03 octubre 2012

Octavio se nos fue


Octavio Getino, febrero 1978, París

Mientras más próxima es una persona en el afecto, más difícil es escribir sobre ella. Eso me sucede ahora con Octavio Getino (1935-2012) fallecido este 1º de octubre en Buenos Aires, a raíz de un cáncer que lo tuvo en tratamiento la mayor parte del último año, y que parecía haber superado.

“Octavio se nos fue…” Así rezaba un breve mensaje que recibí a primera hora del lunes 1 de octubre que me resistí a creer hasta que vi la noticia publicada. Y esas cuatro palabras me han tenido tenso y malhumorado, pensando una vez más que la vida no es justa. Se van los que necesitamos, los que menos quisiéramos que se vayan. Me he tranquilizado un poco luego de oír en el teléfono la voz de Susana.

Ya no sé qué tan atrás debo remontarme para recordar el inicio de mi amistad con Octavio. En los archivos memoriosos encuentro algunas evidencias, unas pocas, de nuestra larga relación hecha de episodios distantes en el espacio y en el tiempo, pero próxima en el afecto: París 1978, Rennes 1979, Lima 1980, México, La Habana y Buenos Aires muchas veces… Hay algunas fotos de esos encuentros, y hubo además proyectos comunes, iniciativas compartidas. 

Mientras viví mi primer exilio en Francia durante buena parte de la década de 1970, vi a Octavio y Susana varias veces. Las fotos me ayudan a recordar algunos de esos encuentros, menos mal que están allí para refrescar la memoria.  
Octavio Getino, Marta Rodríguez y Susana Velleggia, Rennes 1979

En el Tercer Encuentro de Cine Militante, junio de 1979, en Rennes, estuvimos también con otra cineasta amiga, Marta Rodríguez, de Colombia. Un nuevo exilio, a raíz del golpe militar de García Meza en 1980, me llevó a pedir posada en el departamento de Octavio y Susana en el Residencial San Felipe, en Lima, a principios de octubre. Estuve allí unos diez días disfrutando de su compañía y de su apoyo moral en esos momentos en que yo más los necesitaba, pues había salido de mi país clandestinamente, disfrazado, con papeles falsos, con una mano atrás y otra adelante, como dice la expresión.

Mi destino en ese segundo exilio era México, y allí volvimos a coincidir y a vernos varias veces, con otros amigos como Humberto Ríos, hasta que ellos regresaron a Argentina. Fue en México que Octavio profundizó su trabajo de investigación en el tema de industrias culturales, que llevaría adelante hasta el final de sus días, como prueban los libros que publicó. Octavio fue un ejemplo de equilibrio entre la teoría y la práctica en su trabajo intelectual y creativo. Hizo cine como director y escribió narrativa, con el mismo empeño con que investigó y fue gestor de políticas culturales.

Coincidimos varias veces en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en La Habana, y en la edición de 1985 participamos juntos en una mesa redonda sobre comunicación, junto a Armand y Michelle Mattelart, y Luiz Fernando Santoro. 

Octavio Getino, Michelle Mattelart, Alfonso Gumucio y Armand Mattelart, en La Habana, 1985. 

Recordaré siempre el temperamento tranquilo y apacible de Octavio, que fue sin duda el contrapeso ideal para convivir con la fogosa y exuberante Susana Velleggia, y para trabajar con el no menos fogoso “Pino” Solanas, con quien tuvo una extensa y prolífica relación política y creativa, aunque la relación se deterioró en años recientes. Un buen ejemplo del equilibrio entre la teoría y la práctica fue precisamente su trabajo con Solanas.

En Cuernavaca, enero 1984
Así lo mencioné en mi muestra fotográfica “Retrato Hablado” (1990), donde Octavio no podía faltar, porque esa serie de retratos representa también mis afectos por escritores, artistas plásticos, cineastas o políticos. Para cada retrato preparé un texto (de ahí el título de la exposición) y para acompañar la foto que le tomé a Octavio en enero de 1984, en Cuernavaca, escribí:

“Su nombre está ligado a dos hechos trascendentales en el Nuevo Cine Latinoamericano: por una parte el largometraje La Hora de los Hornos, y por otra el planteamiento teórico Hacia un Tercer Cine.  En ambos casos, en colaboración con Fernando Solanas. El trabajo de equipo entre ambos cineastas argentinos data de mediados de los años sesenta. Getino aporta su conocimiento teórico y su capacidad literaria, mientras Solanas despliega su enorme creatividad en la expresión cinematográfica. Militantes peronistas, ambos sufren los rigores de la represión militar y logran burlar el cerco cada vez más estrecho de la ‘guerra sucia’.  El exilio lleva a Octavio a Perú, luego a México. Allí y en otras ciudades del mundo hemos ido construyendo nuestra amistad. Octavio Getino ha desplegado en los años de exilio su capacidad de teórico en el campo del cine y de la comunicación. Sus libros dan la medida de un espíritu que se proyecta más allá del presente, abordando temas como las nuevas tecnologías, los procesos de industrialización de la cultura, los impactos del turismo, etc., cuya irrupción es inminente en nuestros países.”

Alfonso Gumucio, Octavio Getino, "Pino" Solanas y Santiago Álvarez,
en La Habana, diciembre 1985
El año 1978 me lancé en una de esas aventuras editoriales en las que he tropezado varias veces como en la misma piedra: una revista. Se trataba de una revista de cine llamada film/historia, de esas que pertenecen instantáneamente a la categoría “año 1, número 1”, porque salen una sola vez. Ahí, en el primer número hay un texto de Octavio, quien también aparece en mi libro Cine, censura y exilio en América Latina (1979), publicado primero en Bolivia y cinco años más tarde en México. Octavio contribuyó con su relato sobre la censura de cine en Argentina. En Les cinémas d'Amérique Latine (1981) que preparé durante seis años con Guy Hennebelle, el capítulo sobre el cine argentino lo escribió Octavio Getino. También incluí un fragmento de Hacia un Tercer Cine en otro proyecto gigantesco, la Antología de comunicación para el cambio social: lecturas históricas y contemporáneas que hicimos con Thomas Tufte, publicada en inglés en 2006 y en castellano en 2008. Todo esto lo señalo para subrayar que el pensamiento y la obra de Octavio estuvieron siempre presentes en mi propia obra.

