Evo Morales (foto @Platon) |
Los que eran sus amigos se aprovecharon de él, lo hicieron quedar mal. Robaron descaradamente en su nombre. Hermanos de “cama y rancho” como Santos Ramírez acabaron en la cárcel, también narcotraficantes como el clan Terán tan cercano a él en el Chapare, su amante pálida y teñida que lo exprimió con un falso hijo que él mismo reconoció estampando su firma en el certificado de nacimiento, y dirigentes de “movimientos sociales” fácilmente corrompidos en el Fondo Indígena. Todos lo usan y él los deja hacer porque está enamorado del poder, un poder asentado en la corrupción.
No se da cuenta todavía, pero está acorralado. Nadie le sopla las malas noticias. Quienes lo rodean lo endiosan públicamente aunque entre bambalinas hablen mal de él. Está acorralado en una espiral que solamente puede llevarlo al fondo del sumidero. No importa cuantos acólitos le amarren los zapatos y le dejen meter goles en los partidos. Está acorralado, pero no lo sabe todavía.
El clan Terán, cercano a Morales |
Nuevo Palacio de Evo Morales |
Repitió los gestos de los señores feudales, reprodujo la misma actitud arrogante de los militares cuando ocupaban el poder por la fuerza de las armas. No midió los alcances de sus exabruptos porque el círculo de obsecuentes celebra todo lo que dice y hace.
Bolivia ya le dijo NO |
Quizás esta sentencia parezca prematura, pero todavía hay que confiar en la memoria de aquellos que lucharon contra las dictaduras, aquellos que le tendieron la cama presidencial para que la ocupara con esa actitud arrogante y absolutista que es una mezcla de “todo me lo merezco” y “no me importa lo que piensen o digan”, y que ahora se dan cuenta del grave error.
Sello personal en las obras del Estado |
Ha convertido Bolivia en su feudo. A todo le pone el sello de su rostro, como una marca de propiedad. El mal manejo de las entidades públicas y la corrupción prevalente en las empresas vinculadas al Estado se han convertido en la “marca país” de Bolivia durante dos sexenios de desgobierno. Ese logo es ahora marca de oprobio, símbolo del abuso del poder, del uso indiscriminado de los bienes del Estado, de arrogancia personal e insolvencia moral.
Doble blindaje: ¿a quién teme? |
En sus apariciones públicas apuesta a lo seguro, ya no se arriesga a un baño de masas, apenas de masistas. Solo entran en el perímetro de sus actuaciones públicas (donde discursea todos los días lo mismo), los de su partido político o funcionarios públicos con pases, obligados a aplaudirlo y a corearlo a riesgo de perder sus puestos. Los utiliza incluso incluso como delatores de quienes se filtran para gritarle en la cara #BoliviaDijoNo.
Este hombre vive una gran soledad y tiene miedo. El cacique no tiene quien le escriba.
(Artículo publicado en Página Siete el sábado 8 de septiembre 2018)
_________________________________
Los
caciques son parásitos de un sistema
de
pura apariencia democrática.
—–Castelao