La repostulación ilegal de Evo Morales (foto La Razón) |
Amigos que trabajan en instituciones del Estado, me cuentan que la obligación de asistir a los actos de Evo Morales (en permanente campaña electoral), se ha perfeccionado a extremos que se asemejan a las normas coercitivas del Partido Nacional Socialista de Hitler o del Partido Nacional Fascista de Mussolini. No es casual que el MAS haya comprado la sigla y el color que lo identifican, a un grupo de la Falange Socialista Boliviana, la ultraderecha histórica de este país.
Lista de asistencia so pena de sanciones (foto ERBOL) |
Control de funcionarios públicos (foto El Deber) |
La asistencia a concentraciones políticas del MAS, sobre todo cuando aparecerá Evo Morales, es imperativa y controlada por lista. Cuando esos actos se desarrollan en otras ciudades del país, los funcionarios reciben una instrucción interna que determina si deben asistir, y si les toca hacerlo están obligados a pagar su transporte y su estadía, como ha sucedido en esta semana de celebraciones patrias. Los que tuvieron la mala suerte de ser escogidos para viajar a Potosí a aplaudir al soberbio presidente, incurrieron en todos los gastos.
Eso no es todo: se los presiona para que se conviertan en militantes del MAS. En teoría es algo “voluntario”, pero a quienes han optado por no afiliarse les ha ido muy mal: en dos o tres semanas han perdido sus empleos y han sido reemplazados por otros aspirantes con menos principios y más voracidad.
Para preservar su trabajo muchos se han hecho militantes del MAS, y ello significa que deben contribuir con una porción de su salario al partido político del presidente, como si no fuera el Estado que los contrata, sino el MAS. Por eso podemos hablar de un asalto al Estado y de la apropiación delincuencial de los bienes del Estado por el partido gobernante.
Persecución a quienes defienden la Constitución (foto InfoDiez) |
El Estado entero se ha convertido en un feudo del partido que gobierna. Lo mismo se ve en las provincias y municipios que controla el MAS, e incluso en pequeños pueblos donde se fuerza a las autoridades locales originarias, a recibir con regalos al autócrata y su comitiva. A las comunidades indígenas, celosas de su identidad y de su cultura, se les obliga a tejer ponchos especiales para Evo Morales y ofrecerle presentes con un valor ancestral, no destinados a ser compartidos con cualquiera que viene a inaugurar una cancha o un pozo de agua. El autócrata presume de esos regalos como si fueran expresiones de cariño voluntarias.
La foto es un montaje, un meme que circula en internet |
La primera víctima de la millonaria campaña de culto a la personalidad y fabricación del mito orquestada con recursos millonaros desde el Ministerio de Propaganda (mal llamado Ministerio de Comunicación), es el propio Evo Morales: se lo cree. Ni él mismo sospecha que sus escasas virtudes no están a la altura del endiosamiento de que ha sido objeto.
(Publicado en Página Siete el 11 de agosto de 2018)
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Servirse de un cargo público para enriquecimiento personal
resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable.
—Cicerón