En Buenos Aires, mayo 2012
La última vez que estuve con Octavio y Susana fue a principios de mayo de este año. Hice un alto a la ida y a la vuelta en Buenos Aires para visitar a mis amigos en su casa de la calle Charcas, en mi camino al Congreso de ALAIC en Montevideo. Nos pusimos al día, como siempre, en las cosas que realmente importan en la vida. Octavio me contó que su tratamiento había sido exitoso, que los últimos análisis revelaban que no había más células cancerosas en su organismo. Fuimos a cenar al restaurante Plaza Mayor, un ambiente agradable para seguir la charla. Octavio siempre de buen ánimo, con ese humor refinado que lo caracterizaba, conversando entre los paréntesis que se abrían en medio del hablar volcánico de Susana. Nunca pensé que sería la última vez que lo vería, y ahora que reviso mis notas de esa noche, encuentro un apunte que me estremece: “Cuando subieron al taxi, vi a Octavio sentado cubriéndose el rostro con las manos, como si estuviera muy adolorido o cansado”. 

Nuestro últimos intercambios por correo electrónico fueron a propósito de la investigación sobre el cine comunitario en América Latina y el Caribe, que coordiné por recomendación suya y con su apoyo y guía. Cuando empezamos el proyecto a mediados del 2011, yo no estaba seguro de aceptar la invitación que me había hecho Alquimia Peña, la directora de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL). Octavio me convenció de asumir la responsabilidad y gracias a ello y al equipo de investigadores que coordiné, sale en las próximas semanas en Venezuela el libro con los resultados de esa indagación.

Lo demás es información que todos ya conocen o que pueden encontrar fácilmente. Que nació en León (España); que obtuvo en 1964 el Premio Casa de las Américas por un libro de cuentos; que fue fundador del Grupo Cine Liberación junto a "Pino" Solanas y Gerardo Vallejo; que estuvo vinculado al peronismo de izquierda; que con Solanas entrevistó largamente a Perón en su exilio en Madrid; que fue director del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA); que dirigió El familiar en 1974; que trabajó como consultor en varios organismos regionales e internacionales en temas de cultura, comunicación y medio ambiente; que fundó el Observatorio de Industrias Culturales (OIC) en Argentina y el Observatorio Mercosur Audiovisual (OMA); que coordinó el Observatorio del Cine y Audiovisual Latinoamericano (OCAL) en la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano;  que publicó una veintena de libros… Etcétera.

28 septiembre 2012

Comunicación y desarrollo local


A fines de agosto estuve en San Salvador atendiendo una invitación de José Luis Benítez, Director de la Maestría en Comunicaciones de la Universidad Centro Americana (UCA) y Presidente de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), para realizar actividades académicas en coordinación con el Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local (FISDL) de El Salvador.

Durante mi estadía ofrecí dos ponencias magistrales, animé dos conversatorios, me reuní con el comité de gerentes del FISDL, y con un grupo de ONGs y administradores de programas en los departamentos. Además, tuve varias entrevistas con medios comunitarios y medios públicos (los medios de difusión privados no se interesan en estos temas), para hablar de las restricciones al derecho a la comunicación en El Salvador.

En el primer conversatorio y en la primera conferencia, “Comunicación y desarrollo territorial” –dirigida a periodistas, comunicadores institucionales y personal de proyecto del FISDL- abordé las necesidades de comunicación en aquellas iniciativas que requieren de una mayor participación comunitaria en los procesos de diseño, gestión y evaluación de las intervenciones, como es el caso de las Comunidades Solidarias y de los Programas Ejecutados por la Comunidad (PEC). Al día siguiente el auditorio Segundo Montes de la UCA se llenó de estudiantes y profesores para la segunda conferencia, “Comunicación, participación y cambio social”, donde hice un recorrido histórico del pensamiento sobre comunicación y cambio social, y el papel de la universidad en la formación de un perfil de comunicador comprometido con la realidad social del desarrollo.   

La alianza estratégica entre la UCA y el FISDL se produce en un momento en que existe una clara voluntad política de introducir la comunicación para el desarrollo en los programas de inversión social del FISDL, que en los últimos siete años ha evolucionado para convertirse en una institución que concibe el desarrollo como un proceso participativo planificado desde una perspectiva tradicional.

En conversaciones con Carolina Ávalos, Presidenta del FISDL que procura llevar adelante el legado conceptual de Héctor Silva Argüello, su predecesor, aventuramos algunas ideas sobre cómo encarar la comunicación para el desarrollo en los programas de la institución. Sugerí un proceso de construcción colectiva de una política de comunicación para el desarrollo, seguida de una estrategia que coloque en cada línea programática la comunicación, separándola de las acciones de información y de visibilidad institucional, que cumplen una función diferente. Como punto de partida ya se cuenta con un diagnóstico elaborado en el marco de la cooperación con la UCA, y la buena disposición de esta universidad de ampliar la cooperación a la creación de un diplomado en comunicación para el desarrollo, entre otras iniciativas que contribuirán a fortalecer la gobernanza y la sostenibilidad de los sistemas y mecanismos de desarrollo administrados por las propias comunidades.

Los cambios en el interior del FISDL –una institución de desarrollo que trabaja en las 100 comunidades más pobres del país- no se han completado todavía, pero el principal logro consiste en haber equilibrado la inversión en infraestructura con la inversión en capital humano. En 2005 la inversión en capital humano ascendía solamente al 2% del total, pero en 2011 ya representaba el 44%, y se espera que a fines del presente año alcance el 50% de la inversión.

Esta transformación no está exenta de riesgos y desafíos. Por una parte, la manera de operar del FISDL durante muchos años hace que el rendimiento de cuentas sea todavía evaluado en términos cuantitativos y en relación a los kilómetros de carreteras o los hospitales y escuelas construidos. Para muchos es difícil apreciar los beneficios de trasladar las decisiones sobre desarrollo a las propias comunidades, a través de capacitación y programas que alientan la participación de los municipios y de las comunidades.

