

Mario es de aquellos que en América Latina han sabido desplegarse al mismo tiempo como comunicadores y como educadores. Pienso en Paulo Freire, en Daniel Prieto Castillo, o Francisco Gutiérrez, para no mencionar sino los primeros que vienen a mi mente entre los de esa estirpe. Desde muy joven en Mario ya existía la vocación de enseñar, no en vano estudió para maestro de primaria en Argentina, su país de nacimiento, aunque no llegó a trabajar en ello sino episódicamente. Quizás le pareció que la educación formal era un ámbito muy limitado, y prefirió por ello la comunicación, que le permitía trascender los muros de la escuela tradicional y enseñar a quienes no tuvieron la oportunidad de acceder a ella.
Había algo de evangelizador en la personalidad de Mario, sobre todo cuando analizamos los trabajos que hizo a lo largo de su vida, que no se limitan a producir y difundir, sino a educar, a promover el pensamiento crítico. Su compromiso con una comunicación liberadora lo llevó a escribir manuales y a dar infinidad de cursos en los que la gente podía aprender a ejercer el derecho a la comunicación sin intermediarios. Su adhesión al Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC) o su metodología para alentar una lectura crítica de los medios, van en ese mismo sentido.
Es importante destacar que todo esto no lo hacía desde las alturas de la academia, sino desde la perspectiva de la base, desde los ojos de quienes están precisamente al margen del pensamiento académico que a veces por muy evolucionado y adelantado deja atrás las necesidades reales de la población. Esa actitud lo lleva a desarrollar el foro-casete en Uruguay y posteriormente en Venezuela, un método sencillo y de bajo costo para convertir en comunicadores a grupos de adultos que hasta entonces no habían tenido acceso a los medios de información, y menos a procesos de comunicación que pudieran fortalecer sus voces, logrando, como apunta Gabriel Kaplún, “generar interlocutores más que meros locutores”.
Virginia Silva Pintos ha escrito un esbozo biográfico que es imprescindible, y Gabriel Kaplún un bello texto sobre Mario, con el título “La calle ancha de la comunicación latinoamericana”, que seleccionamos en la “Antología de Comunicación para el Cambio Social”, para rendir tributo y reconocer los aportes de este querido y recordado pionero.