Guido Villa-Gómez Loma |
Ese recuerdo de la biblioteca es una pequeña pieza de un gran mural de vida que a partir de esta semana puede ser armado como un rompecabezas por cualquier persona que quiera indagar sobre la personalidad excepcional del profesor Guido Villa-Gómez Loma. Su nieta Beatriz Villagómez Cajías, con el apoyo de su familia, ha sido artífice de un portal web que reúne en varios espacios virtuales las facetas del pedagogo y teórico de la educación, del sindicalista responsable y comprometido, del poeta amoroso de la vida y del hombre de familia cuya vida quedó truncada a los 51 años de edad, sorprendiendo a todos los que lo apreciaban, entre ellos a su amigo muy cercano Javier Torres Goitia, quien estuvo a su lado hasta el último minuto.
El 23 de mayo se cumplió medio siglo de su partida definitiva y el 28 de noviembre de 2017 el centenario de su nacimiento. Dos razones poderosas para que su nieta Beatriz le dedique un año de meticuloso trabajo de investigación recopilando todo tipo de documentos, artículos, fotografías, diplomas y ofreciendo a todos los que se interesen ese material perfectamente organizado y clasificado.
Un clic en Profesor Guido Villa-Gómez Loma abre el mundo del personaje casi desconocido para las nuevas generaciones pero aquí rescatado para que nadie pueda alegar ignorancia. Además de la página de inicio el portal tiene cinco secciones que abarcan (parafraseando a Woody Allen) “todo lo que uno quisiera conocer sobre el profesor Villa Gómez y no se atrevió a preguntar”. Una pestaña nos lleva a su “Vida y Obra”, la siguiente contiene semblanzas como el libro biográfico-antológico que le dedicó César Chávez Taborga y textos de María Elba Gutiérrez, Fernando Diez de Medina, Guillermo Francovich, Jaime Choque, Octavio Campero Echazú y tantos otros que fueron cercanos a él o lo admiraron desde lejos.
Guido Villa-Gómez Loma con colegas educadores |
Escribe Francovich en la semblanza: “Nada hubo en su vida de accidentes o de aventuras singulares. Puede decirse que toda ella se encierra en su actividad profesional y en las obras que produjo”. Sin embargo, sus viajes por África rompieron la normalidad de su vida cuando regresó del Congo con una enfermedad entonces poco conocida y difícil de tratar en Bolivia. En poco tiempo falleció.
Escultura realizada por Yolanda Bedregal |
Puse mi granito de arena hace mucho tiempo cuando en julio de 1970 publiqué en el tercer número de la revista “Vínculo” del Colegio St. Andrew’s (donde seguía figurando como “Jefe de Redacción” aunque me había graduado dos años antes), un poema inédito de Villa-Gómez Loma que me proporcionó Olga Roig, su viuda, por quien siempre sentí un enorme aprecio y admiración. El poema “Redímete en el mar”, fechado en 1967, contiene versos tan elaborados como: “Quieta patria sin proas en camino / al confín de la náutica corola. / Muda, petrificada patria sola / sin mar que cante y cuente tu destino”.
Hoy la gente no tiene bibliotecas porque no lee libros. A veces los compra por metros como adorno. Algunos se enorgullecen de los miles de libros que poseen y otros se ufanan de no leer, y ambos se codean en altos cargos del Estado. Pero el profesor Guido Villa-Gómez Loma había leído los libros que tenía, era un hombre de una cultura amplia y eso podía verse en su afabilidad, en su sencillez, en su buen humor, en su manera de ser al servicio de otros y nunca para que lo sirvan a él. Un hombre culto se nota sin necesidad de exhibirse, y la sencillez de Villa-Gómez no necesitaba de adornos para imponer su presencia.
La etapa de Guido Villa-Gómez Loma en Sucre a fines de la década de 1940 y principios de la siguiente está llena de premoniciones sobre su horizonte intelectual y su consolidación como pensador de la pedagogía y como escritor. Su pertenencia a “La Peña”, un círculo de artistas e intelectuales de la capital, lo muestra dotado de especial carisma y liderazgo. Los textos en prosa poética que escribía para presentarlos entre esos amigos y colegas rebalsan de humor y creatividad. La página web tiene ejemplos como “Del verso de 13 sílabas”, “El poema de las nubes ausentes” o “Busca los grandes libros viejos”.
Dibujo de autor no identificado |
La edición definitiva de sus Poemas (2018) publicados póstumamente en 1999 con prólogo de Julio de la Vega, recoge 68 poemas concisos, los primeros elaborados con métrica (sonetos) y otros en verso libre, siempre justos y sin palabras que sobren. La temática varía porque incluye poemas amorosos de canto a la belleza de la vida y la naturaleza, y otros de fervor patriótico dedicados al mar. Una variedad de géneros poéticos, como señala Julio de la Vega: “desfilan romances, sonetos, madrigales, coplas”.
Los jóvenes, especialmente, no tienen ahora excusa para desconocer la figura emblemática de Guido Villa-Gómez Loma, pues el portal interactivo está hecho a su medida. Pueden navegar de un enlace a otro y descubrir a un personaje extraordinario que ha dado Bolivia, un maestro de enorme vocación, de los que escasean ahora.
(Publicado en Página Siete el domingo 3 de junio 2018)
Basta una sola virtud para dar Interés al
hombre. Es vano exigir la perfección completa en el individuo, debemos formarla
nosotros de las cualidades del conjunto.
—Guido Villa-Gómez Loma