En lo interno, el desafío es quizás mayor, ya que implica un cambio de mentalidad en el personal profesional, una restructuración de responsabilidades, la incorporación de nuevos profesionales de otras áreas de especialidad, una gestión por competencia de recursos humanos, y por supuesto la transparencia administrativa que el FISDL ha sido una de las primeras instituciones estatales en promover, al punto que ha logrado la certificación ISO 9000 por la calidad de sus procesos institucionales.

Los riesgos son grandes en una institución que por su propia naturaleza tiene que cumplir una doble función de desarrollo en el largo plazo, y simultáneamente contribuir a paliar la situación de pobreza extrema en que vive un porcentaje considerable de la población salvadoreña a través de iniciativas como el Programa de Apoyo Temporal al Ingreso (PATI). Será importante que la comunicación con perspectiva de desarrollo de largo plazo, pueda echar raíces en los propios municipios y comunidades, para que sea sostenible la idea de que los actores sean los protagonistas de su propio desarrollo.

Mi permanencia en El Salvador tuvo otra vertiente interesante relacionada con los medios públicos y comunitarios, en medio de una discusión muy polarizada sobre las nuevas disposiciones de la Ley de Telecomunicaciones, que incluye la subasta de frecuencias. La red ARPAS presentó en esos días un recurso de inconstitucionalidad, considerando que el espectro electromagnético es un recurso natural de la nación y no puede ser puesto en venta al mejor postor. Los diarios y radios privados desplegaron una campaña virulenta a favor de la subasta, puesto que su poder económico les permitiría seguir acumulando frecuencias.

Un cavernario editorial del Diario de Hoy (28 de agosto) llegó a comparar la subasta de frecuencias con aspirar a “las monumentales posaderas” de Jennifer López (vaya lenguaje del “director”) o a comprar un cuadro de Picasso, como si el espectro electromagnético fuera un bien de consumo al que solamente los ricos deben acceder. En su argumentación, el editorial expresa que “la subasta es, en casi todo el mundo civilizado, la manera más justa y transparente de conciliar intereses (obtener una frecuencia o hacerse con una pintura de Picasso)”. Por supuesto, una mentira grosera del editorial, ya que tanto en Europa, como en América del Norte, en África o en América Latina, a través de diversos mecanismos el Estado otorga licencias a las radios comunitarias sin que tengan que competir con los medios privados en una subasta, con excepción de Guatemala y El Salvador (que distan de ser “todo el mundo”, felizmente), cuyos gobiernos van todavía van a contramano sin escuchar las recomendaciones de la Unesco, de los relatores para la libertad de expresión de Naciones Unidas y de la OEA, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y tantas otras instancias internacionales que reconocen a las radios comunitarias. Son varios países latinoamericanos los que han decidido reservar, por ley, un tercio de las frecuencias para los medios comunitarios, y fortalecer los medios públicos.

Con el objetivo de desinformar a sus lectores, El Diario de Hoy llega al extremo de afirmar que la desigualdad “es el motor que mueve el progreso”.

Sobre estos temas que enfrentan a quienes promueven el derecho a la comunicación con los aquellos que defienden privilegios propietarios, fui entrevistado por colegas de la radio comunitaria La Klave 92.1 FM, miembro de la red ARPAS,  por el semanario digital Voces (en cuyo directorio está mi buen amigo Oscar Pérez), así como por Luis Romero Pineda del Canal 10 de televisión pública, y conversé con José Luis Benítez en su programa de Radio YSUCA 91.7 (emisora de la UCA).

Durante mi estadía en El Salvador estuve alojado en la casa de huéspedes de la UCA, y desperté cada mañana a las 5:00 con el bullicio de miles de loros que de noche se instalan en los frondosos árboles de la universidad. 

A pocos pasos de allí, en la madrugada del 16 de noviembre de 1989, fueron asesinados por el ejército los seis jesuitas (Ignacio Ellacuría, Amando López, Juan Ramón Moreno, Ignacio Martín-Baró, Segundo Montes y Joaquín López), cuya memoria se preserva ahora en un museo que guarda la ropa que llevaban puesta cuando fueron acribillados a balazos, algunos objetos personales y frases que expresan su pensamiento cristiano progresista. En el espacio del jardín donde fueron abandonados sus cuerpos, crece un rosedal de rojo intenso y espinas que no dejan olvidar la barbarie que ocurrió allí, y que hasta el día de hoy no ha sido castigada. Los asesinos siguen libres. 



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Irónicamente, a medida que nuestra capacidad de procesar
y distribuir información y conocimiento se extiende y mejora,
nuestra capacidad de comunicar y dialogar disminuye.
—Cees Hamelink


22 septiembre 2012

El nuevo Tamayo


Ya era hora… Finalmente en el Museo Rufino Tamayo, en Ciudad de México, ampliado recientemente y reabierto a fines de agosto, se puede ver la obra magnífica de Tamayo, y no solamente las instalaciones arriesgadas de algún joven (o no tan joven) en busca de una identidad artística pocas veces encontrada. 


El nuevo Museo Tamayo amplió su área de exhibición en un 40%, lo cual permite abrigar esperanzas de que se mantenga siempre un espacio para ver la obra del artista cuyo nombre ostenta el museo, porque sería muy triste que el museo continúe con la mala costumbre de omitir la obra de Tamayo. Sería como si en el Museo van Gogh de Ámsterdam, no se exhibiera la obra del pintor holandés, o como si los museos Miró, Dalí o Picasso de Barcelona, Figueres o París, no mostraran la obra de esos pintores.

Lamentablemente, así era el Museo Rufino Tamayo antes de su ampliación: funcionaba como una galería de arte moderno en la que se exhibían muestras temporales de artistas de vanguardia, pero casi nada de Tamayo.

