Con
motivo de la visita a Bolivia de Carmen Perrin, la artista boliviana que ha
hecho su carrera artística en Suiza, fuimos a visitar el espacio de arte creado
hace exactamente un año por la escultora Francine Secretan en la parte alta de
Achocalla, en Alto Marquiviri, donde se yerguen
cuatro enormes esculturas suyas cargadas de simbología ritual.
Espacio ritual de Francine Secretan en Achocalla |
Nos
costó llegar, aún cuando íbamos con María Isabel Álvarez Plata que ya había
estado ahí antes. La ruta que se despega del camino pavimentado de Achocalla no
está señalizada, no hay nada que indique que a pocos minutos de allí se
encuentra una espacio escultórico excepcional en esta ciudad “tan sola en su
agonía” (parafraseando al poeta Gonzalo Vásquez Méndez.
La basura invade el área cercana al espacio ritual |
No
solamente la alcaldía de Achocalla no ha cumplido con su compromiso de instalar
10 carteles que puedan guiar a los visitantes hacia el lugar, sino que tampoco
ha sembrado los árboles ni construido el muro de baja altura que debía
delimitar el lugar y las gradas en círculo que permitirían acceder al espacio
de mejor manera.
Pero lo
peor de todo es que Achocalla se ha convertido en un basural, como si no
hubiera ni alcaldía ni alcalde. La basura está en todas partes y contamina esa
zona que alguna vez fue un lugar agradable de paseo. A los vecinos no parece
importarles, acostumbrados a vivir en medio de la basura, y menos al alcalde,
quien probablemente hizo muchas ofertas para ser elegido en ese puesto, y luego
se olvidó de lo prometido, como suele suceder con los políticos de poca monta.
Al
acercarse al espacio escultórico creado por Francine Secretan uno no puede sino
sentir asco y dolor de ver a poco metros acumularse la basura y las descargas
de escombros de construcción. Los camiones descargan su porquería indiferentes
a la belleza del lugar donde se yerguen las esculturas.
Llegar
al espacio escultórico, a pesar de la falta de señalización, de árboles y de la
basura, constituye un hermoso descubrimiento. La capacidad artística de
Francine y su generosidad le han permitido crear con el apoyo de la Fundación
Bonhôte de Suiza, ese lugar que estremece por la calidad de la obra escultórica
pero también por la vista que ofrece sobre la ciudad de La Paz y las montañas
que la rodean.
Desde el
mirador se puede ver toda la cadena montañosa que incluye el Huayna Potosí el
Mururata y el Illimani, un panorama sobrecogedor que invita al recogimiento y a
la reflexión. El rojo intenso de las esculturas contrasta con el azul del cielo
y el blanco de las montañas. El viento atraviesa las esculturas como si
quisiera elevarlas, poniendo en evidencia su carácter aéreo aunque se trate de
pesadas estructuras de metal (18 toneladas) y de piedra de Comanche.
El portal entre varias dimensiones |
La
cultura no me alcanza para descifrar el conjunto de símbolos contenidos en cada
una de las esculturas de Francine, quien sin duda pensó cada detalle con base
en el profundo conocimiento que tiene de Bolivia y de la espiritualidad andina
luego de 42 años en nuestro país. Sin embargo, como espectador me atrevo a
arriesgar mis impresiones, porque de eso se trata al fin y al cabo la
apreciación del arte.
Las
esculturas que se elevan al cielo en el espacio ritual andino son tótems
cargados de energía significante. En estas obras de sincretismo cultural
dialogan las miradas del arte en múltiples dimensiones. La carga andina es
indudable, pero también lo es la propia cultura occidental de cuya tradición
procede la artista, que no se limita a representar lo que es visible, sino
aquello que está en la naturaleza interior del mundo andino, los mitos y las
proyecciones rituales.
La chakana y el Illimani |
Los
nombres de las esculturas orientan: “La puerta”, “La chakana “(cruz andina), “El guardián” y “El recipiente”… A través
de “La puerta”, la única realizada en piedra, se divisa el Illimani. Como todo
portal de cualquier cultura, representa la comunicación entre el mundo visible
y el invisible, entre dimensiones complementarias y contradictorias: el interior
y el exterior, arriba y abajo, pasado, presente y futuro. En ese sentido la
puerta es el centro y la bisagra cósmica.
Las
otras tres esculturas-ofrendas de rojo intenso vigilan en arco unos metros más
atrás. “El guardián” es quizás la más impresionante por su complejidad
simbólica hecha de círculos auspiciosos, flechas que apuntas hacia el mundo
subterráneo y curvas que subrayan la transparencia y proyección de la obra. Recortado
sobre el Mururata, “El recipiente” parece disparar al cielo notas musicales,
como un corno andino que quiere despertar a los dioses. Finalmente, hacia el
atardecer, “La chakana” proyecta su
sombra en dirección al Illimani como si quisiera dialogar con el nevado.
Francine Secretan (foto de Wara Vargas) |
Francine
Secretan eligió Bolivia para vivir y crear su obra. Se ha entregado con amor al
país que no suele reconocer el valor de sus artistas. La gran mayoría de los
veinte premios que ha obtenido a lo largo de su carrera son internacionales, a
pesar de que dos de cada tres exposiciones individuales las ha realizado en
nuestro país. Sus esculturas monumentales enriquecen el paisaje urbano o están
en museos en México, Argentina, Finlandia, Suiza, Japón, Chile, Inglaterra y
Perú, además de La Paz, Santa Cruz y Sucre. Pero además Francine a desplegado
una actividad intensa como conferencistas y profesora de escultura y de
meditación trascendental.
El guardián, de Francine Secretan |
Por
todo ello es lamentable que su espacio escultórico en Achocalla sea un sitio
descuidado donde comienza a acumularse la basura de manera alarmante. ¿Hay un alcalde
en Achocalla? Si hay y tiene nombre, a
ver si da señales de vida y no se duerme.
A
principios de febrero de 2015 Cergio Prudencio hizo públicas sus
recomendaciones sobre el Espacio Ritual y la necesidad de crear allí “jardines,
terrazas flotantes e infraestructura propicia para actividades culturales al
aire libre, así como espacios cerrados para la contemplación”… Ojalá que ahora,
desde la presidencia de la Fundación Cultural del Banco central de Bolivia,
pueda llevar adelante esas ideas que propuso.
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Quiero ver
mis esculturas
descansar en los paisajes misteriosos
donde el viento, la lluvia y el sol
son moradores conocidos de los hombres indomables
descansar en los paisajes misteriosos
donde el viento, la lluvia y el sol
son moradores conocidos de los hombres indomables
—Francine
Secretan