23 junio 2006

Lola Araque

No soy de los que navega sin rumbo en las aguas de Internet, pero a veces un clavo saca otro clavo, y en lo que busco una información que necesito, encuentro una que no necesito pero que me produce inmenso placer encontrar. Es como escarbar en la arena de una gran playa y encontrar una majestuosa caracola llena de sonidos hechiceros. En este caso, no son sonidos, sino imágenes, porque Lola Araque (Córdoba, España), es una fotógrafa con un estilo lleno de sensualidad e imaginación. Aprovecha al máximo las posibilidades que le brinda la fotografía digital, para crear collages que respiran una atmósfera misteriosa y sensual. Sus series "Anatomías Comparadas" y "Anatomías del Sueño" son las que más me gustan. Esta foto es tan sólo una muestra, pero hay mucho más en su sitio web (maravillosamente diseñado), esa caracola de imágenes que encontré en las playas de Internet.

07 junio 2006

Correveydile

Corre, ve y dile a todos que en Bolivia hay una revista de cuento corto, Correveydile, que es estupenda. La edita Manuel Vargas, quien lleva mucho tiempo dividiendo su vida profesional entre sus oficios de escritor y de editor. Manuel escribe y publica mucho más de lo que se podría esperar de un editor solitario en un país aislado entre las montañas de Los Andes y la selva amazónica. Seguramente escribe sus cuentos y novelas de noche y de madrugada, porque de día está recorriendo las calles de La Paz con ejemplares de los libros y de la revista que publica. Libros no solamente suyos, sino de otros autores, como Adolfo Cáceres Romero (“La Saga del Esclavo”) y el recientemente fallecido en su ley Víctor Hugo Viscarra (“Alcoholatum & otros drinks”). Son 12 libros los que ya ha publicado Manuel Vargas en su sello editorial, humilde pero honrado.

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30 mayo 2006

Cine para la paz y la convivencia


En este cine no se encienden las luces al final, pues sobre las cabezas de los espectadores sigue brillando la luna llena. Cada quien vuelve a cargar a su casa la silla de plástico que trajo sobre los hombros; sillas de todos los tamaños, como los espectadores que se agolparon para ver el espectáculo. Frente a la estrecha calle del barrio Las Margaritas, en lo alto de una colina, sólo queda erguida y ahora silenciosa, una inmensa pantalla de cine ligeramente batida por la brisa nocturna.

Este es el cine de los desplazados por la violencia de la guerra interna que en Colombia se conoce como “el conflicto’, y que azota al país desde hace seis décadas. Huyendo de masacres y salvajes violaciones de derechos humanos en sus aldeas arrasadas, humildes trabajadores del campo se refugian por miles en las ciudades, en este caso El Carmen de Bolívar, en una zona de nombre amable pero de historia dramática: los Montes de María.

En medio del fuego cruzado de guerrilleros, paramilitares y el ejército, la población civil es la gran perdedora y la víctima del péndulo que desde hace años hace que un territorio sea ocupado durante algún tiempo por una fuerza irregular o por otra. La guerrilla ha olvidado hace muchos años sus propósitos iniciales y hoy no se diferencia mucho de los paramilitares de las llamadas “autodefensas”. El ejército ocupa las zonas que le ceden, pero no tiene pisada en la mitad sur-este del país, en manos de las FARC, territorio sin ley ni horizonte. La reelección de Álvaro Uribe no va a mejorar las cosas, a lo  sumo va a fortalecer a los paramilitares.

El Carmen de Bolívar muestra cada día las marcas del conflicto: las esquinas de plaza principal ostentan las barricadas de la policía militar, protegida detrás de un muro de sacos de arena. Las patrullas de uniformados abundan, la situación de riesgo es permanente. No habrá verdadera paz en ninguna región de Colombia mientras no haya paz en todo Colombia.

Las Margaritas es un barrio “nuevo” formado por desplazados de las masacres de El Salado y Berlín; desde lo alto de una colina desciende suavemente una larga calle con humildes casas a ambos lados, patrullada por jóvenes militares, casi adolescentes. No sé si vigilan a los desplazados de la guerra, los protegen, o simplemente ocupan esa colina porque es un sitio estratégico que les permite vigilar uno de los accesos posibles a El Carmen.

