
Guttentag –que en alemán quiere decir “buenas tardes”- tenía un sueño: fundar una librería y “vivir rodeado de libros”; lo logró finalmente en 1945. Poco después y gracias a su asociación con el escritor Jesús Lara, se convirtió en editor.
Mi relación con don Werner data de unos treinta años, en realidad desde la primera edición de mi libro, “Provocaciones”, que se publicó con el sello de “Los Amigos del Libro” en 1977, aunque en realidad fue una iniciativa de mi primo hermano Mariano Baptista Gumucio y se imprimió en los talleres del vespertino Ultima Hora. Esa modesta edición tuvo obviamente una importancia enorme en mi quehacer literario por tratarse de mi primera obra.
En 1980 yo tenía ya lista mi “Historia del Cine Boliviano”, la primera en su género, cuando se produjo el golpe militar de García Meza y tuve que esconderme y luego asilarme. La obra se iba a publicar en la colección Biblioteca Boliviana de Los Amigos del Libro, junto a otros ensayos fundamentales sobre la realidad boliviana. Esa colección fue sin duda una de las grandes ideas que tuvo don Werner, con el concurso de Hector Cossío Salinas, su gran aliado entre los estudiosos de la cultura nacional. La presencia de Don Werner en las ferias internacionales del libro, hizo que la literatura boliviana saliera de su cueva en las montañas andinas.
A raíz del golpe, corregí las pruebas de galera (sí, todavía se imprimían los libros con plomo) en el asilo de la Embajada de México en Obrajes, y allí recibí la visita del señor Flores -que trabajaba con Guttentag- para pedirme que eliminara los párrafos que hacían alusión a Marcelo Quiroga Santa Cruz, asesinado semanas antes en la sede de la Central Obrera Boliviana. Obviamente, me negué a alterar el texto y por ello el libro se publicó recién en octubre de 1982, cuando se acabó la dictadura militar que iba a durar “veinte años”, según habían anunciado con prepotencia los golpistas. Antes, ese mismo año, salió en México la edición de la Filmoteca de la UNAM. O sea, esa historia del cine tuvo dos ediciones simultáneas.
Hasta ahí mi relación editorial con “Los Amigos del Libro”, pero la relación personal con don Werner se mantuvo a través del tiempo. La última vez que lo vi fue en Cochabamba, el 15 de

Werner Guttentag con el escritor Raul Teixido