No sé quién puso el mote de “ciudad luz”
a París, pero se lo merece cuando sale el sol, algo que acaba de suceder luego
de una noche de vientos huracanados. Cuando aparece el astro relucen los colores
invernales y a pesar de los cero grados uno tiene ganas de flâner (deambular) por las calles de la ciudad.
A medida que pasan los años el turismo
deja de ser una de las principales razones para viajar y la motivación más
poderosa es ver a la familia dispersa y a los amigos que uno visita
episódicamente.
Aquí viví casi ocho años, hice familia,
publiqué varios libros y he regresado más veces de las que puedo recordar. Me
van quedando pocos amigos, porque muchos se han ido a vivir fuera de la región
parisina, como Elisabeth Burgos, Jean Marcel Milan o Robert Grelier, y otros
como Mimi Barthélémy, Alain Labrousse o Fatiha Rahou, se fueron tan lejos en la
nostalgia que ya no podrán regresar.
Me quedan buenas amistades como Paulo
Paranagua, o Pierre y Nicole Kalfon que conozco desde la década de 1970, según
la cuenta que hicimos mientras charlábamos. Corresponsal estrella de Le Monde,
diplomático y funcionario internacional en varios países de América Latina
durante las décadas de 1960 y 1970, Pierre es uno de los principales biógrafos
del Ché, y autor de otros ensayos,
novelas y travesuras. Le dio el primer impulso a mi libro Bolivie (1981) en la editorial Le Seuil, donde él había publicado un
libro equivalente sobre Argentina.
Pierre Kalfon muestra los retratos de Ciro Bustos |
Cuando cenamos fue inevitable comentar la
publicación del artículo “A Kalfon quitado” que en 1998 le dedicó Ciro Bustos,
el argentino acusado por toda la izquierda mundial como traidor a la guerrilla
del Ché. En su texto Bustos califica
a Pierre de mentiroso, fabulador y lacayo, y citando a Oriana Fallaci le
promete una bofetada que por razones técnicas ya no podrá propinarla. Pierre
sigue firme en pie y pronto publicará una edición corregida y aumentada de su
monumental biografía del Ché.
Cuando comentamos el texto recién
reimpreso por Página Siete con motivo de la muerte de Bustos, Pierre alzó los
hombros: “Requiescat in pace”, fue su comentario. “Que descanse en paz. El
pobre tuvo que vivir décadas con el rótulo de traidor”. Aunque trató durante su
exilio en Suecia de recomponer su biografía, Bustos nunca logró explicar
claramente por qué a pedido de los militares bolivianos dibujó con tanto
detalle los rostros de los guerrilleros.
“Compadezco al pobre Bustos porque con
todos los insultos que mereció su traición no habrá terminado una vida muy
apaciblemente sino lleno de vergüenza.” Pierre sostiene que Bustos fue
chantajeado y que no tuvo alternativa que obedecer a los militares bolivianos
aunque añade que “quizás había también un cachito de amor propio como artista,
pues pidió un papel de dibujo y lápices especiales para mostrar su maestría
como dibujante y representar fielmente, de memoria, los retratos de los
guerrilleros que había visto con el Ché”.
Con Elisabeth Burgos |
El texto de Bustos se refiere también a Elisabeth
Burgos, la ex esposa de Regis Debray, quien acaba de enterarse de que era “teniente
de la seguridad cubana”. Cené dos días después con ella: “Parecería que Bustos
estaba mejor informado que yo acerca de mi persona”, me dijo.
Sobre quién reveló la presencia de
Guevara en Bolivia, Elisabeth menciona el libro del militar Diego Martínez
Estevez, Ñancahuazú: Apuntes para la
historia Militar de Bolivia (1989), que transcribe un cable cifrado del 24
de noviembre de 1966, "enviado a otros ejércitos" donde textualmente
dice: “fuentes fidedignas informan que guerrillero Ché Guevara período días 15
al 22 septiembre ingresó a Bolivia”.
Croquis dibujado por Ciro Bustos |
“Este dato nunca ha sido revelado por los
autores de las diferentes biografías de Ernesto Ché Guevara ni por los especialistas que se han dedicado al tema”, me
dice Elisabeth, y añade: “La señora de Bustos viajaba directamente de Argentina
a Camiri sin pasar por La Paz para obtener su permiso de visita. Yo estaba
obligada a viajar a La Paz y realizar gestiones ante el Estado Mayor. A veces
llegaba a Camiri y el comandante jefe de la guarnición no aceptaba el permiso y
me veía obligada a volver a La Paz”.
Y así, cuando se van a cumplir 50 años de
la guerrilla del Ché, hay todavía
mucho que decir.
________________________________________________________
Si la première loi de l'amitié est
de la cultiver,
la seconde loi est de pardonner quand
on a manqué à la première.
—Voltaire
—Voltaire
(Artículo publicado en Página Siete el sábado 14 de enero 2017)