21 diciembre 2012

Caminar la palabra



Qué auspicioso es empezar con esta nota el 14 baktún maya, un nuevo ciclo de 400 años, y el principio de la “cuenta larga” de cinco mil años.

A fines de noviembre participé en Popayán, Colombia, en el Foro Nacional de Comunicación Indígena “Hacia una Política Pública Diferencial de Comunicación e Información”. Me invitó Vicente Otero Chate, coordinador de comunicación y prensa del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), con quien mantengo desde hace años una relación fluida en torno al tema del derecho a la comunicación de los pueblos indígenas. Con Vicente hemos coincidido varias veces en eventos internacionales.

con Vicente Otero, del CRIC
La decisión del CRIC de auspiciar este Foro Nacional en coordinación con la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y la Asociación de Medios de Comunicación Indígena de Colombia (AMCIC), surgió en el marco del Año Internacional de la Comunicación Indígena con el propósito de marcar el rumbo hacia la Segunda Cumbre Continental de Comunicación Indígena del Abya Yala que tendrá lugar en Oaxaca (México) en octubre de 2013, y atendiendo el mandato del VIII Congreso de la ONIC, “para consolidar el sentir y entender colectivo de la comunicación”. Hay abundante información en la excelente y bella página web sobre el evento.

Entre los objetivos del foro, el CRIC se propuso “reflexionar sobre el sentido de la comunicación indígena, sus formas propias, así como los medios y las tecnologías apropiadas; pensar el papel de la comunicación indígena como eje transversal en los procesos organizativos y en todos los aspectos de la vida comunitaria y colectiva en el territorio; conocer experiencias exitosas de políticas públicas de comunicación e información construidas desde y para los pueblos indígenas del continente Abya Yala; socializar, complementar y consolidar los avances actuales en la construcción de una política pública diferencial de comunicación e información y diseñar una hoja de ruta e identificar las metodologías y los mecanismos de coordinación necesarios para continuar ese trabajo de construcción colectiva y concertada, desde los pueblos y las comunidades indígenas de Colombia”.

Fue muy estimulante ver reunidos para hablar del derecho a la comunicación a indígenas de los pueblos nasa, awa, inga, wayuu, uwa, pastos, embera, arhwaco, kokonuko, sikuani, misak, kamkuamo, kamentsa, koya, yanakona, muisca, katio, zenu, bora, pijao y otras comunidades colombianas, así como de Bolivia, Perú y Ecuador, pertenecientes a más de 30 organizaciones. La delegación oficial de Bolivia contó con la participación de Wilma Aliaga de la Coordinadora Audiovisual Indígena Originaria de Bolivia (CAIB) y Humberto Claros del Sistema Plurinacional de Comunicación Originaria Indígena.

Mi papel en este gran evento que reunió a 729 participantes se limitó a moderar el Panel: “La comunicación indígena como alternativa frente a la mercantilización de la palabra”, en el que participaron Marta Rivera Olaya de la OZIP, Feliciano Valencia de la ACIN, Sally Burch de ALAI (Ecuador), Jorge Agurto de SERVINDI (Perú) y Marta Rodríguez, la pionera del cine documental indigenista en Colombia, a quien me une una amistad de cuatro décadas.

Marta recordó la solidaridad del nuevo cine latinoamericano, nacido en los años 1950, con los pueblos indígenas y el papel que tuvo el documental para revelar la situación política y social en momentos en que se hacía cine sin recursos y ni siquiera existían escuelas de cine. Los cineastas de ese movimiento del cual Marta es pionera, se dieron cuenta de la importancia de la memoria y a través de su cine contribuyeron a proteger a los indígenas en una época en la que “no era un delito matar indios”.

Alfonso Gumucio, Marta Rodríguez, Feliciano Valencia
En el mismo panel, Feliciano Valencia hizo gala de su capacidad de oratoria y de su lucidez como dirigente político cuando habló de la importancia de la diversidad y de las alianzas en el proceso cultural y político de construir colectivamente, desde abajo, una sociedad intercultural. Subrayó la importancia de la comunicación en el diálogo con otras culturas, para abrir el debate, y censuró el hecho de que la comunicación no solamente no está en la agenda de las autoridades nacionales, sino que tampoco lo está en la agenda de las autoridades indígenas. La comunicación debería estar –afirmó- en la plataforma política de los indígenas.