Mientras va cayendo la noche, los preparativos para la proyección provocan un hecho mágico: apenas se inicia el armando la pantalla, se ensamblan los tubos y se tensa la tela blanca, empiezan a salir de su casa los pobladores. Los niños, sobre todo, se colocan lo más cerca posible de la pantalla.  Los mayores sacan sus sillas frente a sus casas, creando una perspectiva impresionante: la calle entera se ha convertido en una sala de cine al aire libre.

No importa tanto la película que se muestre, lo que importa es el hecho de que estos desplazados de la guerra dan el paso fundamental de perder el miedo, de salir de sus casas y participar en un hecho colectivo, comunitario. Esta noche pueden sentirse juntos bajo la luna llena.  Es la reconquista del espacio público comunitario para la convivencia pacífica. El miedo ha quedado atrás durante un par de horas, aunque la amenaza esté latente en los alrededores. Al terminar la proyección, todos desaparecerán en pocos minutos y las puertas de las casas quedarán selladas nuevamente.

Ha acabado una sesión más de “La Rosa Púrpura del Cairo”, título prestado de Woody Allen que han puesto a este programa de cine bajo las estrellas las organizadoras, Soraya  Bayuelo y Beatriz Ochoa, cinéfilas de corazón.  Ambas lideran una iniciativa innovadora en El Carmen: el “Colectivo de Comunicación Montes de María – Línea 21” (Premio Nacional de Paz el año 2003) que desde hace una década anima actividades de comunicación participativa dirigida a niños y jóvenes de la región, y más recientemente, a mujeres  de los barrios más pobres. Grupos de jóvenes producen regularmente programas de radio sobre temas que tienen que ver con su realidad social.  Las mujeres se alfabetizan y desarrollan habilidades nuevas en proyectos productivos que les permiten  traer al hogar nuevos ingresos.  Muchas de ellas han perdido sus maridos y sus hijos mayores en la guerra.

Pero estos proyectos no tendrían el valor que tienen si no estuvieran insertos en el contexto del conflicto. El mérito principal que tienen es que están atravesados por la voluntad de la paz y de la convivencia. El hecho de que una mujer analfabeta o un joven adolescente se apropien de los micrófonos y del espacio público, tiene un significado profundo: es la recuperación de la dignidad y de la ciudadanía la que está de por medio. La participación colectiva a través de la comunicación contribuye a la construcción de ciudadanía y a la afirmación de la identidad.


He pasado diez días recorriendo el Río Magdalena y visitando radios comunitarias en poblaciones ribereñas o montañosas que han sido víctimas de la guerra. Las historias personales son dramáticas, no hay quien no haya sufrido pérdidas sensibles en su familia o entre sus amistades. Viajando en chalupa de un pueblo al siguiente, apreciando la belleza tropical de la región, y la calidad humana de la gente que uno encuentra en cada lugar, me pregunto por qué la paz parece tan lejana, por qué la convivencia es tan difícil de lograr , y a la vez admiro que aún bajo esas circunstancias tan adversas exista tanto empuje, tanta energía para llegar adelante proyectos de comunicación participativa que desde abajo van construyendo un nuevo horizonte de esperanza. 

20 mayo 2006

Journal of Development Communication

Hace un par de años me invitaron a integrar el Consejo Consultivo de la revista especializada en comunicación The Journal of Development Communication, junto a otros colegas de Bangladesh, Filipinas, USA, Italia y Malasia. El Instituto Asiático de Comunicación para el Desarrollo (AIDCOM) publica esta revista en Malasia, desde 1990, con textos teóricos e investigaciones sobre las diversas aplicaciones de la comunicación para el desarrollo en países del Tercer Mundo. Sobre América Latina se ha publicado poco, y por ello hago un llamado a los colegas de la región para que me envíen sus textos (4,000 palabras) para que puedan ser evaluados por el Comité Editorial y publicados en alguno de los próximos números de la revista. Los textos pueden ser en castellano, pero mejor si ya están en inglés, para evitar el síndrome traduttori traditori. Los detalles sobre las condiciones de presentación de los textos aparecen en el sitio web de la revista. Me parece que este es un excelente medio para establecer vínculos con colegas de Asia que trabajan y reflexionan sobre temas de comunicación para el desarrollo. Antes de ser miembro del Consejo Consultivo, contribuí el año 2001 con el análisis Prometheus riding a Cadillac? Telecentres as the promised flame of knowledge, que fue la base para otros textos más extensos que escribí sobre el mismo tema. La versión en castellano se publicó en la revista colombiana Signo & Pensamiento, el año 2004.

