Tuve que buscar su nombre de pila porque no recordaba
que se llamaba Jorge. Lo conocíamos como el Gordo Mendoza, el periodista más emblemático
del Palacio de Gobierno. Fue allí corresponsal de Presencia más de tres décadas
y en las fotografías todos los presidentes parecían chiquitos a su lado.
Jorge "Gordo" Mendoza |
Entraba al palacio como Pedro por su casa y
desde los Colorados de Bolivia que cuidan la puerta hasta los presidentes que
bajaban las escalinatas centrales, todos lo saludaban con familiaridad. En su
maletín cargaba la grabadora de casete que era su instrumento de trabajo, con
la que recogió tanto tiempo voces que decidían los destinos del país. ¿Dónde
estarán esas cintas? Probablemente las borró para poder utilizarlas de nuevo,
como hacíamos todos en esa época.
Un día el Gordo desapareció de las fotos y de
las calles, y no supe más de él hasta que descubrí hace un año que era mi
vecino, vivía en la Torre Zafiro, a media cuadra de mi casa, y solíamos
coincidir muy temprano los fines de semana cuando yo salía a trotar y él daba
la vuelta a la esquina con un pequeño perro al que sacaba a pasear y a
desahogarse.
Lo encontré bien, como siempre sonriente y
bonachón, con esa voz que no se alteraba, con el traje gris que le colgaba por
todas partes como saco de payaso, demasiado grande para su cuerpo que se había
reducido con los años. Probablemente tenía que ajustar su cinturón y hacerle
nuevos agujeros para que no se le cayeran los pantalones, pues ya no tenía la
enorme panza de antes. El Gordo era
ahora flaco.
Humberto Vacaflor, Gonzalo López Muñoz, Juan Pereda Asbún y Jorge Mendoza |
Cada vez que nos veíamos me reclamaba las
fotos con dirigentes políticos que habíamos entrevistados juntos, cuando
formamos equipo en el programa radial Facetas primero en Radio Cruz del Sur y
luego en Radio Stentor, con Humberto Vacaflor, Sandra Aliaga, Minil Ordóñez, Gonzalo
López Muñoz, Juan León Cornejo, Luis Minaya y Carlos Arze Castedo, que era el
director de orquesta.
Nunca estaba el grupo completo, éramos cuatro
o cinco compartiendo el micrófono. Fue una época que recuerdo bien porque me
incorporé a Facetas apenas regresé de Francia a fines de 1977. A veces yo hacía
comentarios de cine, como la película cuyo estreno causó escándalo: “Emmanuelle, más manoseada que la salida
al mar”.
Siles Zuazo, Oscar Eid y otros dirigentes de la UDP |
Entrevistamos a Siles Zuazo y a Juan Pereda
Asbún, entre otros. Tengo las fotos que
me reclamaba el Gordo y que varias veces compartí con él pero creo que las
extraviaba. También conservo fotos de alguna parrillada, probablemente en el jardín de la casa de
Gonzalo López Muñoz (director de IPE). Yo nunca aparezco en esas fotos porque era el único que se preocupaba de registrar el momento.
Según una tesis universitaria de la época, después
de la huelga iniciada por las mujeres mineras, que se extendió por el país
llegando a sumar dos mil personas, Facetas habría sido uno de los factores que
precipitaron la caída de la dictadura.
A principios de este año, en nuestros
encuentros matinales nos prometíamos vernos y conversar sobre los viejos
tiempos, pero como tantas cosas en la vida eso no se pudo concretar porque a
Jorge Mendoza Zegarra se le ocurrió morirse sin avisar el martes 20 de junio de
2017, a la edad de 83 años.
Gonzalo López Muñoz, Juan Pereda Asbún y el Gordo Mendoza |
Me enteré recién por el Gato Salazar, otro
tupiceño, para quien el Gordo “Era un apasionado cazador de noticias, con un
gran olfato para detectar las novedades, sobre todo las grandes ‘pepas’. Si lo
veías llegar a la radio o al Café La Paz con una enorme sonrisa, era que había
encontrado alguna donde nadie la había visto. Fuimos amigos de juventud, en
nuestra natal Tupiza. Lo perdí de vista durante muchos años, hasta que nos
reencontramos en La Paz, donde nos hicimos periodistas, él en Altiplano y yo en
Fides”.
Mario Castro era director de Radio Altiplano
cuando trabajó allí el Gordo haciendo sus primeras armas con el olfato que lo
caracterizó siempre. Mario recuerda que ya le decían “el Gordo” desde entonces,
por su volumen y quizás también por su carácter bonachón.
La escritora Verónica Ormachea fue
corresponsal en el palacio y allí lo conoció: “El Gordo, como casi todos los
gordos era bonachón. Él trabajaba en Presencia y yo en Última Hora. Ambos cubríamos Palacio de Gobierno.
Nos veíamos en la Sala de Prensa y él, como viejo lobo de mar, me daba una mano
en mi primera experiencia como periodista. De vez en cuando íbamos al Rayito de
Luna a tomar un café, el boliche de los periodistas. El Gordo dejó huella. Es
inolvidable”.
El Gordo Mendoza y Gonzalo López Muñoz |
Sandra Aliaga le guarda cariño y
agradecimiento: “Nuestros mundos eran muy distintos pero ¡cómo nos hemos
querido! Facetas fue mi mejor escuela y
en ella eras y serás por siempre mi Gordo amado. Te reías de mi ímpetu
revolucionario, me llamabas ‘pone bombas’ y creías en mí. Yo admiraba tu experiencia, aprendí mucho de
ti. Eras el capo de las fuentes
militares, policiales y demás uniformados.
Eras un buen cazador de noticias”.
Para Luis Minaya, que también estuvo en el
equipo de Facetas: “El Gordo Mendoza fue una figura aparte. Un provinciano
bonachón y carismático, que con su sencillez y autenticidad humana les ganaba a
todos. Leal al doctor Paz, que lo quería y respetaba por esa autenticidad
porque Paz también era un provinciano.
Varias veces el Gordo hizo que yo lo acompañara a casas donde, por uno u otro motivo, los
jefes del MNR estaban recluidos; estos jefes lo recibían de inmediato para
preguntarle por las novedades. El Gordo fue un gran patriota, consecuente y
colaborador nato con su gente. Fue lo que puede decirse ‘un intelectual
orgánico’ de todo lo bueno que en su momento representaba el MNR. El Gordo
tenia un instinto enorme para ubicar la noticia. Sin poses intelectuales, porque
no las necesitaba, fue un auténtico reportero, la etapa superior del periodista”.
Parrillada entre periodistas |
Uno de los últimos directores de Presencia,
Armando Mariaca, recuerda que el Gordo se jubiló un par de años antes del
cierre definitivo del diario: “Era buen amigo, buen reportero, dinámico, jovial
y respetuoso con todos”.
He pedido estos comentarios especialmente a
quienes conocieron de cerca al Gordo Mendoza, porque sé que le hubiera gustado
saber lo que los amigos pensábamos de él y que quizás nunca tuvimos la
oportunidad de expresarlo de viva voz.
La memoria de los bolivianos es débil. Nos
olvidamos de lo malo y de lo bueno. Algunos hechos históricos permanecen más o
menos frescos a fuerza de hablar sobre ellos, pero el recuerdo de muchas
personas valiosas se pierde rápidamente. Por ello, este breve tributo al Gordo Mendoza.
(Una versión corta de este texto se publicó en Página
Siete, el sábado 26 de agosto de 2017)
__________________________________________
Para
ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas
personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede
intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus
dificultades, sus tragedias. —Ryszard Kapuscinski