Las galerías sirven para mostrar propuestas de arte que van y vienen, pero los museos deberían ser espacios en los que se puede apreciar la obra que trasciende. Era absurdo que quienes se interesan en la obra de Rufino Tamayo, no pudieran ver reunida una selección representativa de su obra, generalmente dispersa en varios museos y galerías de México. Lo mismo sucede con el Museo de Arte Moderno, cuya enorme colección de pintura permanece invisible en sus bóvedas, mientras sus pocas salas (es un museo mucho más pequeño que el nombre que ostenta) exhiben muestras temporales.  

La ampliación del Museo Tamayo se hizo guardando el estilo arquitectónico y cuidando de no alterar el paisaje del bosque de Chapultepec donde se encuentra. Desde afuera, parecería que la ampliación no ha sido tan importante, pues se ha logrado conservar la armonía de la construcción con el entorno del bosque. Los arquitectos que diseñaron el museo en 1981 fueron Abraham Zabludovsky y Teodoro González de León, y este último participó ahora en los trabajos de remodelación.

Venus saliendo del baño, 1968
Para la reinauguración del museo los curadores Juan Carlos Pereda y Adriana Domínguez organizaron la muestra Tamayo / Trayectos, una retrospectiva que reúne un centenar de cuadros de diversas épocas, de varios museos y de colecciones privadas. 

Las obras más antiguas de la retrospectiva datan de cuando el pintor tenía apenas 20 años, y no era aún el innovador y gran colorista que fue a partir de la década de 1950.

Los “trayectos” aludidos en el título de la retrospectiva, son los de Tamayo en busca de un estilo propio. En esa búsqueda, hay episodios en los que coquetea con influencias impresionistas, cubistas, o surrealistas. Desde un “Paisaje” (1921) puntillista, a la manera de Seurat, hasta una “Niña” (1929) que recuerda tardíamente el periodo rosa de Picasso, pasando por un “Pueblo” (1925) que se enmarca en el cubismo.

Los cuadros que más me gustan en esta retrospectiva de Tamayo, son los que datan de las décadas de 1960 y 1970, particularmente un grupo de obras dedicadas a representar el desnudo femenino, entre las que destacan “Venus saliendo del baño” (1968), “Mujer en blanco” (1976) y “Bailarina” (1981).  

Mujer en blanco, 1976
Uno de los privilegios que acompañan a las exposiciones retrospectivas, y esta no es una excepción, es la posibilidad de conocer obras que están en colecciones privadas y que, por lo tanto, son prácticamente “invisibles”, pues solamente se puede acceder a ellas en ocasiones especiales. En esta muestra hay muchas obras que provienen de colecciones privadas y que probablemente nunca más volveremos a ver, como “El fonógrafo” (1925), “Cataclismo” (1946), “El hombre de la mirada penetrante” (1956), “Hombre atacado por un pájaro” (1980), “El hombre del sable” (1980), “Desnudo de hombre” (1982), “Ofrenda de frutas” (1987), “Sandías” (1989), entre otras.

El Museo Tamayo, fiel a su tradición de promover el arte de vanguardia, fue reinaugurado con otras cuatro muestras que ocupan la mayor parte del espacio de exhibición y la totalidad del área que fue añadida recientemente. “Boing, boing squirt” de Ryan Gander, “El día del ojo” de Pierre Huyghe, y las colectivas “El mañana ya estuvo aquí” y “First act” muestran instalaciones curiosas, aunque a veces poco significativas si no fuera porque los curadores se explayan en “explicar” las obras, ya que en la mayoría de los casos no hablan por sí mismas.

Anuncio de corsetería, 1934
Sin duda las dos muestras colectivas son de una mayor riqueza. Al margen de las explicaciones sobre el cuestionamiento del concepto de “museo”,  “First act” vale porque incluye una sala con obras de Vasarely, Tapies, Rothko, Chillida, y Soto, entre otros.  En cuanto a “El mañana ya estuvo aquí”, representa en su conjunto un recorrido interesante por la historia, la arquitectura, la arqueología, a través del arte. Aquí también, obras de grandes artistas consagrados como Moore, Matta, Vasarely, Le Parc, Pomodoro, y el fantástico documental Double take (2008) de Johan Grimonprez donde establece un paralelo entre el cine y la personalidad de Alfred Hitchcock y las relaciones de competencia y diplomacia entre la Unión Soviética y Estados Unidos durante la guerra fría.

En este tipo de muestras las obras que tienen capacidad de comunicar por sí mismas (la “alegría estética” de la que hablaba Sartre) destacan sobre las demás, sobre aquellas que requieren de la muleta explicatoria de los curadores para justificar su existencia en tanto que arte efímero. Por eso, la obra pictórica de Tamayo destaca en el recién reinaugurado museo que lleva su nombre, no necesita mayores comentarios.

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Un pintor es un hombre que pinta lo que vende.
Un artista, en cambio,
es un hombre que vende lo que pinta.
—Pablo Picasso

17 septiembre 2012

Ondas del Tonusco

Don Julio Duque, pionero de la radio comunitaria

Si la información que sigue pudiera ser verificada, serviría para escribir de nuevo el primer capítulo de la historia de las radios comunitarias en América Latina: la primera emisora comunitaria habría sido fundada en 1946, en Santa Fe de Antioquia (Colombia), y habría funcionado durante 16 años hasta 1962. Esto es lo que afirma su fundador, Don Julio Duque, aunque no quiere hablar mucho del tema. Visitamos a este pionero a principios de julio en la tienda de tela y ropa que mantiene en la esquina de la catedral, en la plaza de Bolívar de Santa Fe. Nos recibió vestido de blanco, como siempre, y durante la conversación le restó importancia a su papel histórico en la creación de la radio comunitaria, aunque otras personas que lo conocen se han referido al carácter innovador de aquella experiencia.

El historiador Benjamín Pardo Londoño, citado en el blog Conexión Occidente, llega incluso a afirmar que ya en la segunda parte del decenio 1930-1940 había funcionado la emisora Ondas Santafereñas, dirigida por Bernardo Herrera, y sugiere que desde inicios de la década del 1950, fue Julio Duque, “el genio de blanco”, quien hasta hoy, “a través de su talento, ha contribuido a que la radio esté en este lugar de privilegio en la ciudad, a través de su asesoría y sabios consejos”.

