Muchos cuentos de hadas tienen personajes
–algunos buenos otros malos- que hacen magia, capaces de convertir a un sapo en
un príncipe o al revés. En este caso me siento dentro de uno de esos cuentos
porque mi humilde diario ecuatoriano es un juq’ullu,
es decir, un renacuajo que ha sido convertido en príncipe, un bello libro gracias a la
buena voluntad y al cariño de quienes se enamoraron de él, como quien se
enamora de una princesa para despertarla con un beso luego de un sueño de
varias décadas.
Este proceso de transformación es un
regalo no esperado. Tal como he afirmado en varias oportunidades, cuando yo
escribí el diario de rodaje de Fuera de
aquí, entre junio y julio de 1975, hace 41 años, no tenía la menor
intención de publicarlo. Lo escribí para recordar aquel episodio de mi vida,
nada más. Por eso el lenguaje del diario
es llano, sencillo, sin ninguna pretensión académica o literaria.
Gracias a las voluntades de Juan Martín
Cueva, entonces director del Consejo Nacional de Cinematografía (CnCine), a
Wilma Granda, directora de la Cinemateca Nacional del Ecuador, y a mi amigo de
tantas décadas Pocho Álvarez, uno de los más importantes documentalistas del
cine ecuatoriano, ese proceso mágico de transformación pudo darse.
Ellos fueron los instigadores desde marzo
de 2015 cuando nos visitaron en La Paz para participar en un ciclo de cine
ecuatoriano y un ciclo de documentales de Pocho Álvarez. Cuando casualmente les
mostré en mi casa el renacuajo amarillo, como una curiosidad que yo mismo no
había vuelto a abrir en 40 años, me propusieron publicarlo. Al principio
resistí a la idea, pero luego me sedujo. Acepté con la condición de que se
publicara sin ninguna modificación, incluso con las erratas ortográficas, si
las tuviera (no las tenía).
Bajo la conducción de Juan Martín Cueva,
el CnCine asumió la tarea. El primer paso fue la transcripción que realizó
Wilma Granda. Como si no le bastara su intensa actividad en la Cinemateca,
Wilma se ofreció generosamente a transcribir el texto en las noches.
En esa etapa entró como capitán del
equipo de edición François Laso, fotógrafo y editor que durante meses coordinó
todos lo relacionado con la edición: la diagramación de Yor Moscoco, la edición
de los textos introductorios y de las entrevistas a cargo de Alejandra Adoum,
las fotografías seleccionadas de Cristóbal “Pecas” Corral, Pocho Álvarez y
mías, la selección de imágenes de archivo, etc.
Ese equipo hizo magia en todo momento, de
ahí que son como hadas madrinas de este proyecto. Además contribuyeron los
entrevistados 40 años después de la experiencia de filmación del largometraje:
Germán Calvache, el anónimo jefe de producción, Jorge “Flaco” Vignati, jefe de
fotografía y camarógrafo, Jean-Marcel Milán que hizo la primera parte del
sonido, Hugo Jaramillo que participó como actor, José Lligalo, indígena
chibuleo que también participó como actor, así como lo hicieron en la segunda
parte de la filmación, en 1976, Erika Hanekamp, Alejandro Santillán y el propio
Pecas Corral. Con el material de las entrevistas, con fotografías y con el
talento creativo que lo caracteriza, Pocho Álvarez hizo un documental de 21 minutos
sobre ese proceso.
Por supuesto, ni el libro ni el renacuajo
existirían sin la invitación de Jorge Sanjinés y Beatriz Palacios de participar
como asistente de dirección en Fuera de
aquí. Para el joven estudiante de cine que yo era a mis 24 años, esta fue
una oportunidad extraordinaria que acompañé con la escritura día a día de un
relato pormenorizado de las peripecias de filmación.
En Quito: Wilma Granda, Alfonso Gumucio, Juan Martín Cueva, Pocho Álvarez y Coco Laso |
El libro se presentó en abril de 2016 en
Ecuador, primero en la localidad de Tamboloma, que fue uno de los lugares de
filmación en 1975, y luego en la sala Benjamín Carrión de la Casa de la Cultura
de Quito que preside el escritor Raúl Pérez. Allí me acompañaron Juan Martín
Cueva, Wilma Granda, Pocho Álvarez y Coco Laso, los gestores del proyecto.
Para la presentación en La Paz tuve el
apoyo del embajador Ricardo Ulcuango y el personal de la Embajada del Ecuador,
que tramitaron la llegada un centenar de libros, de los cuales ya se han
apartado para las bibliotecas del país más de 30 ejemplares. Cómo no agradecer
también a la Cinemateca Boliviana, la casa de los cineastas, a su directora
Mela Márquez que lleva adelante esta hermosa nave contra viento y marea sobre
un mar encrespado, y al equipo que la compaña, Elizabeth Carrasco, Claudio
Sánchez y otros amigos y colegas.
Claudio Sánchez, Alfonso Gumucio, Jorge Sanjinés, Carlos D, Mesa y Pedro Susz |
Y qué privilegio para mí haber tenido
como comentaristas del libro con dos amigos y colegas de muchos años, Carlos
Mesa y Pedro Susz, fundadores de la Cinemateca Boliviana, críticos e
historiadores de cine con quienes alguna vez tuvimos la peregrina idea de
fundar CRIBO, la Asociación de Críticos de Cine de Bolivia, acompañados en esa
aventura de corta vida por Luis Espinal, Julio de la Vega y Amalia de Gallardo.
La presentación del libro el jueves 11 de
agosto en la Cinemateca Boliviana tuvo, como el libro, algo de magia. El libro
propició un saludable reencuentro de gente de cine como los mencionados
anteriormente, pero también Antonio Eguino, Marcos Loayza, Juan Carlos
Valdivia, Carla Ortiz, Ramiro Valdez, Diego Torres, entre otros. Fue un espacio
y tiempo de armonía y convivencia que yo, como papelero memorioso, quiero dejar
aquí registrado.
Marcos Loayza, Ximena Valdivia, Carlos D. Mesa, Jorge Sanjinés, Ricardo Ulcuango, Alfonso Gumucio, Mela Márquez y Juan Carlos Valdivia |
La memoria es traicionera, nos juega toda
suerte de tretas. Se esconde, aparece cuando menos lo esperamos, disfrazada para ponernos a prueba. A veces se presenta como una joven amable y
risueña, y otras como una pesadilla que nos persigue.
Al final de cuentas, la memoria es en
buena parte nuestra invención, por eso pienso que el testimonio
es el eje fundamental de la memoria, y yo he tratado de ser
fiel al testimonio con mis notas, mis fotos, mis grabaciones y todo aquello
que ayuda a que la memoria sea menos veleidosa.
Mi memoria se ejerce siempre a partir de
preguntas que me hago, que a veces terminan en libros, como fue el caso de la Historia del cine boliviano (1982). No
recordaba si había escrito alguna vez un comentario sobre Fuera de aquí, ya que vi el largometraje varios años después de haber
trabajado en su producción. Pero revisando mi archivo de papel, ese archivo que
es anterior a las engañosas maravillas digitales, encontré un recorte de Ultima
Hora, del viernes 14 de septiembre de 1979, que publiqué sobre la película de
Jorge Sanjinés a los pocos días de su estreno… ¿Dónde se estrenó? En la
Cinemateca Boliviana, por supuesto.
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Un film
sobre el pueblo hecho por un autor no es lo mismo que un film hecho por el
pueblo por intermedio de un autor; como intérprete y traductor de ese pueblo se
convierte en vehículo del pueblo. —Jorge
Sanjinés