Ese hecho histórico no lo vimos por la televisión pero pronto surgieron imágenes documentales de quienes registraron día a día las luchas de un pueblo que pretendió recobrar su dignidad y no lo dejaron. Además de cineastas chilenos como Patricio Guzmán (que estuvo en las calles durante todo el periodo de la presidencia de Allende entre 1970 y 1973), antes y después, otros cineastas internacionalistas brindaron su testimonio sobre del golpe, como lo hizo mi amigo francés Theo Robichet en Septiembre chileno (40 minutos, 1973), en plena represión militar.
Otro amigo de muchos años, el cineasta peruano Jorge Reyes, estuvo filmando en Chile pocos meses antes del pinochetazo, y después del golpe concluyó su documental Avenida de Las Américas (80 minutos, 1975) con entrevistas y documentos de archivo. Durante la filmación inicial trabajó con Charles Horman, joven periodista de Estados Unidos que fue apresado y fusilado por los militares chilenos el 18 de septiembre, en el Estadio Nacional de Chile, convertido en campo de concentración donde también fue mutilado y asesinado el cantante Víctor Jara, y muchos más.
Alfonso Gumucio y Jorge Reyes |
Charles Horman |
Ciertamente se trata de un film con una orientación militante, finalizado cuando la dictadura de Pinochet se hallaba consolidada en el gobierno, después de haber barrido con la posición política y popular, por eso su discurso no deja lugar a matices. Le pregunté a Jorge si hoy cambiaría algo de su documental:
“Nada, no le cambiaría ni un fotograma porque: a) es un documento histórico que exige rigor para el debate, b) recordemos que el deterioro de nuestras ideas progresistas no se debe a la fuerza de la dominación imperialista sino a nosotros mismos, c) con respecto a Chile, quiero recordar que nosotros fuimos al encuentro del socialista Salvador Allende y a toda su historia y con los años hemos asistido al abandono de las posturas socialistas y a la asimilación de algo que nosotros no somos: nacionalistas, que no es otra cosa que un chauvinismo disfrazado”.
Philip Agee, ex agente de la CIA |
Luego de escapar a la represión y de pasar un tiempo en Argentina, Jorge Reyes llegó a New York para iniciar el montaje del film con el apoyo de Joyce Horman, de los padres de Charlie y Don Lancer, un camarógrafo y director de fotografía quien se ofreció a filmar las entrevistas, entre ellas las de la familia Horman, Daniel Ellsberg (el de los Papeles del Pentágono), la del ex agente de la CIA Phillipe Agee, a quien filmaron en Portugal y la viuda de Allende, entre otras. (Entrevisté a Agee en París, más o menos en la misma época).
A medida que nueva información se conocía sobre la naturaleza del golpe de Pinochet, Reyes la incorporaba en el montaje de su documental, por ejemplo la intervención directa de la ITT que entregó a la CIA 11 millones de dólares para promover acciones terroristas contra el gobierno de Allende. Philip Agee menciona las formas que tuvo la CIA para infiltrarse en los medios de información contrarios a Allende, en los militares y en sindicatos como los camioneros, que paralizaron el país, precipitando la sangrienta intervención de los militares.
Presos políticos durante el golpe militar |
Al final, ya conocemos la historia… El ejército supuestamente con mayor “institucionalidad” de América del Sur se convirtió en el actor armado más represor y menos respetuoso de las leyes y de la Constitución. Las imágenes del bombardeo aéreo de La Moneda, el palacio presidencial, siguen estremeciéndonos. De allí salieron las últimas palabras de Allende que el pueblo chileno pudo escuchar en vivo por la radio: “Yo no voy a renunciar (…) pagaré con mi vida la libertad del pueblo. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”.
Carmen Castillo, compañera de Miguel Enríquez |
El 18 de septiembre se estrenó en la Cinemateca Boliviana ante un público reducido a unos cuantos espectadores maduros a quienes todavía les interesa la historia reciente. La memoria de los jóvenes, en cambio, es corta y apática. Toda una generación de autistas colectivos sumergidos en la pantalla de sus teléfonos celulares, ausentes del mundo y de la historia.
A pesar de su factura artesanal (que era como hacíamos las películas cuando carecíamos de medios de producción más sofisticados), Avenida de las Américas tiene un enorme valor testimonial que nos recuerda la crudeza de las intervenciones militares en América Latina y el valor de la vida democrática.
(Publicado en Página Siete el 2 de septiembre 2018)
_________________________________________
No se mueve ninguna hoja en este país si no la estoy moviendo
yo,
que quede claro.
—Augusto Pinochet