02 mayo 2006

Versolaris

Versolaris o bertsolariak se llaman los poetas populares que en el país vasco improvisan sus versos en público. Esta tradición le ha servido al poeta Alan Mills para llevar adelante otra de sus travesuras. Invitó a una veintena de poetas guatemaltecos “y a un boliviano” (como se lee en la prensa), para leerse mutuamente y no solamente para escucharse. Es decir, los poetas leyeron poemas de otros colegas en lugar de leer los propios. Durante tres días, en el Centro Cultural de España de Ciudad de Guatemala, en el Bar Las Cien Puertas y en el Bar El Delirio, los poetas fueron convocados en grupos de 5 o 6 para leerse. A mi me tocó leer a Francisco Morales Santos y Alan leyó poemas del “boliviano” polizonte, es decir, míos.

Pero la iniciativa fue mucho más rica, ya que Alan Mills publicó para la ocasión la Antología Mínima: las Palabras y el Deseo, un poemario de apenas 36 páginas, que reúne poemas eróticos de cada uno de los poetas invitados. Un hermoso recuerdo de ese evento. Allí se publicó, de uno de mis primeros libros, este poema:

Reflexiones en la hora de las flexiones

Ayer cuando hacía el amor entusiasmado
comprendí de pronto toda la verdad
de tanto esfuerzo húmedo y pujanza.
Señores, se nos pasa la vida
tan sudando
queriendo regresar los pasos siempre
extraviar el espejo que nos mira
recobrar el estado cálido inicial
grandulones, peludos, encorvados,
pretendiendo ilusos
el estrecho refugio que una vez perdimos.

16 abril 2006

Sexteto de primera línea

No conozco ningún otro periódico en el mundo que tenga un ramillete de dibujantes políticos como tiene La Jornada en México. Magu, Helguera, Ahumada, El Fisgón, Rocha y Hernández son seis “cartonistas” (como les llaman en México) de primera línea. Cada uno de ellos tiene un nombre ganado a lo largo de varios años, un estilo propio y sobre todo, una conciencia social crítica y refinada, que los hace siempre estar al lado de las causas justas y en contra de la corrupción, el abuso de poder y la mentira. A veces se ponen de acuerdo sobre un mismo tema, lo cual otorga mayor fuerza a sus comentarios. Sorprende que su calidad a lo largo del tiempo se mantiene al mismo nivel, muy alto, lo que no sucede, por ejemplo, con Forges y El Roto, los dos excelentes dibujantes de El País (España). La primera cosa que hago cada mañana cuando reviso las noticias en Internet es mirar los dibujos de La Jornada, incluso antes que sus noticias. Para quienes quieren despertar con una sonrisa, les sugiero marcar en sus buscadores este vínculo. Aquí va como botón de muestra un dibujo de Rocha apropiado para la Cuaresma.

14 abril 2006

Gracias Cuba

Está de moda hablar mal de Cuba. Desde la extrema derecha y desde la extrema izquierda la revolución cubana recibe criticas de todo tipo, y muchas calumnias. Los intelectuales “progresistas”, reciclados en las “libertades de pensamiento”, le dan palos exquisitos mientras viven sin cargo de conciencia en países donde la miseria abunda, o donde el confort los hace olvidar lo que es la pobreza en el Tercer Mundo. Yo prefiero pasar por trasnochado que por reaccionario. Sigo apoyando a los cubanos aunque soy bien consciente de todas las dificultades que el ciudadano común enfrenta en su vida cotidiana. Apoyo su dignidad, su solidaridad y su entereza. Sigo pensando que si se suma lo bueno y se suma lo malo, gana lo bueno de la Revolución. Por eso escribí este artículo sobre los médicos y educadores cubanos que aportan a Bolivia.

