
Aunque el evento duraba tres días, hasta el miércoles 15 de octubre, no pude quedarme pues tuve que viajar a Holanda inmediatamente después de concluir la presentación de mi ponencia: “Políticas y participación: más allá de los mensajes”.

Todo esto sucedió en Casa Tlalpan, la sede de la Academia Mexicana de Ciencias, en el kilómetro 23 de la carretera a Cuernavaca. La historia del lugar es interesante: fue una de las propiedades del jefe de la policía mexicana, el “Negro” Durazo, a principios los años 1980s, bajo la presidencia de López Portillo (1976-1982). El corrupto funcionario policiaco que más tarde fue a parar a la cárcel, invirtió seis millones de dólares para dotar a esta propiedad de 11 hectáreas, de caballerizas, hipódromo, galgódromo, helipuerto, lagunas artificiales y hasta una discoteca.