líneas, Gabo vaticinó la frustrada carrera fílmica de Corral, quien no figura muy bien en las páginas del cine colombiano. 

Tanto le gustaba a García Márquez el cine, que en 1954 se lanzó como guionista y director en la producción de una obra experimental y artesanal de 29 minutos, La langosta azul, que escribió, dirigió y produjo con tres amigos: su amigo periodista Álvaro Cepeda Samudio, el pintor Enrique Grau Araujo y Luis Vicens, editor español republicano exiliado en Colombia y más tarde en México (donde tuve la fortuna de conocerlo en su casa de Coyoacán).    

Con uno de los más importantes directores mexicanos, Alberto Isaac, Gabo colaboró como guionista en el largometraje En este pueblo no hay ladrones (1965) donde podemos ver en breves apariciones nada menos que a Luis Buñuel, José Luis Cuevas, Abel Quezada, Leonora Carrington y Juan Rulfo, además de los actores principales entre los que figura Alfonso Arau, Luis Vicens y Julián Pastor en la primera de sus 76 películas como actor. Junto a Carlos Fuentes escribió el guion de Tiempo de morir (1966) que dirigió Arturo Ripstein. Lo demás es historia… 

Cuentos y novelas de García Márquez han sido llevadas al cine por estupendos directores, una y otra vez, con diferente suerte porque trasladar a imágenes su narrativa es una proeza que pocos logran. La prueba es la más reciente serie de Netfilx sobre Cien años de soledad (2024) que no logra convencer a pesar de la onerosa producción, quizás porque “muchas manos en un plato causan arrebato…” Entre las muchas películas y series que se han basado en sus obras, tuve el privilegio de participar en México en la filmación de La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada (1983) dirigida por el brasilero Ruy Guerra, con Irene Papas en el papel estelar. Creo que es de las mejores.        

El visitante tiene la oportunidad de manipular una copia facsímil del manuscrito de la novela que lo iba a catapultar a la fama mundial. Recordemos que la condición económica de Gabo y Mercedes no les permitió enviar a la editorial Sudamericana de Argentina la novela completa, sino que tuvieron que remitir primero una parte. Cuando llegaron a la oficina del correo en México descubrieron que el envío de las casi 500 páginas mecanografiadas costaba en aquel momento 82 pesos mexicanos, y ellos tenían solamente 53 pesos: “Abrimos el paquete, lo dividimos en dos partes iguales y mandamos una a Buenos Aires, sin preguntar siquiera cómo íbamos a conseguir el dinero para el resto. Sólo después caímos en la cuenta de que no habíamos mandado la primera sino la última parte…” 

No es la única anécdota sabrosa en torno a Cien años de soledad: la primera edición tuvo dos cubiertas, casi al mismo tiempo. La que García Márquez le había pedido a Vicente Rojo se perdió en el correo y no llegó a tiempo a Buenos Aires, por lo que la diseñadora de la editorial Sudamericana, Iris Pagano, improvisó una cubierta inspirándose en la imagen del galeón perdido en la selva. Cuando llegó la portada de Vicente Rojo se hizo el cambio, pero ya había circulado el primer tiraje de 8 mil ejemplares que salió en venta el 5 de junio de 1967 y se agotó en tres semanas, y no en seis o doce meses como se había calculado. El lanzamiento de las siguientes ediciones del libro en Buenos Aires, se hizo con tres breves comentarios de lujo, escritos por Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes.         

Entre todos los documentos y objetos se exhibe por primera vez en Colombia una selección de cartas, entre las que destacan para mi gusto las que García Márquez intercambiaba con Carmen Balcells, la catalana que fue su agente literario, como lo fue de una pléyade de grandes narradores como Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Pablo Neruda, Miguel Delibes, Álvaro Mutis, Camilo José Cela, Arturo Uslar Pietri, Vicente Aleixandre, Gonzalo Torrente Ballester, Manuel Vázquez Montalbán, José Luis Sampedro, Terenci Moix, Juan Carlos Onetti, Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, Josep María Castellet, Juan Goytisolo, Alfredo Bryce Echenique, Juan Marsé, Eduardo Mendoza, Isabel Allende, Rosa Montero… es decir, lo mejor de lo mejor. 

Balcells era editora y agente literaria de las que ya no hay en este planeta, pues mantenía una relación personal cálida con sus autores y los mimaba. En la exposición hay, por ejemplo, una carta que le dirige a García Márquez donde luego de informarle en cuatro líneas sobre asuntos literarios, emplea otros párrafos para anunciar el envío de los encargos que le hacían Mercedes y Gabo, por ejemplo: jabones, máquinas de afeitar y “pirulises”. Eran otros tiempos.        

Hay textos poco conocidos de Gabo sobre los escritores que admira. Sobre Faulkner dice algo muy interesante: “Desde mis primeras lecturas de William Faulkner a mis 20 años -Santuario y Luz de agosto- me pareció un escritor del Caribe. Esto se hizo más evidente cuando traté de describir ambientes y caracteres de Macondo, y tuve que hacer grandes esfuerzos para que no se parecieran a los de Faulkner. Pues, al contrario de lo que se cree, lo difícil para un escritor honrado no es parecerse a los autores que admira, sino todo lo contrario: saber evitarlos”.

Recorrer la exposición fue en lo personal un mágico retorno al pasado. Recordé la década de 1960 y 1970, cuando recién salido de la adolescencia comenzaba a leer ávidamente la nueva literatura latinoamericana que descubríamos con los escritores de mi generación en la trastienda de la Librería Difusión de Jorge Catalano, guiados por nuestro hermano mayor, Pedro Shimose. Cada vez que salía un nuevo libro de los autores del “boom”, esperábamos su llegada a Bolivia para adquirirlo. Teníamos en nuestras bibliotecas ediciones tempranas de Cortázar, Vargas llosa, Carlos Fuentes, Guimarães Rosa, Juan Carlos Onetti, Borges y otros que Luis Harss había consagrado visionariamente en su magnífico libro Los nuestros (1966). Muchos años después tuve la fortuna de conocer a algunos de los que nos habían inspirado: con Cortázar estuve un par de veces en París, a Carlos Fuentes y a Gabo los conocí en México.          

Me cuesta creer que las nuevas generaciones prefieren leer las sagas de Harry Potter o El señor de los anillos, en lugar de nuestra poderosa narrativa latinoamericana. 

___________________________________   
La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda 
y cómo la recuerda para contarla. 
—Gabriel García Márquez