A medio siglo de mayo de 1968 creemos que ya lo sabemos todo sobre ese movimiento estudiantil revolucionario e ingenuo que derivó en la consolidación del orden hegemónico en Francia, al menos por un tiempo.
Lacan lo llamó “movimiento histérico” según nos recuerda Juan Pablo Nery Pereyra en otro texto de la revista. Sin embargo, Sartre, Simone de Beauvoir, Jean Louis Barrault y muchos otros artistas e intelectuales se plegaron fervientemente al movimiento estudiantil, no con la intención de recuperarlo sino con el deseo de salir de sus cubículos y de los cafés de Montparnasse o de St. Germain, para sentirse útiles en la calle.
“Quand la France s’ennuie”, escribió el 15 de marzo de 1968 Pierre Viansson-Ponté, respetado editorialista de Le Monde para describir una Francia aburrida y estancada en la mediocridad. Entonces llegaron los estudiantes y crearon un nuevo horizonte.
Plus ça change… dice una expresión francesa para indicar que nada cambió. ¿Nada cambió? No estemos tan seguros de ello. Contrariamente a lo que afirman cuatro o cinco décadas más tarde algunos intelectuales que no lo vivieron (qué fácil es opinar sin haberlo vivido), claro que cambió Francia, cambió la vida cotidiana y cambió la cultura de la gente.
De no haber cambiado, no habría ahora tantos intelectuales que salpican sus textos de palabras muy inteligentes como “posmodernismo”, “post colonialismo” y otros post, con referencias jugosas a Bourdieu, su teoría del campo, o a la sociedad líquida de Baumann ,y tantas otras teorías que solo se pueden construir cuando hay experiencias reales, fuertes, como Mayo 1968.
La política es de todos |
Los obreros que se plegaron al movimiento a pesar de sus partidos políticos, consiguieron en años siguientes ventajas salariales, menos horas de trabajo, mayor seguridad social, y pusieron en crisis al dogmatismo comunista y socialista, que no es poca cosa.
En educación y en salud, Francia y otros países europeos ofrecen ahora la mejor calidad sin costo. Por eso emigran de Estados Unidos a vivir allí, según vemos en “Sicko”, el documental de Michael Moore. O sea, no todo fue una llamarada de petate. Mayo 68 fue más revolución que otras porque si bien no cambió estructuras políticas y del Estado, cambio profundamente a las personas. Todo lo que avanzamos en 50 años sobre la tolerancia y la aceptación del otro, parte de allí.
Para el gobierno de De Gaulle fue un momento de incertidumbre y desafío. No fue un paseo. No es que Mayo del 68 no le hizo ni cosquillas. A pesar de todo el respeto ganado después de la Segunda Guerra Mundial y la liberación de Francia ocupada por el nazismo, De Gaulle se vio afectado. Ganó terreno en lo inmediato, pero perdió un par de años más tarde.
Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir |
Lo importante es que los estudiantes que salieron a las calles en Mayo de 1968 no pensaban en el “análisis del discurso”, sino en cómo cambiar su vida cotidiana. Y al hacerlo les dieron material a los intelectuales que se ocupan de hacer sesudos análisis del discurso.
Los que transgredieron las normas fueron los estudiantes que querían cambiar la sociedad y no los académicos que gestaban pensamiento en sus cubículos, haciendo lecturas de lecturas de otras lecturas de sus colegas, con cierta incapacidad de articularse a la realidad social.
Talleres Populares de Bellas Artes |
Los partidos comunistas y socialistas se quedaron fuera y tuvieron que sumarse a la fuerza. No pudieron prevenirlo y menos dirigir el movimiento estudiantil. Eso mismo les pasó a los intelectuales, muchos quedaron descolocados porque habían perdido contacto con la realidad de Francia y del mundo.
Daniel Cohn-Bendit |
Cierto, como escribí en mi texto, el movimiento estudiantil fue una explosión fallida de vitalidad contenida, sin control vertical ni horizontal, pero se formaron redes horizontales, núcleos independientes en cada facultad, taller de arte, comunidad o barrio.
Podríamos decir que los estudiantes de 1968 se parecen en mucho a los de ahora: los indignados, el movimiento mexicano Yo soy 132, los okupa, y otros de corta existencia. Pero la diferencia es que Mayo de 1968 cambió la vida cotidiana de la sociedad, mientras que los otros movimientos citados no cambiaron ni a sus propios actores.
Por eso, leer un hecho histórico desde la vivencia personal es muy diferentes a hacerlo desde lecturas críticas de otras lecturas de otros autores que a su vez elaboran a partir de sus lecturas… De ahí que el testimonio sigue siendo lo más genuino y auténtico cuando uno se refiere a episodios históricos.
(Texto leído en la presentación de la revista Ciencia & Cultura, el miércoles 26 de septiembre de 2018)
_________________________________________
Dans une petite France presque réduite à l'Hexagone,
qui n'est pas vraiment malheureuse ni vraiment prospère, en paix avec tout le
monde, sans grande prise sur les événements mondiaux, l'ardeur et l'imagination
sont aussi nécessaires que le bien-être et l'expansion.
—Pierre Viansson-Ponté