Dos intervenciones internacionales completaron el panel que moderé. Sally Burch habló de la sacralización de la tecnología como si fuera en sí la solución y propuso un uso relacional de las TICs, que no se someta a lógicas impuestas. Jorge Agurto subrayó el aporte civilizatorio de los pueblos originarios, el potencial humanizador de la comunicación indígena que se apega a lo relacional antes que a lo tecnológico. “La comunicación es el tejido nervioso”, afirmó, a tiempo de expresar la necesidad de estrategias y sistemas de comunicación.

Los participantes en el foro, tenían como tarea diseñar “una estrategia de articulación de los procesos de comunicación indígena, basados en la defensa del territorio y una hoja de ruta que permita compartir, debatir y fortalecer los acuerdos y conclusiones del evento y contribuya a construir una propuesta continental de política pública para pueblos indígenas”.

Al final del foro se aprobó un documento que entre otras cosas señala: “… esta Minga de la Palabra reafirma que la comunicación es integral para los pueblos indígenas,  presente en todos los ámbitos del territorio, por esto es fundamental para nuestras familias, comunidades, procesos organizativos, resistencias y planes de vida. Nuestra comunicación natural nos identifica como seres colectivos, porque siempre estamos intercambiando, dialogando, sintiendo, pensando, soñando y expresando en comunidad. Tiene como fundamento una ética y una espiritualidad donde los contenidos, los sentimientos y los valores son esenciales para la vida y la convivencia entre los seres. Por eso para los pueblos indígenas es fundamental la relación con los espíritus, con el agua, con el fuego, con el viento, con las plantas, con los animales y con todos los hijos de nuestra Madre Tierra. Igual que cuando recorremos nuestros territorios ancestrales,  cuando escuchamos, cuando nos armonizamos con nuestros guías espirituales, cuando caminamos la palabra de los pueblos en defensa de la vida y del territorio.

Impresiona la cantidad y calidad de iniciativas de comunicación e información indígena que hay en Colombia; en este foro estaban representadas casi todas ellas, agencias de información, grupos de video, radios indígenas comunitarias. Algunas tienen una trayectoria tan sólida como el Tejido de Comunicación. Todas estas organizaciones hablan de la comunicación como un “caminar de la palabra”.

A través de las fronteras los indígenas colombianos han formado alianzas estratégicas para mantener un diálogo intercultural. En el foro se hicieron presentes delegaciones de Chile (Mapuexpress), de Perú (ALER y SERVINDI), Canadá (Co-op Radio), Estados Unidos (Prometheus), México (Radio Jenpoj), Argentina (Kona Producciones), Ecuador (Ecuarrunari), entre otras.

El foro se transmitió en vivo a través de la red de ALER y de otras emisoras y páginas web. Las nuevas tecnologías estaban por doquier entre los participantes: computadoras, teléfonos celulares y tabletas, cámaras de video y fotografía, etc. Mientras algunas mujeres “tejían la palabra” (literalmente, intervenían en los grupos mientras ocupaban las manos tejiendo bolsas), los documentos, fotografías y videos se transmitían en tiempo real a través de muchos medios.

Vilma Almendra (ACIN)
En este proceso de construir una plataforma comunicacional, a veces el lenguaje de la tradición y de la cultura hace que los pronunciamientos sean menos estratégicos y se coloquen en una perspectiva de defensa, y no de propuesta. En ocasiones se nota en el discurso una actitud de exigir mayores espacios, pero no de expresar la riqueza del aporte de la cultura y de la comunicación indígenas en la construcción de país.

Prevalece también en el discurso una visión instrumental de la comunicación que proviene de confundir información con comunicación. Se habla más de medios y mensajes (información), y menos de procesos de comunicación. La necesidad de fortalecer medios propios es justificada, pero sería importante que desde una perspectiva indígena se aporte con el concepto de “territorio de la comunicación”.  Es decir, no se trata solamente de comunicar “para” o “sobre” el territorio, sino de concebir un territorio de comunicación donde se entrelazan la cultura, el conocimiento ancestral y la defensa de la naturaleza.

El derecho a la comunicación podría integrar la plataforma de reivindicaciones entre otros derechos fundamentales como la vida, la identidad, el territorio, o la salud,  trascendiendo el concepto de libertad de expresión y derecho a la información, sin olvidar que comunicación es participación. 

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La palabra sin acción es vacía,
la acción sin la palabra es ciega,
la palabra y la acción por fuera del espíritu de la comunidad
son la muerte.
                             —Pensamiento Nasa