Conversación
con Alfredo Ovando y Liliana de la Quintana
Alfredo Ovando y Liliana de la Quintana |
No exagero si digo que Nicobis es una obra de
amor y el producto de una relación amorosa. En el cine boliviano hay pocos
casos tan emblemáticos como éste que ha podido desarrollarse a lo largo de 36
años.
Pero ¿qué es y qué quiere decir Nicobis? Para la gente que sabe de cine boliviano, Nicobis es el referente esencial del trabajo tesonero de Liliana de la Quintana y de Alfredo Ovando en cine documental, sin embargo para muchos que lean estas líneas tengo que explicar un poco en la voz de los propios protagonistas.
Pero ¿qué es y qué quiere decir Nicobis? Para la gente que sabe de cine boliviano, Nicobis es el referente esencial del trabajo tesonero de Liliana de la Quintana y de Alfredo Ovando en cine documental, sin embargo para muchos que lean estas líneas tengo que explicar un poco en la voz de los propios protagonistas.
“Nicobis nace con amor” dice Liliana, y
Alfredo añade que una vez frustrado el intento de abrir una escuela de cine
debido al golpe militar de García Meza, descubrieron el video y la posibilidad
que ofrecía de ver inmediatamente las imágenes que grababan. Nicobis nació en
febrero de 1981 en La Paz y unos años más tarde, en 1984, nació en Cochabamba el
Centro Wallparrimachi, por lo que podemos considerar a ambos pioneros del video
en Bolivia.
Alfonso Gumucio, Liliana de la Quintana y Alfredo Ovando |
Conozco a Liliana y a Alfredo (Bis) desde que
iniciaban ese trabajo y yo lo hacía con cine Súper 8 desde 1978. Ellos tenían sus
razones para usar video: la inmediatez, la posibilidad de grabar, editar y
mostrar inmediatamente lo que habían producido. Yo me aferraba al celuloide –por
frágil que fuera el Súper 8– con la convicción de que la imagen resistiría
mejor al tiempo. Pero las limitaciones técnicas eran enormes: cada rollito de
Súper 8 duraba menos de tres minutos y había que enviarlo a revelar a Estados
Unidos, para luego editar de forma artesanal con una moviola manual y enviar
nuevamente al exterior ese original para hacer copias, carísimas por supuesto.
Vistas las cosas luego de cuatro décadas,
ambos formatos desaparecieron. Lo que hoy llamamos “video” es en realidad un
sistema digital que nada tiene que ver con las grabadoras U-Matic que Bis y
Liliana introdujeron en los años 1970. Y el Súper 8 no ha desaparecido del todo
porque todavía lo usan artistas de la imagen como Diego Torres en su cine
experimental. El video analógico ya no se fabrica, el Súper 8 ha sobrevivido
milagrosamente.
El antecedente de Nicobis fue un grupo creado
a partir del Taller de Cine de la UMSA, que se llamó Qhaway Ukhuman , en
quechua, que significa “mirar profundo”, o mirar dos veces. Nicobis es una sigla
un tanto extraña que según Liliana tiene “también ese significado de mirar
profundo, mirar dos veces, mirar más allá”.
Uno de los mejores momentos para Nicobis fue el
documental Lucho vives en el pueblo
(1983) porque “eso nos permitió ratificar la línea que íbamos a tomar desde ese
momento”, me dice Liliana. “Otro momento importante –añade Bis- fue el ingreso una
década después a la animación para niños con Pintemos el mundo de colores (1992), una etapa muy inda, con
actividades de capacitación”.
Ambos distinguen cuatro etapas en los 36 años
de Nicobis, de una década cada una. Primero la década de 1980, de carácter
político social, que permite construir un archivo de las movilizaciones de los
mineros, el video La marcha por la vida,
las jornadas de marzo, las mujeres mineras, pero también el inicio del video
etnográfico en el mundo andino con El
llamero y la sal y Tiempo de vida y
muerte entre otras producciones.
Esa etapa se prolonga en la década de 1990,
con la confirmación de dos líneas de trabajo: la serie Rebeldías sobre los movimientos de mujeres mineras, campesinas,
universitarias y de clase media, y los dibujos animados para niños.
La tercera etapa, según Bis Ovando, es la que
cubre la década del 2000: “una incursión etnográfica en las zonas bajas para
conocer en mayor profundidad la región amazónica y documentar la vida de los
pueblos que viven allí”.
La abuela grillo |
Finalmente, la etapa más reciente, “la última
década ha permitido pasar la posta a los jóvenes, y fortalecer nuestra
incursión en la televisión a través del programa “Pica”, que lo hacen
directamente ellos” añade Bis. Más de tres mil programas se han difundido hasta
ahora, realizados por cineastas recién egresados de la Universidad Católica.
La trayectoria de Nicobis está también atravesada
por el proyecto editorial impulsado por Liliana: “El acercamiento tan hermoso
que tuvimos durante décadas a los pueblos indígenas, tanto del área andina como
del oriente, del Chaco y de la Amazonía, nos permitió escuchar historias
maravillosas, y sentimos la necesidad de contarlas en otro formato para que
sean conocidas por los niños, de ahí nació el brazo editorial de Nicobis el año
1998. Hicimos varias series de libros sobre la mitología indígena, que siguen
vigentes dos décadas después. Hemos publicado 30 libros que han circulado en
muchos colegios”.
Alfredo “Bis” Ovando considera que su
principal aporte en estos 36 años es haber creído en el video para “abrir
puertas que no se conocían antes”, generando una producción importante de
alrededor de 300 títulos de documentales. En cuanto a Liliana, considera que su
aporte ha sido “posicionar lo femenino, abrir espacio a las historias de las
mujeres, insistir en que siempre haya protagonistas mujeres, niñas, jóvenes,
abuelas para que estén presentes en los videos y en los libros”.
El trabajo persistente de Nicobis le dio impulso
al Movimiento del Nuevo Cine y Video Boliviano (MNCVB), alimentado por la unión
de los nuevos realizadores en la búsqueda de espacios alternativos de
producción y de difusión durante el periodo de la dictadura militar. “En ese
movimiento destacaron las mujeres: Beatriz Palacios, Danielle Caillet, Mauge
Muñoz, Raquel Romero entre otras”, recuerda Liliana. En 1989 se hizo el primer
encuentro de cine y video latinoamericano en Cochabamba, como resultado de ese
periodo de acumulación de experiencias.
Alfredo Ovando y Liliana de la Quintana |
Hoy, el archivo de Nicobis está abierto a
todos los interesados y copias de los documentales y de los libros han sido
donados a archivos, museos, bibliotecas y a la Cinemateca
Boliviana.
Para conversar con Bis Ovando y Liliana de la
Quintana tuve que aprovechar alguna de sus “subidas” a La Paz, ya que pasan una
buena parte de su tiempo en Coroico. Nicobis sigue funcionando bajo la
dirección de Geraldine y el apoyo de Mauricio, los hijos.
En fechas recientes Liliana y Alfredo recibieron
las estatuillas de reconocimiento del Festival Diablo de Oro de Oruro, por su
fructífera trayectoria. Con este texto me sumo al homenaje a esta pareja de
cineastas comprometidos con la realidad social y cultural de Bolivia.
(Publicado originalmente en
Página Siete el domingo 26 de noviembre de 2017)
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La
realidad no sólo es apasionante, es casi incontable.
—Rodolfo
Walsh