Queda pues, como asignatura pendiente para mis colegas colombianos investigadores de la comunicación, indagar sobre ese dato histórico.

Hoy, en 2012, Santa Fe de Antioquia tiene su emisora comunitaria, Ondas del Tonusco, legalizada por las disposiciones que favorecen el reconocimiento legal de los medios comunitarios de Colombia. El 25 de abril de 1997 la emisora, antes llamada Radio Ciudad de Antioquia, se convirtió jurídicamente en Ondas del Tonusco, mediante la resolución 2254 del Ministerio de Comunicaciones.  

Los fundadores de Ondas del Tonusco establecieron ciertos principios para el funcionamiento de la radio. En la descripción de su “misión” señalan que “está dedicada al fortalecimiento de las dinámicas culturales, educativas, sociales, recreativas y deportivas de la comunidad, mediante programas radiales orientados a la construcción de ciudadanía”. En su “código ético” subraya los compromisos de honestidad, confidencialidad, independencia y libertad de la emisora. En cuanto a sus funciones ciudadanas, destaca su intención de impulsar los derechos de la infancia, y los temas relacionados con las poblaciones desplazadas por la guerra y los de medio ambiente.

Rubén Darío Hernández, locutor
En ausencia de Pedro Girón, gerente de la emisora, conversamos con el locutor Rubén Darío Hernández, y con Cecilia Girón, la administradora de la radio, sobre el papel comunitario que cumple la emisora. Todos los domingos, por iniciativa de Carlos Muñoz y del arquitecto Felipe Pardo, la radio transmite en vivo el programa “El Opinómetro” en los barrios o algún parque de la ciudad; se trata de un programa sobre temas urbanos, donde cualquier pasante puede intervenir. El tono crítico y de vigilancia ciudadana de este programa radial, lo hace popular entre la población y las autoridades se toman el cuidado de escucharlo. 

"El Opinómetro", en vivo desde un parque
Ondas del Tonusco tiene programas de interés social y de interés público como “Despiértese con alegría”, “Contacto Directo”, “Fonda en Fonda”, “Guascas a todo dar”, “Tiempo Joven” y “Pedagogía y Cultura”, entre otros. Y música, mucha música.

Aunque en el año de 1998 ya se habían dado algunos pasos para la creación de un informativo local, fue el 5 de febrero de 2007 cuando nació el primer informativo radial conducido por Félix Antonio Padilla, con el acompañamiento en locución de Yaneth Padilla y Julio César Palacio Villa. “Conexión occidente” se ha transmitido todos los días a partir de las seis de la tarde, con una cobertura que llega a los municipios vecinos del occidente medio antioqueño. 

Santa Fe, la antigua capital de Antioquia, es una pequeña ciudad con una gran historia. Fundada inicialmente en 1546 por el capitán español Jorge Robledo, recibió el estatuto de capital de la gobernación de la provincia de Antioquia en 1584, por disposición de Felipe II. La ciudad tuvo momentos estelares cuando Antioquia se proclamó estado independiente en 1813, o cuando se sancionó en ella la Ley de Libertad de los Esclavos, en 1814.

De aquel pasado de grandeza, quedan antiguas casas de arquitectura colonial neoclásica o neogranadina convertidas a veces en hoteles, como el Hotel Caserón Plaza, que fue en su mejor tiempo la casa del gobernador. Allí me tocó alojarme, sobre la plaza y frente a la catedral. 

En otra casa de estilo colonial está el Museo Juan del Corral, que alberga obras de arte colonial, muebles y objetos de la época republicana y también exposiciones temporales de arte contemporáneo, como la de Ethel Gilmour (1968-2008), una pintora norteamericana que vivió muchos años Colombia. 

Como quiera que se trata de una ciudad agradable por su aspecto y por su clima, es uno de los destinos de fin de semana de los habitantes de Medellín, pero además, es la sede del Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia, un festival internacional que cada año anima el realizador Víctor Gaviria. En años recientes, el festival le ha dedicado sus ediciones a presentar el cine mexicano, cine español, francés y africano. Completamente integrado a la vida de la pequeña ciudad, el festival se desarrolla en espacios públicos, abierto a todos.

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Cuando uno ha leído mucho,
llega a describir muy bien experiencias
que ha realizado muy mal.
Georg Christoph Lichtenberg  


10 septiembre 2012

Rionegro bis


Regresé a Rionegro a principios de julio –apenas dos semanas después de mi anterior visita- invitado por Rafael Pacheco, coordinador de comunicación de la Redprodepaz,  para participar en el  “VI Encuentro Nacional de Comunicadores Sociales - Programas Regionales de Desarrollo y Paz. Comunicación para el Cambio Social: una apuesta de desarrollo desde las regiones”, evento que tuvo lugar en el apacible entorno del Recinto Quirama, en el Municipio de El Carmen de Viboral. Rafael me pidió dar la conferencia inaugural: “Comunicación y cambio social: raíces y horizontes”, además de moderar las tres mesas donde se presentaron ocho experiencias de la Red Nacional de Programas Regionales de Desarrollo y Paz (Redprodepaz). 

Participantes en el VI Encuentro Nacional de Comunicadores Sociales de la Red Prodepaz, Rionegro, julio 2012
La Redprodepaz es una iniciativa ciudadana que apunta a “un proyecto de nación construido desde el fondo de los conflictos (…) con el empeño de llegar a tener una patria soberana de hombres y mujeres en dignidad y armonía con la naturaleza” según reza su manifiesto de 2002, cuando fue creada. Los tres principios que animan a esta red son: a) el respeto a la vida y la dignidad de la persona humana, b) la democracia participativa, y c) la equidad y solidaridad. Para ello reúne a una veintena de programas herederos de los “laboratorios de paz” de Colombia y cuenta con el apoyo de entidades públicas y privadas que hacen realidad el concepto de responsabilidad social, tan poco valorado en otros países.

