Simón Reyes, Alberto Jara, Alfonso Gumucio Reyes, Oscar Salas, René Chacón, Corsino Pereira, Víctor Carrasco e Irineo Pimentel en el Panóptico de San Pedro, junio 1967 |
Con la muerte de Oscar Salas Moya a los
80 años de edad el jueves 23 de febrero desapareció el último de los dirigentes
de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) que conocí
en el Panóptico de San Pedro cuando mi padre estuvo preso en 1967, durante la
dictadura de Barrientos.
Oscar fue uno de los que mayor trascendencia
tuvo en las luchas del sindicalismo minero de las décadas de 1960 a 1990. Más
de cuatro décadas de compromiso no solamente con los mineros (por encima de su
partido político), sino con el país, junto a dirigentes como Juan Lechín,
Irineo Pimentel, Víctor López o Simón Reyes, para no citar sino a unos pocos
que aparecen en el lienzo de la historia como gigantes, cada vez más grandes
cuando se compara su trayectoria con los serviles, efímeros y acomodaticios
Mitma o Loza de estos tiempos.
Desde su trabajo impulsor de Radio Nacional de Huanuni, hasta la máxima
dirigencia de la COB o sus funciones como diputado, Salas mantuvo esa conducta
de rectitud que era característica en los dirigentes sindicales que militaban
por la democracia y contra la dictaduras.
A pesar de pertenecer al Partido
Comunista, los diputados mineros Oscar Salas y Simón Reyes se opusieron en el
congreso a los coqueteos de otros dirigentes del mismo partido político, Marcos
Domic y Adalberto Kuajara, con el golpista Natusch Busch a fines de 1979. Antes
que la línea política de su partido, prefirieron representar la posición de los
trabajadores de base.
Corsino Pereira, Alfonso Gumucio Reyes, Rolando Requena y Víctor Carrasco en la cárcel de San Pedro, 1967 |
Recuerdo ese episodio porque publiqué “Maniobras
en el congreso” en el Semanario Aquí el 17 de noviembre de 1979, y a raíz de
ello tuve una breve polémica con mi amigo Marcos Domic, que me calificó de
“disléxico” (yo retruqué “afásico”). Hoy sonrío al recordar esos tiempos de
debate político sincero y abierto.
Al igual que casi todos los miembros del
Comité Ejecutivo de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia
(FSTMB), salvo los que estaban exiliados o en la clandestinidad, Salas estaba
preso en el Panóptico de San Pedro cuando cayó allí mi padre, que sostenía con
ellos largas conversaciones sobre temas económicos. Yo los visitaba y llegué a
conocerlos como personas, más allá de lo que representaban como dirigentes.
Manifestación de la COB, Simón Reyes y Liber Forti, entre otros |
Signo de los tiempos: mientras surgen
nuevos liderazgos manipulables en el sindicalismo boliviano de nuevo cuño y en
los prebendales movimientos sociales que alienta el gobierno de Evo Morales, desaparecen
los dirigentes que hace unas décadas nos enorgullecieron por su consecuencia, por
su integridad ética y por su capacidad de entrega a las luchas del pueblo boliviano.
Hoy ni siquiera conocemos los nombres de los dirigentes de la FSTMB o de la CSUTCB,
porque son simples carros arrastrados por la locomotora del poder.
Conservo varias fotos que tomé con una
minúscula cámara Minox que podía ingresar a la cárcel de san Pedro sin que
fuera requisada. Son fotos que han sido reproducidas varias veces con o sin mi
autorización. Mi padre aparece con esa larga barba gris que lo acompañó hasta
su muerte, posando junto a Simón Reyes, Irineo Pimentel, Alberto Jara, Oscar Salas,
Víctor Carrasco, René Chacón, Corsino Pereira, Sinforoso Cabrera, entre otros. Hay
pocas fotos de todos ellos juntos. La cárcel los juntó.
Alfonso Gumucio Dagron y Simón Reyes, en 1978 |
Reviso las imágenes y veo que casi todos
han fallecido. De los que conocí en la cárcel primero se fue Irineo Pimentel.
(Ya había muerto antes Federico Escobar, a quien no conocí). Siguió mi padre en
1980. A Simón Reyes, Alberto Jara y Víctor Carrasco los entrevisté más tarde
sobre aquel periodo del Panóptico. Víctor falleció el 8 de junio del 2015 y
casi nadie se acordó. Lo supe a través de su aviso necrológico días después. Lo
propio sucedió con otros compañeros dirigentes de los que pocos se acuerdan.
Sobrevive en Cochabamba Víctor López,
gran dirigente minero independiente de filiación partidista, también en el olvido y en condiciones que no son dignas
luego de haber dado tanto por este país.
Y el 11 de marzo recordamos otro año de
la partida de Líber Forti, quien fue compañero de ruta de todos los antes
mencionados, desde la cultura y el compromiso libertario.
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Comienzo con la premisa de que la función del líder
es producir más líderes, no más seguidores.
—Ralph Nader
(Publicado
en Página Siete el 11 de marzo de 2017)