

Marco se separó del Partido Socialista debido a la poca transparencia con que la Concertación –la suma de partidos de centro-izquierda que gobierna Chile desde el retorno a la democracia hace 18 años- manejó las primarias -impidiendo que Marco participara en ellas- para decidir en favor de la candidatura de Frei, demócrata cristiano cuyas posiciones con respecto a Pinochet han sido ambiguas.
Detrás de Marco salieron del Partido Socialista muchos militantes y dirigentes de la Concertación, apoyando su candidatura independiente, entre ellos el Senador Carlos Ominami, su padre adoptivo. Otras personalidades, como la Embajadora de Chile en Suiza, Carolina Rossetti, se expresaron públicamente a favor de Enríquez-Ominami Gumucio y rechazaron las presiones de su formación política de influenciar su voto y su posición pública a favor del candidato oficialista.

A sus 36 años representa una aire de renovación en la izquierda chilena marcada por el peso de los antiguos liderazgos y la "momificación" generalizada en el ambiente político, inclusive el de la izquierda tradicional, que ha impedido que la Concertación saque ventaja de la fuerza con que llegó al gobierno. Todavía se preguntan los chilenos por qué la Concertación hizo tantas concesiones a la derecha para mantenerse en el poder.

Todo lo anterior viene a cuento en este blog personal por el parentesco Gumucio, que se remonta al origen cochabambino de la rama chilena de la familia. No faltó durante la campaña contra Marco Enríquez-Ominami Gumucio quienes (como un tal Francisco Figueroa Cerda, más perdido que perro en procesión) lo atacaron por su "pedigrí" boliviano, mencionando a sus parientes "millonarios" al otro lado de la frontera, lo cual tiene su gracia cuando conocemos la historia de la familia.
Los lazos de afecto familiar se han mantenido aunque 160 años se interponen entre los Gumucio de Bolivia y los de Chile. Para todos los efectos, Manuela y yo somos primos y eso basta para sentir una enorme complicidad con las aspiraciones presidenciales de mi sobrino. En todo este juego político no está exento el humor, según constaté la última vez que estuve con Manuela y Carlos Ominami en Santiago. Lejos de la solemnidad que encarna la cara de Frei, el rostro vivaz de Marco saca ronchas en sus enemigos por el solo hecho de ser joven y diferente.
El futuro político está abierto delante de Marco Enríquez-Ominami Gumucio, y qué bueno sería que un filósofo y cineasta llegue a la presidencia de Chile. Marco estudió cine en Francia en 1996 en la Ecole Nationale Supérieure des Métiers de l'Image et du Son (FEMIS, siglas de su nombre inicial: Fondation Européene des Métiers de l'Image et du Son), una escuela de estudios superiores que se creó a partir del Institut des Hautes Etudes Cinematographiques (IDHEC) donde yo me gradué como realizador de cine 20 años antes que Marco ingresara.