Los cinco grandes temas estratégicos de la Redprodepaz son: a) Paz y desarrollo humano, b) Desarrollo humano integral, c) Tierra y ordenamiento territorial, d) gobernabilidad democrática y e) educación.

Me convocó el interés que la Redprodepaz ha manifestado por la comunicación para el desarrollo y el cambio social, algo que atraviesa todos sus programas e iniciativas, aunque a veces con otros nombres. El enfoque regional, el fortalecimiento organizativo, y los mecanismos de información y comunicación que se han puesto en práctica, hacen de la Redprodepaz y de las organizaciones que son parte de la red, una experiencia ejemplar.

Los directivos de la Redprodepaz tienen clara, al menos en el discurso, la distinción entre información y comunicación. Según Sergio Guarín, su coordinador, es esencial separar lo que se hace en cuanto a imagen corporativa de los programas y la labor de información, de aquello que son los procesos de comunicación con quienes que se trabaja en la comunidades. Es decir, la capacidad de diferenciar ambas cosas. Ir más allá de la información en los programas, y trabajar en la comunicación como proceso de cambio social.

Recinto Quirama
La comunicación es esencial en este sistema que cuenta por una parte con 19 programas regionales que trabajan en 433 municipios, y luego once entidades de apoyo político, económico y técnico, empresas privadas y organizaciones vinculadas a las iglesias. La coordinación de la red tiene funciones de acompañamiento y fortalecimiento de los programas para incidir en políticas públicas, hacer gestión de conocimiento y comunicación en todos los programas.

Al término de la reunión, los participantes emitieron un manifiesto de ocho puntos subrayando la importancia de la comunicación como eje transversal. En uno de los acápites establecen claramente las características de la comunicación por la que apuestan: "Comprendemos la diferencia que hay entre trabajar con y a través de los medios de comunicación masiva y de los medios de comunicación comunitarios y ciudadanos. Los primeros son empresas con ánimo de lucro, que en ocasiones nos prestan servicios y apoyo, ya sea cuando los contratamos para ellos, o cuando ellos lo ofrecen. Los consideramos instrumentos de información que tienen sus propios intereses. Los medios de comunicación comunitarios y ciudadanos son proyectos sociales en manos de la comunidad que forman parte de los recursos más importantes para su movilización, educación, difusión de sus valores, cultura  e intereses e información de sus propias agendas. Frente a estos nuestras actitud es de apoyo trabajo conjunto y colaboración estrecha."

Desde Prodepaz se acompañan escenarios como el Proceso Estratégico Regional (PER) y los Procesos Estratégicos Territoriales (PET), que trabajan en temas de derechos humanos, infancia y adolescencia, planeación y productividad y comunicación para el desarrollo. Mi anterior visita a Rionegro fue precisamente en el ámbito del PER, a invitación de Juan Diego Agudelo.

No todo es una taza de leche, porque las políticas de desarrollo del Estado en algunos temas chocan con los programas de desarrollo y paz. El impulso a la minería, por ejemplo, aparece en algunas regiones como “una locomotora a contravía”, según las palabras de Sergio Guarín, porque al amparo de esa política minera hay acciones desde el poder que favorecen el ingreso de grupos armados en algunas regiones, para desalojar a los agricultores de las tierras que tienen potencial minero.

En sus diez años de existencia la Redprodepaz ha podido influenciar algunas políticas públicas, por ejemplo en el tema de las víctimas del conflicto. El gran desafío parece ser trascender el discurso institucional y lograr propiciar un compromiso mayor a través de acciones colectivas desde los propios pobladores. Es fundamental en esas experiencias tener muy claro de quien es la mirada sobre la realidad social en los territorios.

Red de pobladores
Tuve la oportunidad de participar en el encuentro donde se conformó la Red de Pobladores de Prodepaz, que permitirá que las demandas desde la base se fortalezcan y puedan influir las políticas desde abajo. 

El evento, organizado por el Director Ejecutivo de Prodepaz, el padre Miguel Ángel Salazar, fue para mi muy revelador de cómo se puede tejer una red para construir territorio desde los propios pobladores. La red se fue tejiendo (literalmente) durante el encuentro, a través de actividades participativas en las que los pobladores de diferentes lugares del oriente antioqueño se posicionaron sobre los principios de equidad, solidaridad y democracia participativa, para avanzar “los sueños de región y de país” a través de procesos donde es posible “conversar, compartir, vernos las caras”, como afirmó Miguel Ángel. 

“Si la fuerza del caimán está en el agua, la fuerza del territorio está en la gente”, dijo este sacerdote de enorme dinamismo y compromiso, reafirmando que no hay pueblo sin territorio, porque el territorio es el ambiente de la identidad, el espacio de la cultura. Hay un sentido de pertenencia “entrañable”, que contribuye a crear “arraigo”. Ambas palabras tienen que ver mucho con el vínculo de los pobladores con la tierra, con la entraña de la tierra y con las raíces, porque el desarraigo es cortar de raíz a quienes están unidos a la tierra. En ese sentido, el desarrollo sin participación de los pobladores, sería una invasión de territorio.

La iniciativa de los pobladores es parte del proceso de apropiación de los temas de desarrollo, con la certeza de que el protagonismo no debe ser el de las instituciones solamente, sino el de los pobladores, en un ejercicio de diálogo horizontal (aunque parezca una tautología decirlo).

Orquesta INCOMAR, de Marinilla
El encuentro de la Red de Pobladores fue un espacio de intercambio y confraternización, acompañado por actividades artísticas.  Volví a escuchar a la banda de música INCOMAR formada por jóvenes y niños del municipio de Marinilla, que dirige Wilson García Ocampo. Los había visto por primera vez durante la reunión de Nuestros Medios en el Recinto Quirama, en 2009, aunque entonces era una orquesta completa, con la sección de cuerdas que ahora no estuvo. El grupo Bitango, del municipio de La Ceja, mostró su habilidad al interpretar bailes de varias regiones latinoamericanas, en adaptaciones propias.