11 abril 2006

Bush cae para siempre


Somos cada vez más los que quisiéramos ver la caída de George W. Bush, la principal amenaza a la seguridad y a la paz en el mundo. Como ese evento es improbable a corto plazo, podemos consolarnos con una ingeniosa animación que circula profusamente en la red. Hagan un clic aquí para divertirse un rato.

07 abril 2006

Rusticatio

Alan Mills es un poeta guatemalteco que tiene la edad de mi hijo Fabian, 27. Somos amigos por obra de ese gran señor que era Mario Monteforte Toledo, el gran escritor guatemalteco hacedor de puentes entre la gente que él consideraba que era importante conectar. Con sus 92 años, Mario se mezclaba alegremente con los jóvenes de 29 y con otros de la generación intermedia, la mía.

Todo esto para comentar que Alan Mills, infatigable gestor cultural que cree en América Latina para trascender las estrechas fronteras de Guatemala, acaba de publicar en Internet una revista de poesía con el nombre de Rusticatio. Estupendo diseño y contenido, aunque para mi gusto un excesivo uso de flash, que retarda la lectura. El primer número está dedicado a la poesía chilena, pero Alan hizo generosamente una excepción conmigo (no es la primera vez) y publicó cuatro poemas de los que él y Mario Monteforte habían seleccionado hace varios años, de mi libro “Memoria de caracoles”. Uno de ellos es este:

A TRAVÉS DE LA NOCHE

A la una la montaña se llenó de gritos
de mujeres distantes, gritos
que bañaron las laderas
con un timbre acre.

A las dos, quince perros aullaron al unísono
creí que iba a temblar la tierra
cuestión de decibeles.

A la tres se encendieron las luces de la casa
pero no era brujería
simplemente volvió la electricidad
tan austera en estas alturas.

A las cuatro volví a despertar
o volví a soñar, no estoy seguro
porque tenía un agujero negro en el pecho.

De cinco a seis te tuve muy presente
hasta que el alba
me devolvió la paz.

02 abril 2006

Mi teléfono celular del Congo

Todos mis amigos saben que nunca he tenido un teléfono celular. Aborrezco ese aparato y el servilismo y la dependencia que crea en alguna gente. No soporto a quienes dejan sonar sus celulares en las salas de cine (o incluso responden a las llamadas), y me parecen ridículos los adictos que no bien aterriza el avión activan sus celulares, como si hubieran estado en crisis de abstinencia durante todo el viaje. Tampoco soporto a los que en lugares públicos hablan a gritos por su celular, sin la menor discreción. Me dan pena las parejas que van por la calle de la mano, cada cual hablando por su celular, ajenos el uno al otro.

Por esas y otras razones (la principal es que no lo necesito) no tengo un teléfono celular y vivo tranquilamente sin ese aparato que causa adicción. Pero a veces sorprendo a mis amigos cuando les digo que en un viaje a Zambia, en el 2005, compré en un pequeño mercado popular un celular fabricado en el Congo. Mientras disfruto la mirada sorprendida de mis amigos, les cuento la historia.

En un puesto de un mercado popular de Lusaka, (donde fui a buscar instrumentos musicales para mi amigo Coco Cavour, que tiene un hermoso museo en La Paz), encontré un objeto rectangular, de madera, que llamó mi atención. En las cuatro esquinas tenía tallados cuatro rostros, y en el centro había una concavidad. Pregunté lo que era y me respondieron: “cell phone” y aclararon que venía del Congo. En otro puesto vi una pieza similar y pregunté… Obtuve la misma respuesta: “cell phone”, del Congo. Intrigado, pedí una explicación. El vendedor señaló los cuatro rostros tallados: “Mire, muy fácil. Esta tribu puede hablar con esta otra, y esta con la que está en esta esquina, además, en cualquier idioma porque la traducción es automática. Solamente hay que colocar en el centro un tributo para los dioses”. Por supuesto, compré allí mismo mi primer teléfono celular, que en lengua local llaman "lukasa".