Me marcaron las frases de los participantes en los eventos de Prodepaz y de la Redprodepaz: “Antes, todos nos sentíamos culpables de algo, pero no sabíamos de qué”. “El miedo nos mantenía en silencio”, expresó Carlos Andrés Carrascal, de la experiencia de desarrollo en Montes de María. “Construir ciudadanía”, “somos lo que aportamos”, son frases que se escuchan con frecuencia y que revelan el grado de lucidez que se va logrando a través de las estrategias de comunicación.

Gloria Sánchez
En todas las experiencias que he visitado en Colombia me ha sorprendido el grado de apropiación del lenguaje de la convivencia, de la paz y del desarrollo, y la conciencia del papel de la comunicación. No hay mejor ejemplo de ello que un corto video que presentó Gloria Sánchez durante el Encuentro Nacional de Comunicadores Sociales de Prodepaz, y que me interpeló profundamente, como a todos los participantes. Se trata de una recopilación de testimonios de pobladores que han participado en las Mesas Subregionales de Trabajo (MST).

Volví a encontrar en Rionegro a comunicadores que he ido conociendo en anteriores visitas a Colombia, que hicieron presentaciones de sus programas y procesos en las mesas que me tocó moderar, como Vicente Otero del CRIC, con quien estuve durante mi visita a la emisora Uswal Nasa Yuwe Stereo 88.1 FM, radio de los indígenas nasa del Cauca, en el resguardo de San Lorenzo de Caldono. Estaba también  Leonardo Amaya director de Radio San Vicente Chucurí, pero ahora, además, coordinador de la Red de Emisoras Comunitarias del Magdalena Medio (AREDMAG), que tuve oportunidad de conocer en 2006 cuando filmé Voces del Magdalena con el apoyo, en la producción, de Amparo Cadavid. Además, los amigos Juan Diego Agudelo y Albeiro Giraldo del Programa Estratégico Regional (PER), Carlos Vásquez de la Universidad Católica de Oriente (UCO), David Montoya de la Universidad de Antioquia, que me invitaron en junio pasado a conocer sus actividades, la experiencia de la Mesa de Comunicación, y las experiencias de Radio El Peñón de Guatapé y del Laboratorio del Espíritu, entre otras.  

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Je veux qu'on me creuse trois tombes :
une pour mon corps, une pour mon âme,
une pour mes mots. 
Alain Bosquet

31 agosto 2012

Ventana Indiscreta


Que buena idea ponerle el nombre de Ventana Indiscreta a una revista de cine, como un homenaje a una de las mejores películas de Hitchcock, pero también para sugerir el sentido crítico a veces indiscreto de la reflexión sobre el cine.

Para su número más reciente, el séptimo, Chacho León Frías, uno de los colegas de esta revista que publica la Universidad de Lima, me pidió un texto sobre el cine independiente en Bolivia. Le hice llegar “El callejón oscuro del documental”, una reflexión donde abordo en primer lugar las percepciones discriminatorias sobre el cine documental, en segundo lugar la ausencia en América Latina de políticas específicas para promoverlo, y en tercer lugar su importancia en cuanto a la memoria y su valor testimonial.

Las gamas de expresión del cine documental son tan variadas como las del cine de ficción, y la creatividad que implica realizar un documental no está reñida en absoluto con su veracidad. Puede ser más cercano a la realidad un documental cuyo estilo está próximo de la ficción, que un documental que en apariencia es un retrato directo de la realidad. En el fondo todos los cineastas sabemos que en la ficción o en el documental, de lo que se trata es de elaborar un discurso, y ese discurso en imágenes y sonidos no tiene una frontera delimitada con escuadra, sino más bien una costura rasgada de interacciones entre la realidad y la interpretación que hacemos de ella.

Nuestro trabajo como documentalistas es sobre la memoria, no solamente porque las imágenes que filmamos hoy serán mañana testimonios del pasado, sino porque la elaboración de un discurso de interpretación de la realidad de hoy, tendrá importancia para los ciudadanos que vendrán después. Se dice con frecuencia que somos un país sin memoria, y que por ello tropezamos varias veces en la misma piedra, y cometemos varias veces los mismos errores históricos. No creo nuestras deficiencias de memoria expliquen decisiones históricas tomadas al calor de intereses y oportunidades políticas, pero lo cierto es que el análisis de esas decisiones a través de una visión testimonial y documental de nuestra cultura, puede contribuir a  formar ciudadanos críticos, menos ingenuos.

Los editores de la revista limeña consideran que “esta edición de Ventana Indiscreta ha sido quizá la más difícil de preparar. El término ‘independiente’ se utiliza con tanta flexibilidad, de forma tan diversa, y hasta de manera tan ligera, que resulta complicado ponernos de acuerdo en cuáles productoras, directores o películas podrían entrar en la categoría de ‘independiente’. Las opiniones vertidas en los textos, han sido muy variadas.”

El editor de Ventana Indiscreta es José Carlos Cabrejo y en el número siete de la revista hay colaboraciones de Ricardo Bedoya, Isaac León Frías, Carlos Augusto Brandão, Giancarlo Cappello, Luis Antonio Casuso, Lorena Cancela, Mónica Delgado, Jorge Esponda, Julio Hevia, entre otros.

24 agosto 2012

Laboratorio del espíritu


Soy el sol de mi cuerpo
Soy la nube negra cuando estoy triste y me siento fea
Soy la luz más bella de mi casa y cuando me enojo soy una pantera
Soy la estrella más bonita del universo y cuando lloro me apago todo
Soy la luna que alumbra tu caminar
y cuando me odias tanto me enojo y me pongo a llorar
Soy una nube negra, triste y fea
Soy la estrella más bella que te alegra
Soy el sol brillante que se alumbra con la alegría

¿Quién escribe estos versos? Se llama Tania Florez Lince, vive en la vereda Lejos del Nido, en El Retiro, municipio cercano a la ciudad de Rionegro, en Antioquia. Y el dato más importante: tenía nueve años de edad cuando escribió el poema. Tania es una de las niñas y niños que visitan regularmente el Laboratorio del Espíritu para participar en las actividades creativas que ofrece este espacio lúdico de aprendizaje. Su calidad poética es excepcional pero no única entre estos niños cuyo talento solamente esperaba una oportunidad para despuntar. Esa oportunidad que ofrece el Laboratorio del Espíritu gracias a la iniciativa de un dúo extraordinario, Gloria Bermúdez y Javier Naranjo: la primera es una gestora de envidiable competencia, y el segundo sabe despertar en cualquier ser humano su capacidad creativa. 

Sobre Tania, me cuenta Gloria Bermúdez: “De Tania te puedo hablar porque desde hace doce años visito su vereda Lejos del Nido, en esta vereda viven los últimos descendientes de los indígenas Tahamies primeros pobladores del Oriente Antioqueño. No se reconocen como indígenas por la discriminación y el abandono del estado; han vivido muy aislados  y en pobreza absoluta. A través de nuestros programas los hemos acompañado y hemos logrado que  expresen sus talentos en el tejido, la cerámica, el dibujo, la escritura, la cocina. Su fisonomía es hermosa- de piel morena y cabellos lacios y negros, en el escrito de Tania se puede vislumbrar la fuerza y la tristeza, la seguridad y la incertidumbre. Tania, como el resto de la comunidad vive en condiciones muy precarias, las mujeres son las responsables de velar por los hijos y los padres son casi siempre ausentes e irresponsables.”

Javier Naranjo añade: “Tania es la menor de su casa (son cuatro hermanos), su mamá hace labores en el hogar y su papá trabaja en una empresa productora de flores. En su vereda hay una situación social y familiar complicada, pero también una sensibilidad estética muy marcada para artes como el dibujo y el tejido. Es un núcleo de población con características muy particulares. La vereda Lejos del Nido es el nombre de una novela del escritor antioqueño Juan José Botero que narra el robo de una niña blanca por parte de la familia Blandón, indígenas de la vereda. En mala hora le han puesto este nombre que se convirtió en un estigma para sus  pobladores.” 

En el libro Casa de las estrellas: el universo contado por lo niños (2009), Javier Naranjo reunió brevísimas definiciones que hacen los niños de todo aquello que los rodea. Un par de ejemplos: sobre la palabra “cuerpo” escribieron “es en lo que nos ponemos la ropa” (Camila Mejía, 7 años), “los cueros y los huesos (Gladys Velásquez, 9 años), “lo que lo maneja a uno” (Andrés Felipe Bedoya, 8 años), “soporte de la cabeza” (Caty Duque, 11 años), entre otros. Y sobre la palabra “dios”: “Dios y la muerte es uno” (Edison Albeiro Henao, 7 años), “es una persona que nos maneja con control remoto como si fuéramos sus esclavos” (Juan Esteban Ramírez, 9 años”, “es el amor con pelo largo y poderes” (Ana Milena Hurtado, 5 años), “es una persona muy fuerte, porque aguanta muchas cosas de todos los cristianos” (Edison Hidalgo, 12 años), “Dios está muerto en el cielo. Es un hombre con una barba que está en pelota.” (Sebastián Castro, 4 años), “es invisible y no sé más porque no he ido al cielo” (José Piedrahíta, 3 años).  

Pedí a Gloria y a Javier que me dijeran en pocas palabras lo que significaba para ellos esta experiencia y lo hicieron en este breve video sobre el Laboratorio del Espíritu.

Con Javier Naranjo y Gloria Bermúdez
Llegar a este lugar produce una sensación similar a descubrir una poza de agua fresca en un oasis, luego de una larga travesía. Una escuela abandonada en medio de la naturaleza, se convirtió en poco tiempo en un espacio de recreación y de aprendizaje.  Lo mismo llegan aquí agricultores que aprenden a operar computadoras, como mujeres que desarrollan su habilidad en el tejido o la cerámica. Hay talleres para todo gusto: de lectura y escritura (Javier Naranjo), cuento (Orlanda Agudelo Mejía), cerámica (Blanca Lucia Arango Restrepo), gastronomía (Nora Elena Londoño Fernández y Manuela Acosta), tejido y estampación (Margarita Rosa Carder Vélez), origami (Asunción Estival Yani), guitarra (Juan Felipe Restrepo Mesa), y cineclub (Fernando Hoyos Salazar). Las instalaciones son sencillas pero impecablemente mantenidas y con todo lo necesario: biblioteca y sala de computación, ludoteca para los niños (diseñada como una moderna nave), auditorio y una cocina que despide aromas deliciosos.

Aunque es un oasis en muchos sentidos, el Laboratorio del Espíritu no es un refugio para olvidar los problemas de la población, sino que contribuye a reflexionar sobre ellos. Lo dice con lucidez Luisa María Cano (9 años) una de las niñas que participa en los talleres de escritura: “Caminar con los dedos es como caminar sobre el dolor”. Los pobladores, muchos de ellos campesinos desplazados por la guerra, afirman: “no queremos salir del campo, queremos aprender aquí”.

Los programas innovadores incluyen “La Natillera”, un sistema de ahorro, “la escuela en bicicleta” que permite a los niños llegar a las escuelas, los “niños investigadores”, ciclos de cine, y “Conocer a Colombia para amarla”, que ha permitido llevar a niños a conocer el mar -que no conocían- en el golfo de Morrosquillo. Esa experiencia está ilustrada en el video No tuvimos tiempo sino de ser felices. A la fecha, 930 niños y niñas ya conocieron el mar.

El Laboratorio del Espíritu atrae muchos espíritus creadores, que de manera voluntaria quieren aportar a la aventura de creación y convivencia. Uno de ellos es la diseñadora Catalina Estrada, colombiana radicada en Barcelona desde 1999.  En su blog refiere su paso por el Laboratorio del Espíritu y su trabajo de diseño basado en textos de los niños

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Los libros son objetos extraordinarios,
están dormidos mientras alguien
no los despierte conversando con ellos,
porque leer es conversar. 
— Javier Naranjo